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La mole de hielo, llamado A-23A, está atrapado en las aguas poco profundas de la isla Georgia del Sur, donde está perdiendo su borde, erosionado por las olas; ha perdido más de 360 kilómetros cuadrados entre el 6 de marzo y el 3 de mayo, un área aproximadamente el doble del tamaño de Washington DC.
La Antártida y la Amazonía representan dos de los ecosistemas más importantes del planeta.
Se trata de una experiencia de cine inmersivo que acerca los paisajes blancos para hacer un llamado a la protección del 30% del océano Antártico para 2030.
Ana Cecilia Espinosa García, técnica académica del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, adscrito al Instituto de Ecología de la UNAM, explicó este martes en Aristegui en Vivo que adherirse al acuerdo, que data de 1959 y ha sido firmado por 55 países, entre ellas 11 naciones latinoamericanas, traería como utilidad el conocer la biodiversidad de la región para enfrentar la crisis climática que ya estamos sufriendo en regiones de nuestro país.
En 1959, 12 naciones firmaron el Tratado Antártico del cual actualmente 58 países ya forman parte; México no se ha sumado a este acuerdo.
El iceberg A23a parece haber encallado cerca de la isla subantártica de Georgia del Sur; la mole de casi un billón de toneladas se desprendió de la plataforma de hielo Filchner de la Antártida en 1986 y, tras permanecer varado en el lecho marino del mar de Weddell durante más de 30 años, ha estado a la deriva desde el 2020.
El nuevo iceberg A-84, cuya extensión es de 30 kilómetros de largo por 17 kilómetros de ancho, ha pasado el verano austral 2024-2025 del hemisferio sur rebotando en partes de la costa antártica; se ha desplazado 250 kilómetros desde su punto de origen.
Un estudio dirigido por Dartmouth y realizado por más de 50 científicos del clima de todo el mundo proporciona la primera proyección clara de cómo las emisiones de carbono pueden impulsar la pérdida de la capa de hielo de la Antártida
Los científicos indicaron que el desprendimiento del bloque es el tercero importante en esa área en los últimos cuatro años.
Después de medio siglo de incertidumbre, científicos resuelve el misterio de una rara abertura de agua en la Antártida, conocida como polinia. El estudio, publicado en Science Advances, revela cómo esta abertura de 40 mil kilómetros cuadrados persistió durante los inviernos de 2016 y 2017 en el hielo marino antártico, gracias a la interacción entre la geografía y las corrientes oceánicas.