‘El cómic tiene un potencial más amplio de lo que aparenta’: Patricio Betteo |Video-Entrevista
El dibujante y escritor publica ‘Nada que ver’, un título donde explora las posibilidades de la narrativa gráfica.

Han pasado dos décadas desde que Patricio Betteo (Ciudad de México, 1978) empezó a hacer ilustración y narrativa gráfica. A lo largo de este tiempo no solo ha creado un trazo particular, además tiene un estilo que atraviesa por lo experimental y apuesta por llevar la historieta y el cómic a través de senderos poco transitados.
“Hoy hay mucho de todo, pero todavía se pueden explorar sus posibilidades semánticas y mi libro es parte de ese esfuerzo”, comenta respecto a Nada que ver (Océano), su nuevo e inclasificable título. A lo largo de las páginas encontramos poesía, relato y una propuesta visual arriesgada que a todas luces deja ver las inquietudes de un autor que a fuerza de trabajo y libros como Alicia Underground, Mirador y Mundo invisible, fue convocado por Blur Studio para participar en la serie de Netflix, Love, Death & Robots.
A pesar de que es un libro gráfico en Nada que ver la palabra tiene un peso importante.
Siempre me ha interesado hacer del cómic algo diferente. Creo que tiene un potencial más amplio de lo que aparenta. Me parece un medio capaz de verse a sí mismo y capitalizar su lenguaje a través de juegos de palabras y experimentos visuales. Una de las cosas que más me enorgullecen del libro es hacer historietas sin dibujos. Hablar de la importancia de la palabra o la poesía sin dejar de usar el lenguaje del cómic.
La poesía es uno de los ingredientes del libro. ¿Qué tan importante es para ti?
No tenía conciencia de su importancia hasta que empecé a utilizarla para expresar ideas que se quedaban cortas con los dibujos. Es curioso, siempre me habían dicho que encontraban poética en mis dibujos sin que yo necesariamente fuera un gran lector de poesía. Por eso también, ahora decidí arriesgarme y trabajarla formalmente. Incluso diría que es una poesía que se ríe de sí misma y busca sorprender al lector. Ahora me descubrí leyendo cosas buenísimas como Girondo, Borges, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Vicente Huidobro u Octavio Paz, a quienes a veces les robé el ambiente para impregnarlo de mis locuras, sentido del humor y de mi oscuridad.
Cierto, hay oscuridad, pero también algo de existencialismo…
Es verdad, aunque siempre procurando un contrapunto con lo bobalicón. El tema es no tomarse en serio. Durante los dos años en que construí estas historias retraté mi estado anímico y mis influencias del momento. A final de cuentas somos un mosaico de emociones e intereses, y para en este libro particularmente no quise dejar nada afuera.
¿Cuándo hablas de estado anímico incluyes al periodo pandémico?
Hay poco de la temporada de pandemia. Tal vez hay algunas adiciones sutiles. Hay algo medio claustrofóbico, pero lo cierto es que el estado de confinamiento y aislamiento es parte de mi estilo de vida. Tendría que revisar el libro para ver dónde se asoma el Covid-19.
¿Qué tan difícil te resulta trabajar la metáfora visual?
Gracias a la metáfora visual puedes ocultar cosas en un solo dibujo. Lo metafórico siempre me ha interesado. Soy más partidario de dibujar una caja que lo que hay dentro. Si lo haces así, le permites al lector y eso es parte de la poesía, poner su propio ingrediente e interpretación.
En ese sentido, ¿cuándo sabes que la viñeta está terminada?
Buena pregunta, para mí el aspecto estético es muy importante. Me gusta que sea agradable a la vista, pero también me interesa la palabra porque pese a que es fácil darla por terminada contiene todo un universo enigmático en su interior. Cuando el aspecto imaginario está completo lo doy por terminado.
¿Cómo entiendes la imaginación?
Como aquello que no podemos retratar. Mientras más a detalle lo muestras más lo asesinas. Los sueños es el lugar donde la imaginación vive a sus anchas y precisamente los sueños es lo más difícil de traer al mundo concreto.
Nada que ver es un título con al menos dos sentidos. ¿Así lo planteaste desde el principio?
Sí, me gustó por sus dos sentidos y en particular por el de la invisibilidad. Una de mis novelas gráficas se llama Mirador y otra Lo invisible. Ahora con Nada que ver podríamos hablar de una trilogía que alude a la vista. Necesitaba dejarle claro al lector que se iba a encontrar con un libro contradictorio desde el mismo título. Aparentemente, el interior no tiene nada que ver con nada y es labor del lector establecer las conexiones.
¿La narrativa gráfica y el cómic es un arte joven en tanto que todavía hay mucho que explorar?
Sí, es tan joven como el cine. A diferencia del cine que ganó respetabilidad de inmediato, el cómic todavía esta madurando y buscando ese respeto. Hoy hay mucho de todo, pero todavía se pueden explorar sus posibilidades semánticas y mi libro es parte de ese esfuerzo. A través del cómic puedes deambular entre la literatura y el cine, quizá falta más juego con la poesía. Aún es raro que un poeta use el cómic como medio de expresión y viceversa. Además, debo decir que el libro es más que eso. Intenté no monopolizarlo sino también incluir elementos tradicionales, juegos de palabras, terror, hay una historia romántica. Podría no hablar de la poesía, incluso.
¿En México qué tan desarrollados están este tipo de experimentos?
Depende de los autores. Me cuesta trabajo hablar de la “historieta mexicana” porque es cuestión de los intereses de cada quien. Tal vez nos falta salirnos de los lugares más comunes. Ahora hay mucho cómic costumbrista y vivencial. José Quintero, Alejandra Gámez, Aarón Cruz, tienen ejercicios interesantes con la poesía. Un lugar interesante es la poesía visual. La trabajan los cineastas y creo que los dibujantes podríamos entrarle.
¿Te ves haciéndola?
Sí, la misma musicalidad de la palabra te da herramientas para el cómic y el libro tiene mucho de eso.
Esa libertad te la da el hecho de que tú haces los textos y los dibujos. ¿No?
Para mí esa es la mejor situación posible. Haciendo confesiones, cuando hay cosas que no me salen o no puedo dibujarlas opto por la palabra; y viceversa. Mi dibujante y escritor interior bailan entre sí y sin pisarse.
¿Dibujas a mano o digital?
De todo. Hay veces que no estoy seguro de lo que utilicé. Casi todo pasa por el filtro digital, pero mucho pasa por el lápiz. Intento que se vea artesanal, pero sin meterme en callejones sin salida.
¿En términos editoriales es una época de dorada para la narrativa gráfica en tanto que las editoriales apuestan por estos títulos?
Siento que es un momento muy emocionante para los libros. Casi cualquier obra la puedes hacer digital, pero la gente quiere tenerlo y lo valora como objeto.

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