Iniciaron con venta de droga vía Whatsapp y ya peleaban el mercado con la ‘Unión Tepito’

Por Juan Omar Fierro

Un nuevo grupo criminal que operaba en cinco alcaldías, ocultaba más de 200 kilogramos de cocaína y un narcolaboratorio en un sótano secreto, así como 527 mil pesos mexicanos y 100 mil dólares estadounidenses, en un inmueble de la alcaldía Xochimilco, reveló ayer el Secretario de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, Omar García Harfuch.

A 72 horas de un operativo simultáneo que incluyó cateos en cuatro lugares distintos, las autoridades aún investigan el hallazgo de un sótano secreto en una bodega de Xochimilco en la que se almacenaban más de 200 kilogramos de cocaína, misma que era trasladada desde los estados de Guerrero y Morelos hacia la Ciudad de México.

La red criminal que comenzó con la venta de drogas a través de Whatsapp se expandió y con apoyo de múltiples vehículos que usaban para tratar de despistar a las autoridades lograron vender droga al mayoreo para pequeños grupos delictivos, hasta que finalmente entraron en conflicto con la “Unión Tepito” en el Centro Histórico.

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Este grupo delictivo estaba encabezado por una persona identificada como Mario Alberto “N“, quien fue detenido en la colonia Santiago Tepalcatlalpan en la Alcaldía Xochimilco.

Martínez Nieto es además socio fundador de una empresa inmobiliaria con sede en Iztapalapa, una de las alcaldías donde lograron expandir su mercado de droga al mayoreo.

Los otros detenidos son Zamyr “N”, quien habitaba en la colonia Haciendas de Coyoacán en la alcaldía del mismo nombre y contaba con una imprenta que servía de fachada; José Ricardo “N”; Francisco Javier “N”, alias “El Güero”, y Eunice Karla “N”.

Los integrantes de esta organización criminal habrían empezado a vender droga en pequeñas cantidades a través de mensajes y grupos de Whatsapp, pero la expansión de su zona de influencia y su modelo de negocios logró posicionarlo como mayorista de droga en el mercado ilícito de la Ciudad de México.

La venta de droga a través de la mensajería instantánea se hacía mediante claves como peticiones de productos “Dolce Gabanna”, “rollos”, “arroz molido”,”café con leche”, “hoja de cristal” y “jaguar”, entre las principales.

Además, etiquetaban sus productos con leyendas como “Tissot”, “La Jeepeta” y “D&G”, las cuales arrojaron pistas sobre su modus-operandi.

De esta manera, esta nueva organización criminal logró extender su zona de influencia a las alcaldías Iztapalapa, Iztacalco, Coyoacán, Xochimilco y Gustavo A. Madero, demarcaciones en las que instalaron falsos talleres mecánicos y de hojalatería para utilizarlos como centros de distribución y almacenes de droga.

Sin embargo, el éxito de sus operaciones los colocó en la mira de otros grupos delictivos, por lo que comenzaron a tener enfrentamientos con células de la “Unión Tepito” que trabajan en dichas alcaldías y se convirtieron en un grupo generador de violencia, según García Harfuch.

Para la captura de estas personas, elementos de la Guardia Nacional, de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la policía capitalina recurrieron a la investigación con drones y a labores de vigilancia en al menos tres domicilios distintos, hasta que finalmente lograron la captura de cinco personas: cuatro hombres y una mujer.

En total, las autoridades aseguraron el pasado 22 de julio tres inmuebles y  la bodega en la que escondían más de 200 kilos de cocaína y un laboratorio utilizado para el empaquetado de droga.

Además, se incautaron más de 500 mil pesos en efectivo, 100 mil dólares, tres armas de fuego, 14 vehículos, una motocicleta y 16 equipos de telefonía.

A dichas acciones, se sumó la detención en flagrancia en la colonia del Valle Centro, alcaldía Benito Juárez, del presunto líder criminal, identificado como Mario Alberto Martínez Nieto, a quien también se le aseguró droga, una subametralladora con un cargador, cartuchos útiles, dinero en efectivo, un vehículo y tres equipos de telefonía.

Sobre la bodega que le incautaron a esta organización, las autoridades descubrieron que tenía un sótano secreto, cuya entrada simulaba ser un registro de agua con drenaje, por lo que incluso contaba con tubería falsa.

En el interior de la misma había “ladrillos” de cocaína, básculas, productos químicos para cortar la droga y material para su empaquetado.