Lecturas sobre la elección en el Estado de México | Artículo

Si bien la elección de la próxima gobernadora del Estado de México no está investida del determinismo que se le quiere dar, no hay duda de que los resultados de esta tendrán efectos inmediatos.

mayo 27, 2023 5:01 pm Published by

Por Rogelio Muñiz Toledo

“La política se reduce con demasiada
frecuencia a la táctica y al corto plazo”

Michel Rocard *

Nada está escrito en la elección del próximo 4 de junio en el Estado de México y no existe nada que justifique el determinismo que muchos quisieran darle a estos comicios como condición inicial definitoria del resultado de la elección presidencial de 2024. A pesar de que el Estado de México es la entidad federativa más poblada del país, con alrededor de 17 millones de habitantes; que tiene la Lista Nominal más grande, con más de 12.5 millones de electores; y que es la segunda que más aporta al Producto Interno Bruto de México, con poco más de $2.2 billones en 2021; no hay bases para demostrar tal determinismo.

Las lecturas que buscan caracterizar a los comicios para la gubernatura del Estado de México como “definitorios” o “clave” para la elección presidencial del año siguiente sobrevaloran el impacto de los resultados de una elección estatal sobre una presidencial en un proceso electoral en el que además se renovará en su totalidad el Congreso de la Unión y que será concurrente con elecciones locales -legislativas y municipales- en las entidades federativas, incluidos los comicios para renovar 8 gubernaturas y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Sin embargo, si bien la elección de la próxima gobernadora del Estado de México no está investida del determinismo que se le quiere dar, no hay duda de que los resultados de esta tendrán efectos inmediatos en los procesos políticos en los que, en los próximos meses, se definirán y acordarán la formación -o no- de la alianza opositora, las candidaturas presidenciales -la oficial y las opositoras- y las estrategias políticas y electorales del presidente de la república y su movimiento político, de los partidos de la oposición, de los grupos de la sociedad civil y de las y los aspirantes a la presidencia de la república y a los gobiernos locales.

El carácter determinista que reiteradamente se le ha querido dar a la elección de la gubernatura del Estado de México respecto de los comicios presidenciales del año siguiente no se sostiene a la luz de los resultados de dichas elecciones durante el periodo de alternancia en la presidencia de la república. En 1999, 2005, 2011 y 2017 el PRI ganó la gubernatura del Estado de México, pero en 2000, 2006 y 2018 no pudo ganar las elecciones presidenciales ni como partido gobernante ni como opositor: en 2000 y 2018 perdió la presidencia y en 2006 no pudo vencer al gobernante Partido Acción Nacional. Solo al triunfo de 2011 le siguió el de la elección presidencial de 2012, en esa ocasión el PRI se presentaba nuevamente como partido opositor, luego de dos periodos de gobierno del PAN.

Tal determinismo no se sostiene porque en las democracias la incertidumbre en el resultado de la elección es una característica de los comicios competitivos y en los que se garantiza la integridad electoral. Incertidumbre que es producto no solo del libre ejercicio del voto de las y los ciudadanos, sino de una multiplicidad de factores que inciden en la definición de las candidaturas, en la construcción de las alianzas electorales, en el diseño e implementación de las estrategias de campaña -incluyendo las imprevisibles circunstancias presentes en toda elección- y en la decisión final del electorado.

Foto: Cuartoscuro

Una lectura adecuada del resultado de la elección en el Estado de México sería muy valiosa para los partidos y la clase política. Del análisis objetivo de los resultados del 4 de junio se podrían obtener conclusiones útiles para la toma de decisiones de cara no solo a la elección presidencial sino para todos los comicios a celebrarse en el 2024. Los efectos del triunfo de unos, y las consecuencias de la derrota de otros, crearán incentivos o desánimo; estimularán la conjetura, el cálculo político e incluso las teorías de la conspiración; alterarán estrategias y obligarán a revisar definiciones previas. El cambio en las expectativas modificará o romperá acuerdos y podría impulsar nuevos convenios, pactos y alianzas.

Si el triunfo es para la candidata de Morena/PVEM/PT, se podría hacer una lectura de la que se desprendieran las siguientes conclusiones: persiste la tendencia a la alternancia observada durante todo el ciclo electoral 2018-23; López Obrador es un activo para Morena; la polarización y las elecciones plebiscitarias -4T versus antiguo régimen- han sido redituables para las candidaturas de Morena y estas han sido refractarias a la crítica por su mala actuación en el Gobierno o por su bajo perfil; las oposiciones han reiterado la fallida estrategia de presentarse como alianza opositora donde eran gobierno y, salvo contadas excepciones, han sido incapaces de articular un discurso creíble sobre el cambio, de presentarse como alternativa de gobierno y de construir candidaturas competitivas.

Si triunfa la candidata del PRI/PAN/PRD/NA, sobre todo si lo hace por un margen estrecho, la lectura podría arrojar estas conclusiones: las oposiciones requieren candidaturas competitivas y estrategias diferenciadas para cada elección: presentarse como oposición donde lo sean -en la elección presidencial y en la mayoría de las gubernaturas del próximo año lo serán- y como una opción con políticas exitosas donde son Gobierno, sobre todo si este está bien calificado; las oposiciones deben evitar caer en el juego del presidente de hacer de los comicios una elección plebiscitaria en la que él es parte en la contienda; la alianza opositora -si la hay- debe diseñar una estrategia que incluya un programa de gobierno de coalición -con una agenda convincente- y no simplemente presentarse como una coalición que busca sacar a Morena del poder.

Independientemente del resultado, sería un error pretender extrapolar las condiciones de la elección en el Estado de México a la presidencial y las de los gobiernos locales en 2024. El próximo año la elección no será entre dos alternativas, podría haber al menos tres candidaturas competitivas; las oposiciones llegarán divididas a las elecciones -tal vez más de lo que se puede ver ahora- y Morena lo hará como partido gobernante a nivel federal y en más de 20 entidades federativas. Un ingrediente adicional, no obstante que las condiciones de la competencia serán distintas, algunos de los factores que explicarían el probable triunfo de Morena en el Estado de México seguramente estarán presentes en los comicios de 2024.

* Michel Rocard fue primer ministro del Gobierno de Francia
y europarlamentario del Partido Socialista francés

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