Gubernatura de San Luis Potosí: ¿sufragio efectivo o indefinición? | Artículo

Al final del día, quizá volvería a tener razón el genio político de W. Churchill cuando afirmaba: “Algunas personas cambian de partidos por el bien de sus principios, otros cambian sus principios por el bien de sus partidos”.

mayo 31, 2021 6:08 pm Published by

Miguel Eraña Sánchez

Sólo faltan unos días para saber si tras la cita cívica del 6 de junio podrá bajar la fiebre política que se está viviendo en San Luis Potosí, bien sea por definirse cuál de las fuerzas captó ahí el peso electoral indudable, o por anunciarse un poselectoral difícil -con jornadas litigiosas y recuento de votos- que implicarían el sobrecalentamiento del clima público en la entidad.

Si bien tal disyuntiva sería lo propio de una democracia -como los inciertos resultados observados a la fecha-, el verdadero reto estará en que los árbitros (OPLE, INE y tribunales) acrediten su labor, así sea de panzazo, a partir de desterrar resoluciones con impericias y tufos parciales como algunos de reciente factura. También faltaría ver que el gobernador Carreras siga de rara avis sin interferir en la contienda, evitando así posturas sucias como las de dos predecesores que en momentos distintos hicieron lo contrario.

Piperinblue

Piperinblue

De cierta manera, este proceso electoral está dejando otras lecciones todavía por aprenderse, las cuales enuncio enseguida y de forma breve:

Primera. Necesidad de poner freno al rol desnaturalizado de “encuestas” -sin control ninguno de autoridad-, dado que las casas más chafas (y cero profesionales) han ido de medir el tracking electoral diario a imponer atracos en diarios y redes con favorecimientos forzados para partidos/candidatos comprantes de esos servicios de cuasi prostitución demoscópica.

Sin embargo, dicha intoxicación bajará de tono en estos días previos a la veda propagandística, cuando algún puñado de encuestadoras que sí cuidan prestigios (u otras prestas a salvar lo posible), y el propio elector solitario en casilla, acaben poniendo en sitios más racionales a partidos y coaliciones que abusaron de ese escuestómetro frívolo y encarecido.

De ahí que pocos podrán extrañarse del caso potosino, en tanto que se verá un cierre de resultados en gubernatura y otros cargos en disputa que estarán más acordes con el rumbo de los comicios intermedios nacionales: el éxito o fracaso de fuerzas será a la vez referéndum gubernativo local y nacional inescapable, como también espejo de la (sub) cultura y prácticas políticas que tomen más peso a la hora de la hora.

Segunda. Por las razones anteriores, es casi seguro que coaliciones como las del PRI/PAN/PRD/CP y la del PV/PT -cuyos abanderados son Pedroza y Gallardo- finalmente verán disipada la quimera de ir por 40 o más puntos al cierre (al caer en bolsas de aire por debajo de 25), como resultado de otro craso error de cálculo androcéntrico: el reempeño de dichos personajes o sus estrategas por medirles dentro de encuestas a pedido, viéndolos solo en varonil duelo final.

Sin duda, esto implicó una clara desconsideración a la candidata emergente de MORENA en dichas mediciones, lo que encerraría una modalidad silente de mansplaining (micro y macro machismos que deberían inexistir entre géneros), pero lo cierto es que esto se capitalizó de más por Mónica Rangel, quien así pudo realizar un trabajo tenaz y con buena libertad para llegar al podio final. La encrucijada está en saber cuál de los dos varones logrará controlar mejor su desplome, para que al día de la jornada uno de ambos mire a la candidata frente a frente y a la que, por impreparación y atavismos, esquivaron en campaña. Cosas veredes.

 

Tercera. Pero no siendo las elecciones soliloquios de candidatos sino conjugación de factores y personas, ya descorrido el velo, se verá cómo esas múltiples opciones colaron en emociones de la o el elector (y en cuál grado quedó su libertad electiva y arraigos de su cultura política). Y con la propia (in) clemencia cívica en urnas se dará también calificación cierta a una serie de actores que dispensaron sazón, estrategias o fallos en las contiendas, lo que mañana seguramente servirá para analizar cuánto sumó o restó al peso electoral cada uno de ellos.

Pero al final del día contará más que las elecciones siguen sirviendo al pueblo para evaluar a su cuestionada clase gobernante y ver a quiénes reprueba o salva a su discreción. Y así volvería a tener razón el nada extinto genio político de W. Churchill cuando afirmaba: “Algunas personas cambian de partidos por el bien de sus principios, otros cambian sus principios por el bien de sus partidos”.

Getty

Getty

 

El autor es profesor-investigador TC de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, catedrático de Derecho Electoral y Parlamentario, así como de Derechos Humanos.

placeholder
Tags: , , ,

Contenido relacionado

placeholder