‘El arte es una experiencia y así hay que enseñárselo a los niños’: Ekaterina Álvarez

La editora y escritora habla de su libro ‘¿Dónde está Arte?’, título que será presentado el próximo 3 de marzo a las 15:00 horas, en el auditorio Bernardo Quintana durante la FIL de Minería.

febrero 28, 2024 2:36 pm Published by

Por Héctor González

Otta y su mejor amigo Artemio, un perro travieso como pocos, emprenden la búsqueda de El Tesoro de Huesos. Su recorrido toma un rumbo inesperado cuando Arte, como dice a su mascota, se pierde dentro del Museo Nacional de Antropología.

Con el objetivo de contar una historia divertida y entretenida, Ekaterina Álvarez, actual responsable del área de publicaciones del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, escribe ¿Dónde está Arte? (Alfaguara infantil), un relato ilustrado por María del Mar Álvarez y Emilio Ramos, que busca acercar de una manera más sensorial e intuitiva que académica, a los niños y jóvenes al arte.

¿Cómo nace la idea de ‘¿Dónde está Arte?’?

De la necesidad de acercar a los niños al arte y a los espacios culturales desde el juego. Quería quitarles toda la carga seria, aburrida o académica que tienen. La fórmula no es obligarlos a leer sino sensibilizarlos por medio de otras estrategias y en mi caso del relato de una niña persiguiendo a su perro por los museos de la ciudad. Si a los niños no se les queda algo de los espacios o las obras que recorre, por lo menos que se encuentren con una historia entretenida sobre una persecución y de la búsqueda del Tesoro de Huesos de su perro.

¿Crees que hace falta guiar a los niños hacia los museos? ¿Te parece que es demasiado seria la forma en que se educan en este sentido?

Tanto los adultos como las infancias estamos distanciados de este tipo de espacios porque preferimos que todo nos llegue por medio de las pantallas de nuestros dispositivos, de ahí mi interés por usar un cuento como el hilo conductor de un recorrido por los periodos históricos del arte, empezando por los periodos prehispánicos hasta llegar a los museos. También quería darle voz y vida a quienes trabajamos en los museos, humanizar a un guía o un curador. El libro propone un viaje en distintas escalas, pero siempre intentando que sea entretenido, en ese sentido las ilustraciones son fundamentales para crear una atmósfera que le permita a la protagonista ensoñaciones y el descubrimiento de que todo lo que ve está relacionado con su memoria.

A los museos se les ha criticado por funcionar como sitios faranóicos, pero en tu libro son lugares donde pasan cosas.

Claro, cuando la niña tiene su anagnórisis o viaje interior es porque establece un diálogo interno con Nahui Ollin. Cuando llega al gran paraguas del Museo de Antropología piensa que está ante una nave nodriza de extraterrestres y eso la remonta a las historias que le contaba su abuela sobre extraterrestres; al llegar al jardín escultórico del Museo de Arte Moderno ve a los conservadores y se imagina que son astronautas por como están vestidos. Varias niñas y niños me han dicho que les parece fascinante la forma en que ella construye un universo a partir de los momentos de interacción. Algo más que me interesaba enfatizar es la importancia de la voz femenina dentro de las tradiciones orales, por eso regresa constantemente a la voz de su abuela, de su mamá o las obras mismas.

¿Crees que los planes educativos necesitan promover un acercamiento al arte más sensorial o intuitivo?

Totalmente, no necesariamente es bueno apegarlos a una historia rígida o pegada a una curaduría seria. ¿Qué son las fotos o las esculturas? ¿Qué es el arte virreinal? ¿Por qué un biombo gigante en el Museo Franz Mayer o un jardín en el Museo de Arte Moderno?, estas son algunas preguntas que me interesa responder desde las emociones, la empatía y la diversión.

¿Cómo explicarle a un niño o joven que es el arte?

El arte es una experiencia que está dentro de uno y en los sentidos, la protagonista descubre que está en las emociones, en la memoria, en aquello que la estimula, en la mirada de una niña fotografiada por Álvarez Bravo, al final una conclusión es que el arte es la vida misma y así es como deberíamos enseñárselo a los niños.

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