“Esther Seligson hizo de la raíz del individuo su laboratorio”: Geney Beltrán
El escritor y crítico publica ‘Narrativa reunida’, un volumen que reúne la prosa de una autora hoy considerada de culto.

Por Héctor González
El 8 de febrero de 2010 murió Esther Seligson, a los 68 años. Narradora, ensayista, e investigadora incansable de la naturaleza humana y su relación con lo espiritual, la escritora no siempre recibió el reconocimiento de la crítica. Apenas en años recientes y gracias al trabajo de críticos como Geney Beltrán (Culiacán, 1976), su obra toma un segundo aire que parece alcanzar a las nuevas generaciones donde es considerada una autora de culto.
Con el fin de renovar el interés por su literatura, el Fondo de Cultura Económica recién publica Narrativa reunida, un trabajo que cuenta con la edición y prólogo del propio Geney Beltrán y que propone una relectura de la trayectoria de una escritora fuera de serie.
¿Cuánto tiempo te tomó trabajar en esta Narrativa Reunida de Esther Seligson?
Hace 12 años empecé a armar esta compilación. La idea era fijar los textos y buscar un espacio para que pudiera tener una difusión. Coincidió que salió este año, cuando curiosamente se cumplen 15 años de la muerte de Esther. En el camino aparecieron otros volúmenes en otros sellos que le han dado visibilidad a su obra.
¿Qué tipo de vitalidad sigues encontrando en la obra de Seligson?
Cuando estaba en la recta final para la publicación de este libro releí toda su narrativa con cierto orden y eso me permitió afinar y darle una perspectiva mayor al prólogo. Fue un ejercicio que me impresionó porque encontré perspectivas que no había considerado. Tuve la suerte de conocerla y poder preguntarle sobre su obra, eso me permitió valorar de otra forma la fuerza de su prosa. En la escritura de sus primeros textos hay una búsqueda poética muy marcada sobre las posibilidades que tiene la belleza de ayudarnos para recuperarnos de las dificultades humanas y para conocer las emociones humanas. Esto es algo muy fresco y poderoso que da perdurabilidad a su obra porque la belleza de la que ella habla es algo que nunca va a caducar. El hecho de que haya dejado una prosa tan robusta y con un estilo tan personal, es resultado de que fue una lectora de poesía de toda la vida y de que su espíritu siempre estuvo virado hacia el asombro y la inclusión, esto es algo que enriquece nuestro vínculo con la realidad. Creo que eso es algo que ha encontrado resonancia con las nuevas generaciones. A la par está su capacidad de escarbar en la raíz de nuestras emociones y funciones. Su obra es intimista y de gran profundidad psicológica, individualiza el mundo interior de sus personajes con mucha precisión. Las instancias de estos personajes son pautas en las cuales el ser humano pasa por situaciones de vulnerabilidad, de autocuestionamiento, el gran riesgo que significa buscar una respuesta de los otros, como suele ocurrir en las relaciones amorosas, y no encontrarla o encontrarla de manera insuficiente. La impronta psicologista, intimista de su obra va de la mano con una escasa presencia de temas sociales, políticos o históricos. Esa es una de las razones por las cuales ella fue una suerte de autora de culto y poco conocida. Su laboratorio era la raíz del individuo y he descubierto que eso resulta profundamente atractivo a los jóvenes.
Hay además una búsqueda espiritual interesante, de hecho, tú has escrito sobre eso.
Sí. Esta es otra de sus facetas, la búsqueda del “otro”, en el caso de Esther puede ser Dios o la la trascendencia, lo que va más allá de lo humano. El tema de las relaciones interpersonales es algo muy presente, tanto en lo familiar como en lo amoroso, pero hay un acercamiento que creo que sí puede ser activado como místico. Esto no se nota en sus primeros trabajos, de joven era más desencantada y mantenía una posición de rechazo a su raíz judía. Con el tiempo descubrió que tenía una gran curiosidad por conocer el pensamiento religioso, no solo del judaísmo, sino también de otras tradiciones religiosas, sobre todo las de India, así lo constatamos en su novela corta La morada en el tiempo, que es una búsqueda en torno al silencio de Dios, ante las interpelaciones del ser humano. Podemos ver planteamientos similares en cuentos posteriores, donde explora la soledad del ser humano en su búsqueda de la trascendencia, esta es una característica inusual en la ficción latinoamericana. La suya fue una búsqueda muy personal.
¿En este sentido cómo podrías explicar su proceso creativo?
Es un proceso de duda, de búsqueda y mucho cuestionamiento. Esther no era una creyente fácilmente etiquetable. No es que el acercamiento a la religión le trajera paz o comunión, era una exploración combativa, de mucha curiosidad intelectual y al mismo tiempo de una postura crítica ante la entidad de lo divino que estaba buscando, esto es algo interesantísimo en su obra. Sobre La morada en el tiempo, me dijo que tenía la sensación de no haberlo escrito ella sino de que fue dictado, que ella solo había sido una medium o un canal a través del cual algo se manifestó y que ella necesitaba escribir. La primera versión de esa novela la escribió en pocas semanas, porque sentía que estaba como poseída por su necesidad de explorar lo divino, este es uno de sus libros más complejos y menos estudiados.
Ahora que revisaste la narrativa de Esther Seligson, ¿cuáles crees que son sus libros que más te conmueven?
El tomo de Narrativa reunida empieza Todo aquí es polvo, su último libro. Al principio pensaba en hacer una novela, pero con el paso de la escritura quedó como un ejercicio de memorias o autoficción, tiene una prosa bellísima, es introspectivo y cuenta la historia de su padre, su madre, su hermana, sus amistades de su infancia, sus viajes. Es un libro híbrido, con elementos autobiográficos, pero también con una impronta ensayística clara. Otros títulos notables son Sed de mar, una obra breve que es la supuesta correspondencia de Penélope y Ulises, es un tratamiento sobre la lejanía del ser amado. Un libro distinto es Hebras, creo que aquí llega a su punto máximo, a su punto culminante, en la exploración del ser en la distancia breve, en lo que llamamos cuento o relato, en algunos casos hay hasta minificciones y hay aforismos. Creo que estos tres libros muestran sus diferentes facetas. Literariamente, sin duda va a perdurar La morada en el tiempo, esta novela mística sobre la historia judía y la relación con Dios.
¿La crítica ha colocado a Esther Seligson en el lugar que se merece?
Esther colaboró en Plural y en Vuelta, sin embargo, alguna vez me comentó que en esas revistas nunca le reseñaron sus libros. Eso me sorprendió porque yo pensaba que era cercana a ese grupo, de hecho, Octavio Paz la respetaba. Ganó el Premio Villaurrutia con Otros son los sueños, pero lo cierto es que no hubo una construcción de un discurso crítico en torno a esta obra y a la trayectoria de Esther. En cambio, en la academia sí ha habido algunos estudios o tesis alrededor de su obra y su vida. Era un personaje un poco asimilable, estaba en México, pero viajó mucho. Otro punto es que no tenía una personalidad fácil, no era dada a las relaciones públicas, detestaba la hipocresía y en eso era muy congruente. El hecho de que no adaptara sus formas para integrarse a grupos literarios poderosos le cobró una factura. Afortunadamente he visto con sorpresa, que algunos de los libros que se han publicado alrededor de su obra en los últimos años, han tenido muy buena respuesta entre reseñistas que la están descubriendo y se están apropiando de su obra de una manera muy genuina.

Contenido relacionado
