“Yo no planifico nada; ni siquiera la vida”: Isabel Allende

La escritora en español más leída y traducida del mundo, platicó, entre otros temas, de su nueva novela ‘Mi nombre es Emilia del Valle’, misma que habla de amor, guerra y autodescubrimiento.

mayo 22, 2025 6:01 am Published by

Por Estefania Ibañez

Una mujer valiente que se renueva y supera obstáculos, así es la protagonista de Mi nombre es Emilia del Valle (Plaza y Janés, 2025), novela más reciente de la escritora Isabel Allende (Lima, Perú, 1942), misma que circula desde el 20 de mayo en Estados Unidos, Latinoamérica y España.

En conferencia virtual y presencial en la Casa de América, en Madrid, España, Isabel charló con medios internacionales respecto de las figuras femeninas en este ejemplar, además de su gusto por no llevar una vida planeada.

Vinculada con el amor y la guerra

Algunas historias de Isabel están ambientadas en Latinoamérica, especialmente en Chile, pues reconoce que le “encanta escribir” de ese país. Mi nombre es Emilia del Valle inicia en 1866, en San Francisco, California —estado donde radica desde 1987— cuando una monja irlandesa que tuvo una relación ardiente con un aristócrata chileno irresponsable, da a luz a una bebé a la que nombra Emilia  del Valle.

Emilia, que en su infancia es educada y cuidada por su afectuoso padrastro, con el paso del tiempo demuestra ser una mujer sobresaliente, autosuficiente y de notable personalidad, que rompe con las convenciones sociales de su época, con la intención de ejercer la escritura, vocación que es su mayor pasión.

A la edad de 17, publica novelas de aventuras bajo un pseudónimo masculino, aunque enseguida decide ejercer el periodismo en un diario local, para experimentar la realidad de primera mano.

Más tarde viaja como corresponsal a la guerra civil en Chile. En tanto que cubre la contienda “entre el presidente Balmaceda y el congreso rebelde”, investiga sus conexiones con la familia Del Valle, para poder conocer a su padre.

Y es en ese lugar que también experimenta y sufre el amor, al tiempo que reconoce su identidad. Esta personaje es parte de la saga Del Valle, que inició con la obra cumbre La casa de los espíritus (1982), y siguió con Hija de la fortuna (1998) y Retrato en sepia (2000).

La soledad juega de su lado

 Isabel, quien desde antes de la pandemia por Covid-19 no viajaba y que en su nueva visita al país europeo será investida —22 de mayo— como doctora honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, dijo sentirse cómoda con disfrutar de la creación en su espacio personal.

“Lo mejor de mi trabajo es estar encerrada en una pieza, en silencio y soledad, escribiendo. Yo creo que todos los escritores somos introvertidos, porque sino no podríamos hacer lo que hacemos. Cuando nos toca estar en la vida pública, en esta cosa extrovertida, es muy difícil y quita mucha energía”, explicó.

La escritora manifestó vivir en libertad, sin agenda específica, lo mismo en su vida personal que en el ámbito de la escritura: “Yo no planifico nada, ni siquiera la vida, porque me sorprende a cada rato y porque los planes que he hecho nunca han resultado”.

Fortaleza femenina 

La novelista, que es integrante de la Academia estadounidense de las Artes y las Letras, mencionó que a la personaje Molly Walsh, monja irlandesa y madre de Emilia, la define como uno de “esos personajes que andan volando, esperando que alguien los escriba”, debido a que sintió la necesidad de incluirla en el libro, pero sin una estructura rigurosa.

“La monja apareció así de repente. Por qué monja, no sé; irlandesa tampoco sé. Pero esa monja que era una niña huérfana, fue educada por unas monjas mexicanas, porque yo necesitaba que hablara español, ella y el padrastro hablan español, para que Emilia pueda hablar español y la manden a Chile”, comentó.

La protagonista de la historia sobresale, a pesar de su juventud, por ser una persona y profesional subversiva y curiosa, que no se deja vencer por el miedo, incluso si debe soportar “situaciones de terrible violencia en el campo de batalla”.

Esas características, situadas en la era moderna, la escritora las iguala con las mujeres que integran la Fundación Isabel Allende, vigente desde 1996, en homenaje a su hija Paula Frías, quien murió a los 29 años.

“Estoy rodeada de mujeres como ella, de mujeres fuertes. Tengo una fundación que trabaja fundamentalmente con mujeres y trabaja en ciertas áreas que son en este momento muy conflictivas en los Estados Unidos: los derechos reproductivos y los inmigrantes.

“Esas mujeres que están en la primera línea, arriesgando muchísimo, a veces arriesgando que las detengan, ir presas, están tratando de defender a las mujeres y esas son como Emilia, en otro tiempo, en otras circunstancias, pero estoy rodeada de esa gente. No tengo que inventarlas”, dijo la escritora que en diciembre de 2016 fue inducida en el Salón de la Fama de California.

En la novela Isabel le dio una voz poderosa a las cantineras, mujeres que colaboraban con los soldados en combate, y que, en la realidad, han sido invisibilizadas.

“Al preguntarme qué pasaba en el campo de batalla, aparecen las cantineras, que eran también las adelitas en México. Estas mujeres no solamente cumplían con esa función, ayudaban a los heridos y levantaban a los muertos, a veces cogían las armas y peleaban también, si eran derrotadas las trataban igual que a los soldados: las mataban igual.

“Bueno, no hay ni un sólo nombre en la historia de ellas. A mí lo que me interesa cuando hago la investigación es encontrar las voces silenciadas, aquellas voces que no aparecen en los documentos militares, no aparecen en los libros de historia”, concluyó Isabel Allende.

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