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"Abandonar a los productores nacionales, apelando a las nociones más extremas del liberalismo económico, presumiendo que cuentas con los dólares para comprarlos más baratos en el mercado internacional, es una apuesta suicida".
Cargill, Maseca y Minsa, están pagando la tonelada de maíz a 4 mil 200 pesos, cuando los costos de producción y los requerimientos de capitalización reclaman un precio de 7 mil pesos por tonelada.
No han sido pocas las veces en que López Obrador ha ponderado la figura del presidente norteamericano que sacó a los Estados Unidos de la gran depresión de finales de los años veinte, pero el desprecio del presidente mexicano por los productores agrícolas, lo acerca doctrinariamente a John Williamson.
Las estimaciones del gobierno, es que las denostaciones del presidente a los productores y su conducta desdeñosa y refractaria frente a las protestas, terminaría por constituirse en el muro de los lamentos y la desmoralización.
La "contingencia de mercado" ha puesto a más del 70% de los productores nacionales de trigo, maíz y sorgo en la fila de la bancarrota.
Pocos episodios en el ejercicio de gobierno actual, han mostrado con tanto acento la convergencia del prejuicio y la cobardía, como en el trato irresponsable que el presidente Andrés Manuel López Obrador le ha dado a la crisis emergente del campo mexicano, resultado de la caída en los precios internacionales del trigo, el maíz y el sorgo. El prejuicio se expresa en las denostaciones clasistas del presidente en contra de los productores de las regiones graneleras del país, y la cobardía, al aliarse con los corporativos y grandes importadores de alimentos que durante los últimos meses han gozado de todos los privilegios para inundar el mercado nacional de productos agroalimentarios, sin ninguna restricción arancelaria, como tampoco sanitaria.
Durante su campaña presidencial en 2018 López Obrador prometió política de precios de garantía para todos los productores, algo que no ha hecho.
Los desastres no se cocinan en meses y el derrumbe en los precios del maíz y el trigo, junto al incremento desmesurado en los costos de producción que se registran en la presente coyuntura, son un viejo absceso que ahora expulsa su pus.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición reveló que el 20 por ciento de los hogares mexicanos registran una inseguridad alimentaria severa.
Importarlos le ha salido más caro al país y a los mexicanos.