México vivo | Artículo de Ross Barrantes
Los fantasmas de la corrupción y la desigualdad siguen presentes, pero también surgen movimientos llenos de esperanza, liderados por jóvenes, mujeres y comunidades indígenas

Por Ross Barrantes*
Juan Rulfo, con su inmortal novela Pedro Páramo, nos transporta a un México que vive entre los ecos del pasado y las sombras del presente. Comala, el pueblo fantasma que sirve como escenario de esta obra, es mucho más que un lugar: es un reflejo de las heridas, los silencios y las memorias que siguen habitando en el corazón de México. Y ahora, mientras cerramos 2024, su mensaje se impregna con más fuerza, invitándonos a reflexionar sobre nuestra lucha por un futuro más justo y humano. En Pedro Páramo, los muertos hablan, caminan y sueñan. Rulfo nos recuerda que la historia y los recuerdos no desaparecen, sino que permanecen como un susurro constante. Este retrato de un pueblo atrapado entre la vida y la muerte también describe a un México contemporáneo que a menudo mira hacia atrás, buscando respuestas en un pasado glorioso o en las tragedias que nos marcaron.
Este 2024, ese diálogo con los muertos se refleja en nuestras luchas actuales. Nos encontramos enfrentando retos monumentales: un sistema de salud que pide a gritos equidad y eficacia, una educación que debe ser el pilar de un nuevo despertar y comunidades que anhelan justicia y dignidad. Los fantasmas de la corrupción y la desigualdad siguen presentes, pero también surgen movimientos llenos de esperanza, liderados por jóvenes, mujeres y comunidades indígenas que reclaman un país más inclusivo.
Pedro Páramo, como personaje, encarna el abuso de poder y el olvido institucional que han marcado a México. Su control sobre Comala es absoluto, pero su legado es un pueblo desolado. Este simbolismo en un 2024 donde seguimos cargando con sistemas que, en lugar de servir al pueblo, perpetúan desigualdades. Sin embargo, como México, los personajes de Rulfo también buscan redimirse. Esa búsqueda se traduce hoy en iniciativas que construyen redes de solidaridad en medio de las adversidades. Cada esfuerzo por mejorar nuestras escuelas, hospitales y comunidades es una forma de liberar a “Comala” de su letargo.
Aunque Comala es un lugar muerto, también es un espacio de memoria. Es un recordatorio de que enfrentar el pasado, por más doloroso que sea, es el primer paso para avanzar. En este cierre de 2024, México está aprendiendo a dialogar con su historia, desde la reivindicación de los derechos indígenas, afromexicanos hasta el reconocimiento de las mujeres y los jóvenes como agentes de cambio. Nuestro “Comala” moderno lo vemos en los movimientos sociales que luchan por un sistema de salud universal, en la demanda por una educación que no solo forme, sino que inspire, y en las comunidades que se organizan para construir espacios de paz. No se trata de olvidar el pasado, sino de usarlo como cimiento para un futuro donde todos tengan un lugar.
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Pedro Páramo no es solo una historia de fantasmas; esta novela nos invita a escuchar las voces del pasado, pero también a responder con valentía a los desafíos del presente. En este fin de año, mientras reflexionamos sobre lo que hemos vivido, recordemos que el cambio comienza en lo pequeño: en cada aula que recibe a un niño con hambre de aprender, en cada hospital que cura a una persona sin importar su origen, en cada comunidad que planta la semilla de la esperanza.
2025 nos espera con nuevas oportunidades. México, con su rica tradición cultural y su espíritu indomable, tiene la capacidad de transformar sus “Comalas” en espacios de vida y esperanza. ¿Estamos listos para dejar de ser sombras y convertirnos en luz? Que el próximo año sea un paso firme hacia un México donde el pasado inspire, pero no encadene, y donde cada acción nos acerque a un país más justo y humano. Gracias a Rulfo por esta novela que es una lección para México vivo. Gracias por leerme
* Abogada ambientalista

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