Publican mirada inédita al creador afrobrasileño que organizó los materiales existentes en la Tierra

El artista diagnosticado con esquizofrenia paranoide, produjo más de ochocientas obras internado en un hospital psiquiátrico de Río de Janeiro.

junio 26, 2025 1:22 pm Published by

Arthur Bispo do Rosario (Japaratuba, 1911 – Río de Janeiro, 1989) es uno de los artistas brasileños más apreciados del siglo XX. Diagnosticado con esquizofrenia paranoide, produjo más de ochocientas obras internado en la Colônia Juliano Moreira, una institución psiquiátrica a las afueras de Río de Janeiro —hoy convertida en el Museu Bispo do Rosário Arte Contemporânea—, donde vivió desde 1939 y se encomendó a su misión: organizar todos los materiales existentes en la Tierra para presentarlos el día del Juicio Final. Instrucción que recibió durante su reclusión en la celda No.10 del pabellón Ulisses Viana.

A cargo del artista venezolano Javier Téllez, Alias editorial publica Arthur Bispo do Rosario, Atlas, trabajo que propone una lectura inédita sobre el universo de este creador visionario, adoptando uno de los rasgos más representativos su obra: la taxonomía.

Estructurado por sesenta y cuatro entradas —como las casillas del ajedrez— el libro se construye a partir de conceptos y palabras clave recurrentes en el trabajo de Bispo para abordar detalladamente su complejidad. La edición incluye un catálogo a color con más de ciento veinte imágenes, constituyendo el primer estudio profundo sobre el artista en español.

“Podemos fácilmente imaginar el Atlas de Bispo do Rosario como un gran barco, un arca de
Noé que contendría en su interior todos los materiales existentes en la Tierra, acumulados
allí para que puedan sobrevivir el día del juicio final. Pero el atlas de Bispo do Rosario
es también una stultifera navis, una nave de los locos, que navega aguas desconocidas donde la razón y la sinrazón dejan de ser coordenadas tangibles”, explica Javier Téllez.

Durante su juventud, Bispo se enlistó en la Marina y se convirtió en boxeador, hasta que un accidente lo lesionó de por vida, terminando su carrera como pugilista. Luego trabajó como asistente general en la mansión de su abogado, en Botafogo, donde tuvo la visión que marcó su destino.

La noche del 22 de diciembre de 1938, se vio descendiendo del cielo junto a siete ángeles y se presentó en el Monasterio de São Bento como “el que vino a juzgar a vivos y muertos”. A pesar de su triple marginación —como afrodescendiente, esquizofrénico e indigente—, Bispo afirmó su existencia a través de su obra.

Creador de un atlas del mundo

Con los materiales disponibles en la institución recreó el mundo a puntadas y escritura: bordó infinidad de nombres, esquemas y cartografías en estandartes o vestimentas que portaba él mismo; también construyó ensamblajes, ficheros, miniaturas y vitrinas con objetos clasificados. Transformó sábanas de hospital, uniformes, zapatos, maderas, alambres, cartones o cualquier cosa susceptible en materia prima de un cosmos minuciosamente diseñado donde intentó condensar todo lo que recordaba, leía o conocía. Sus listas incluyen lugares geográficos, nombres de barcos, puertos, velódromos, parques de diversiones, cárceles, hospitales, campos de concentración, personas, oficios, fechas y acontecimientos. Imaginarios en torno al ajedrez, los temas navales, el deporte y los espacios habitados emergen en sus piezas, hilvanándolas con su experiencia vital.

Aunque la producción de Bispo do Rosario fue catalogada en grupos —estandartes, vestimentas, vitrinas, objetos, ORFA (objetos recubiertos de hilo azul), indumentaria, miniaturas—, la labor que ocupó gran parte de su vida debe entenderse como una sola obra: uno de los Atlas visuales más singulares jamás concebidos.

“Bispo tradujo las experiencias del anonimato, el confinamiento y la exclusión social al incorporar en sus trabajos instrumentos médicos y referencias a la anatomía humana, la infraestructura de la institución mental y sus pacientes”, agrega Tellez.

El legado de Bispo do Rosario fue resguardado gracias al reconocimiento del crítico y curador brasileño Federico Morais, ya que él nunca se consideró artista ni permitió separarse de sus obras. Su figura destacó por casualidad en un reportaje televisivo de 1980 que denunciaba las condiciones de los pacientes en la Colônia. Dos años después, Morais presentó por primera vez quince estandartes suyos en À margem da vida [Al margen de la vida], en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. En 1989, año de su muerte, organizó la muestra individual Registros de minha passagem pela terra [Registros de mi paso por la tierra] en la EAV Parque Lage, con más de quinientas piezas que circularon por cuatro ciudades. Y en 1993, curó la retrospectiva O inventário do universo [El inventario del universo] en el MAM-Rio. Estas exposiciones inscribieron definitivamente a Bispo en la historia del arte brasileño. Su acervo fue declarado Patrimonio Cultural de Brasil en 2018.

Javier Téllez (Venezuela, 1969) vive y trabaja en Nueva York. Su obra refleja un interés sostenido en cuestionar la exclusión como constructo social, destacando a grupos periféricos o situaciones invisibilizadas en el arte contemporáneo y abordando la migración, las discapacidades o la enfermedad mental como condiciones de marginación. Entre sus proyectos como curador se encuentran Bispo do Rosario: All Existing Materials on Earth, la primera muestra individual del creador afrobrasileño en Estados Unidos, celebrada en la Americas Society de Nueva York en 2023, y también Las puertas de la percepción, en colaboración con The Outsider Art Fair en Frieze New York, 2019.

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