‘La pandemia cambiará la forma en que los jóvenes se relacionan con el mundo’: Benito Taibo | Video

El escritor reedita ‘Persona normal’ con diez capítulos nuevos y escritos durante el confinamiento.

junio 27, 2021 7:15 am Published by

Por Héctor González

Fue en 2011 cuando Benito Taibo (Ciudad de México, 1960) publicó Persona normal (Destino). A partir de las aventuras de Paco y Sebastián, el narrador tendió un puente que diez años después sigue sumando cómplices y lectores.

A fin de celebrar la primera década de la novela que cambió la vida de Taibo, el escritor la vuelve a ponerla en circulación con un plus: una decena de capítulos nuevos realizados durante el confinamiento. “Se me antojaba ver cómo los personajes reaccionan ante una situación como la actual, pero también darles un respiro a los adolescentes que sufrieron y siguen sufriendo con el encierro”, apunta en entrevista.

La vigencia de Persona normal es ejemplo de cómo los libros no mueren e incluso se vuelven compañeros de viaje.

Sigo sorprendido de que diez años después siga en el gusto de los jóvenes. Hoy, la vida de un libro en librerías es de dos o tres meses y después empieza a desaparecer, pero gracias a los chicos que lo han adoptado y se volvieron mis cómplices, Persona normal sigue tan campante. La edición de décimo aniversario tiene diez capítulos extra escritos durante la pandemia. Se me antojaba ver cómo los personajes reaccionan ante una situación como la actual, pero también darles un respiro a los adolescentes que sufrieron y siguen sufriendo con el encierro. Son jóvenes que estaban ansiosos por salir y dar su primer beso, por estar con sus amigos y probar las cosas del mundo, pero de pronto los metimos en casa y les cerramos la puerta. Mi propósito era aliviarles un poco sus pesados días de encierro.

¿Cómo seguir conectando con quienes hace diez años eran jóvenes y a la vez con quienes hoy lo son?

Fue curioso. Abrí la computadora para ponerme a escribir y fue como si me encontrara con viejos amigos a los que nunca dejé de ver. Al menos en mi cabeza estaban vivos y no habían envejecido un ápice, aunque yo sí. Tal vez algunos lectores avezados notaran los cambios, porque es verdad que a partir del año pasado todo cambió. Vivimos una nueva normalidad y todavía no sabemos lidiar con ella. Sucede lo mismo con mis personajes, lo que sí queda claro es que hay dos factores importantísimos para la sobrevivencia: la ciencia y la literatura.

Que son las columnas de las diez entregas nuevas.

Sí, además de la necesidad imperante de rescatar palabras y acciones como solidaridad y empatía u otredad. Ahora me parecía idóneo subrayar que solo podremos salvarnos en comunidad. Solos no saldremos adelante. No somos islas, por lo menos necesitamos ser archipiélagos para que funcione la civilización.

Una de los mayores retos al escribir para jóvenes es mantener la conexión a través del lenguaje. ¿Cómo lo trabajaste?

Use un lenguaje neutro, lo más claro y sencillo posible. Es decir que sea entendible para un lector colombiano, peruano o de Iztapalapa. Uno de los grandes logros de la novela y de mi trabajo con los jóvenes es la sinceridad. No les meto ningún bulo ni intento engañarlos. Simplemente se trata de contar historias, para eso estoy aquí. Tengo el enorme privilegio de poder contar historias.

¿Cambió tu vida a partir de Persona normal?

Fue un libro que cambió mi vida y todo mí alrededor. De pronto miles de jóvenes se me acercaron pensando te tendría una palabra que pudiera servirles. Me puso una loza de responsabilidad y desde entonces soy más cuidadoso con las cosas que digo. Los chicos me ven como un par y cómplice, no como un maestro. Me ponen atención y por ende me he convertido en un ser más prudente lo cual no está mal. En estos tiempos de irascibilidad y enfrentamiento está bien intentar mirar con los ojos del otro y tender una mano para evitar los naufragios de la vida cotidiana.

Es una responsabilidad, ¿no?

Totalmente, pero la asumo con gusto. No solo adoptaron al libro, me adoptaron a mí como si fuera uno de la banda y en ese sentido estoy muy contento. Me siento como un vampiro que se alimenta de almas más jóvenes, no de sangre por supuesto, pero sí de ideas y maneras de ver al mundo. Cuando los chicos leen no solo ven las palabras en el papel, se leen así mismos. En ese sentido, tengo que aprender a leer con sus ojos para poder contar.

Para muchos tal vez Persona normal sea la puerta de entrada a la literatura…

Imagínate, menuda responsabilidad. Siempre digo que empiecen por donde quieran al final todos los caminos conducen a Cortázar.

¿Cuál es tu Cortázar favorito?

Todo, desde “La autopista del sur” a La Maga; los cronopios y las famas.

¿Eres más cronopio o fama?

¡Qué buena pregunta! No lo sé. Creo que cronopio, pero tendría que hacer un severo análisis. Me veo más como uno de los tiempos encerrados en “La autopista del sur”, que se convirtió en una gran metáfora para la pandemia que estamos viviendo. Todos estamos encerrados y necesitamos convivir mientras se quita el tapón y podemos volver a la “normalidad”.

¿Durante el tránsito a la normalidad estamos atendiendo a los jóvenes o se quedan al margen de discursos como el político?

Necesitamos ser más observantes de lo que pasa con los jóvenes, con la lógica de que el virus no los afecta los estamos dejando a su suerte. Los estragos de la pandemia serán largos y creo que transformarán su manera de relacionarse entre ellos y con el mundo. Nos hace falta acompañarlos para decirles que el mundo será diferente, pero que a la vez tendrán injerencia para transformarlo de la mejor manera posible.

¿Los sistemas educativos tendrán que replantearse?

No soy un especialista en sistemas educativos, pero estoy seguro que las escuelas encontrarán nuevas formas. Los jóvenes están creando su propio canon. Debemos olvidar el canon literario que heredamos y consideramos como el Santo Grial. Los chicos están leyendo y organizando el propio.

¿Te preocupa cómo conectar con los jóvenes que exigen otro tipo de lenguaje o contenidos?

No, han crecido conmigo y yo he crecido con ellos. Necesito ofrecerles nuevas historias con su tiempo, momento y mundo. Hay que hacer una investigación más profunda para seguir creciendo y experimentar.

 

 

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