Aeropuerto de Santa Lucía es viable, pero afectará suministro de agua: Manifestación de Impacto Ambiental
La contaminación atmosférica crecerá y el ruido causará problemas de salud a la población cercana, concluyó el Instituto de Ingeniería de la UNAM.
El Aeropuerto Internacional de Santa Lucía es viable en materia de riesgo ambiental, pero tendrá efectos adversos significativos en la disponibilidad de agua y la recarga de los mantos acuíferos, así como en la contaminación de la atmósfera, concluyó el Instituto de Ingeniería de la UNAM.
Este jueves la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales publicó la Manifestación de Impacto Ambiental realizada por el Instituto de Ingeniería de la UNAM sobre la construcción y la operación del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, por encargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En el estudio los efectos fueron clasificados como adversos o benéficos y también como poco significativos, moderadamente significativos y significativos.
La etapa con más efectos adversos significativos es la de operación y mantenimiento, aunque esta también concentra casi todos los efectos benéficos significativos. En cambio, la etapa de preparación del sitio y construcción tiene una cantidad similar de efectos adversos significativos, pero tiene pocos efectos benéficos significativos.
En la etapa de construcción, por ejemplo, se prevén efectos adversos significativos en la disponibilidad de agua, en la planeación urbana y en el tráfico vehicular. Por otra parte la operación del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía tendrá efectos adversos significativos en la atmósfera, debido a los gases de combustión, las partículas suspendidas y el ruido; el nivel de partículas suspendidas provocado por la operación del nuevo aeropuerto fue calificado además como “no mitigable”.
La disponibilidad de agua en la zona se verá impactada de forma adversa y significativa tanto en la etapa de construcción, como en la de operación, debido entre otras cosas a que el acuífero Cuautitlán-Pachuca se encuentra sobreexplotado y los pozos que están en el predio donde se construirá el aeropuerto pertenecen a ese acuífero.
“Esto implica que una buena parte de la población se verá afectada por el suministro de agua hacia el AISL y que además no se están contemplando a las cadenas hoteleras, los restaurantes y comercios que se ubicarán cerca del aeropuerto”, afirmó el Instituto de Ingeniería de la UNAM en el estudio.
Sin embargo, la propia Manifestación de Impacto Ambiental menciona que se tiene contemplado construir una planta de tratamiento biológico de agua, que podría cubrir el 75 por ciento del requerimiento de agua para riego de áreas verdes y sanitarios, lo que probablemente disminuiría el impacto hacia el manto acuífero.
El estudio también advierte que “estará latente riesgo social que agreda o exija a las autoridades la dotación del líquido”, en referencia a posibles protestas de la población afectada por la falta de agua.
Entre los daños a la salud de la población cercana al Aeropuerto de Santa Lucía la Manifestación de Impacto Ambiental indicó que el ruido provocado por el despegue de los aviones podría causar estrés, problemas de sueño, falta de descanso, hipertensión, ansiedad y dolor de cabeza. Las poblaciones más afectadas serán San Miguel Jaltocan, Los Reyes Acozac y Santa María Ajoloapan.
Los beneficios
Los principales efectos benéficos significativos tienen que ver con la creación de empleos y el aumento en el nivel de ingresos de la población, particularmente de la población indígena, que “tendrá las mismas oportunidades, que el resto de la población para obtener un empleo digno”.
Se estima que el 70 por ciento de los empleos directos generados por la construcción y la operación del aeropuerto puedan ser ocupados por la población local y también se espera que esta población pueda emplearse de forma indirecta, en actividades como transporte de materiales, insumos y personal, adquisición de insumos y otras. Sin embargo, se prevé que la mayoría del personal especializado llegará de otras regiones.
En cuanto al tráfico vehicular, aunque se prevén efectos adversos significativos se esperan también beneficios, derivados sobre todo de la construcción de un viaducto elevado exclusivo para conectar a la Ciudad de México con el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía.
Saturación, en 10 años
La Manifestación de Impacto Ambiental también confirma que el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía comenzará a tener problemas de saturación 10 años después de que empiece a operar, es decir, en 2031.
“Suponiendo que con el Proyecto del AISL se realiza una redistribución del tráfico aéreo, tal que el AICM y el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT) no experimenten saturación, y el flujo excedente de pasajeros sean atendidos en el AISL, se estima que este aeródromo comience a experimentar problemáticas de saturación en 10 años a partir de su puesta en servicio“, indica el documento.
Se prevé que en su etapa de mayor crecimiento el Aeropuerto de Santa Lucía atienda cerca de 100 millones de pasajeros al año y que en conjunto con los aeropuertos de la Ciudad de México y Toluca el sistema aeroportuario pueda atender a 140 millones de pasajeros anuales, lo que sería suficiente para satisfacer la demanda de servicios aeroportuarios civiles en los próximos 50 años.
El estudio también mencionó lo que ya había adelantado el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, sobre que el Cerro de Paula obligó a modificar el proyecto.
“En el caso del Proyecto del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, uno de los principales problemas detectados en la planeación para la ubicación de las pistas, lo constituye la presencia del Cerro de Paula, cuya elevación máxima es de 2,625 msnm, principalmente para la ubicación de la pista sur (04R-22L). Por tal razón, se estableció de común acuerdo entre las partes involucradas que dicha pista se considerara exclusivamente para uso militar”, explica.