Libros de la semana: Pancho Villa, Talase, González Torres…
Se suman a nuestras recomendaciones los lucidísimos aforismos del filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila y las entrañables memorias de Olivia Rueda.
Acerca de Francisco Villa se ha escrito mucho, pero pocas veces como lo hace el historiador Jesús Vargas, quien traza un detallado recorrido a través de los años en los que el Centauro del Norte fue un forajido. Gay Talase es un peso completo dentro del periodismo narrativo. Sólo bajo su pluma, la construcción del puente que une a Brooklyn con Staten Island se podía convertir en un profundo relato de la condición humana. Entre los lectores de Octavio Paz pocos tienen el rigor y conocimiento de Armando González Torres. La publicación de Los signos vitales arroja luz y nuevas interpretaciones alrededor del Nobel mexicano. Seguimos con todo un hallazgo, si tú tampoco conocías al filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila, te aseguramos que la lectura de Breviario de escolios será un suceso. Cerramos nuestras sugerencias con las entrañables memorias de Olivia Rueda, la editora de televisión que un mal día sufrió un ataque epiléptico que la obligó a empezar de cero.
Jesús Vargas. Villa bandolero. Martínez Roca. 240 pp.
Francisco Villa (mejor conocido como Pancho Villa), uno de los protagonistas de la Revolución Mexicana, fue también un bandido. Este es un relato minucioso de esos 16 años que no han sido tan difundidos. Sabías, por ejemplo, que de niño se dedicaba a cortar madera y tenía gran aprecio por los animales; que tuvo amistad con Ignacio Parra, quien por cierto le enseñó a burlar la ley. El investigador con vocación detectivesca revisó la correspondencia entre Madero y Villa cuando éste estaba en la cárcel; la de José María Flores para Porfirio Díaz; y la de Enrique Creel para José María Sánchez, entre otros. En resumen, un libro que te descubrirá una faceta poco conocida del caudillo.
Gay Talase. El puente. Alfaguara. Trad. Antonio Lozano. 208 pp.
A finales de 1964 se completaron las obras del puente de Verrazano-Narrows, que une Brooklyn y Staten Island y que, medio siglo después sigue considerándose un prodigio de la ingeniería: con sus 4.176 metros de longitud, es el puente colgante más largo de Estados Unidos y el sexto del mundo. Gay Talese, que siguió de cerca el levantamiento de este monumento al esfuerzo del hombre, recogió en El puente las historias humanas que se hallaban tras su construcción, desde el día a día de los obreros que trabajaban sobre vigas a alturas de vértigo hasta los acuerdos a puerta cerrada que desplazarían vecindarios enteros para dar cabida a la bestia.
Armando González Torres. Los signos vitales. Anacronismo y vigencia de Octavio Paz. Libros magenta. 142 pp.
Segundo volumen que el ensayista mexicano dedica a la obra de Octavio Paz. Aquí, revisa y reseña la mayoría de los libros que se han publicado de y sobre el premio Nobel mexicano a partir de la fecha de su muerte. Si no exhaustivo, el recorrido es riguroso y útil para los interesados en obtener una panorámica de nuestra vida literaria y cultural de las últimas dos décadas. Como lo explica el autor: “Aparte de seguir la estela bibliográfica sobre el poeta, este libro también incluye ensayos más extensos que se ocupan de algunas de las facetas más notorias de Paz (el poeta de la emancipación y el placer, el crítico monumental de poesía, el polemista político) y tratan de algunos de sus parentescos evidentes (con Sor Juana y Albert Camus), así como de otros insólitos (con Roberto Bolaño).
Nicolás Gómez Dávila. Breviario de escolios. Atalanta. 296 pp.
La vida y la obra del filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila (1913-1994) se fraguó lentamente en los límites de la ingente biblioteca de su casa en Bogotá. Mientras leía, solía escribir una serie de notas, o escolios, a través de las cuales fue desarrollando su singular pensamiento en forma de aforismos, que le valieron el merecido título de “Nietzsche colombiano”. Aquí encontrarás una cuidada selección de José Miguel Serrano y Gonzalo Muñoz hecha a partir de los más de diez mil aforismos que conforman su obra completa y que nos descubren a un pensador solitario que se empeñó en permanecer despierto donde la mayoría duerme.
Olivia Rueda. No sabes lo que me cuesta escribir esto. Blackie Books. 216 pp.
“Antes de empezar a leer este libro tienes que saber una cosa: es el libro más difícil de escribir que habrás leído jamás. Porque quien lo escribe no sabe escribir. ¿Cuánto has tardado en leer esta frase? ¿Un segundo? ¿Menos? Pues yo la he tenido que reescribir diez veces. Puede que incluso más. Hace siete años tuve un ataque de epilepsia”. Olivia Rueda tenía dos hijos pequeños, un marido al que le gustaba cocinar y una profesión vocacional: se dedicaba a explicar historias, ya que era montadora de documentales en la televisión. De repente, todo cambió. Después de un ictus, tuvo que aprender a hablar y a escribir. No sabes lo que me cuesta escribir esto son las memorias de esa recuperación: hermosas, divertidas, sarcásticas y llenas de vida.
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