‘Parte de la felicidad’: los golpes de la memoria

La escritora argentina Dolores Gil presenta un libro donde reconstruye la trascendencia de la pérdida.

junio 22, 2025 9:34 am Published by

Por Marco A. Cervantes

“Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”, escribió César Vallejo. El poeta peruano hablaba de esos golpes que, de tan profundos, “parecen hechos por Dios”. Heridas que rompen la vida como un cristal que estalla en mil pedazos: astillas de vidrio que se esparcen por todo el piso y que jamás terminan de limpiarse.

Dolores Gil (Buenos Aires, 1981) era una niña cuando, una tarde, vivió una de esas fracturas inexplicables. Un duelo eterno. Algo que nadie quisiera vivir: su hermana menor, Manuela, murió en un accidente en el patio de su casa. Gil escribe en su libro: “Tenía 11 años y no sabía nada sobre el dolor”.

Lo caprichoso de la memoria

Parte de la felicidad (Vinilo Editora, 2021) es un libro sobre el duelo: reconstruye la trascendencia de la pérdida. Revive, sin usar la ficción literaria, la tarde en que Manuela perdió la vida. Ese día, la tranquilidad de un asado en familia se rompe con una chispa de fuego que desencadena el caos. Como en toda buena historia, todo comienza desde la primera página. La escritora intenta recapitular —desde la nebulosa de la confusión— el accidente. Los gritos. La desesperación. El silencio final.

La memoria es caprichosa: recuerda lo que le conviene. El libro no reconstruye los detalles precisos del acontecimiento; navega por las aguas imprecisas que puede ser la memoria. La autora con valentía y talento saca a relucir sus recuerdos y logra darle, si es posible eso, coherencia a ese momento: como cuando se cuente una pesadilla. El relato, entonces, devuelve y nombra con una enorme carga emotiva.

El libro (que también puede leerse en Bookmate, plataforma de libros electrónicos) remueve sobre esa tarde, pero también, dialoga con el presente de la autora: escribe sobre la maternidad y la familia. Sobre la ternura y el enigma de la ausencia. Sin duda, hay una mirada muy emparentada con autoras que han escrito en ese registro; por ejemplo, las norteamericanas Joan Didion y Vivian Gornick o la francesa Annie Ernaux.

Dolores Gil escribe sobre Manuela, su hermana, en Parte de la felicidad: “Me gustaría poder decirle que pienso en ella cada día de mi vida, que su muerte me sigue pareciendo lo más estúpido y doloroso del universo”. El libro no da reparo. Es feroz y contundente como los trozos de vidrio que nunca llegan a la basura. Como aquellos golpes hondísimos de los que hablaba César Vallejo.

 

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