Si tenemos que vivir en otro planeta, ¿cómo nos afectará su gravedad?

Un grupo de científicos de la NASA y de la Universidad de Exeter confirma que la fuerza de gravedad fuera de la Tierra afecta los genes de cualquier organismo.

noviembre 29, 2020 9:00 am Published by

Por Julio García G. / Periodista de Ciencia

Llevar seres humanos a otros planetas quizá no sea una empresa tan sencilla como se creía. No solamente por la hazaña técnica que representa, sino también por los cambios fisiológicos que podrían tener los futuros viajeros espaciales.

Los organismos en la Tierra están diseñados, por presión evolutiva, a estar en condiciones de gravedad específica. Y ello lo confirma un nuevo estudio, publicado el pasado 25 de noviembre en la revista iScience, donde científicos de la Universidad de Exeter y del Laboratorio de Genética de la NASA, afirmaron que tanto la microgravedad como la hipergravedad afectan a las células a nivel genético.

La primera se refiere a estar ante la influencia de gravedad muy baja o casi nula (menor a la que ejerce la Tierra), esta la experimentan, por ejemplo, los astronautas que se encuentran a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) y que giran en una órbita alrededor de nuestro planeta.

Por su parte, la hipergravedad significa estar bajo los efectos de la gravedad, pero mayor a la que experimentamos en la Tierra. Se puede simular artificialmente en un laboratorio (lo hicieron en la EEI) a través de una máquina centrifugadora que produce un movimiento de rotación constante que imita a la fuerza de atracción gravitatoria.

Con este nuevo experimento, es la primera vez en muchos años que con bastante detalle se han observado los efectos que tienen tanto la microgravededad como la hipergravedad. Concretamente, su influencia en el ARN (Ácido Ribonuclécico) de los gusanos Caenorhabditis elegans, organismos transparentes que miden aproximadamente 1 milímetro de longitud.

Cuando llevaron estos gusanos a bordo de la EEI, los científicos observaron alteraciones en más de mil genes, que incluyen aquellos que regulan los procesos de las neuronas (las células del cerebro) y los procesos metabólicos.

Los investigadores no descartan que se “requieran de investigaciones más profundas para analizar los cambios moleculares observados”, no solamente en el caso de este gusano, sino en otras especies.

Sobre los efectos de la microgravedad y la hipergravedad en organismos vivos ya se han hecho estudios previos pero muy limitados. Incluso, se han llevado roedores y otros animales a la EEI, así como a viajes en transbordadores espaciales, pero, por cuestiones de logística y de presupuesto, se han limitado solamente a 20 ejemplares o menos.

Uno de los objetivos de la especie humana es colonizar otros mundos, porque habrá un punto en que nos tengamos que marchar. Quizá debido a que nuestro planeta dejará de ser sostenible (posiblemente habremos consumido todos sus recursos), o porque el Sol habrá agotado todo su combustible y será difícil adaptarnos a una Tierra bajo un invierno eterno.

Esto se traducirá en muchos retos. El más importante será nuestra salud, porque nos enfrentaremos al problema de la adaptación, donde la gravedad en el planeta al que lleguemos será seguramente mayor o menor que en la Tierra.

Los resultados de esta nueva investigación se pueden consultar completos en el siguiente enlace:

https://www.cell.com/iscience/fulltext/S2589-0042(20)30931-7

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