Las vacaciones que han puesto en crisis a la monarquía holandesa | Artículo
“Tres días después de que el primer ministro anunciara el confinamiento parcial, el viernes pasado el rey decidió hacer uso de un avión gubernamental para hacer el vuelo privado junto con su familia a Grecia”, escribe Jose Carlos G. Aguiar.

Por Jose Carlos G. Aguiar
Los Países Bajos es un país chiquito y muchas veces lo que sucede aquí pasa desapercibido en los medios internacionales. Desde el martes 13 de octubre el país está de vuelta en un “confinamiento parcial” debido al disparo de COVID, con el índice de contagio más alto en Europa. Es el primer país en el continente en reintroducir el confinamiento durante esta segunda ola de infecciones. El gobierno neerlandés ordenó cerrar una serie de industrias, y pidió encarecidamente a los ciudadanos, entre otras cosas, reducir sus movimientos a un mínimo.
Esto sucede justo antes de iniciar las vacaciones de otoño en los Países Bajos. Todas las escuelas tienen una semana libre. Y el rey no pudo resistirse a la tentación. Al rey, o a su esposa la reina, o a sus tres hijas, se les ocurrió que era una buena idea irse a tomar el sol y pasar unos días en su casa de playa en Grecia, y gozar también de su nuevo bote de súper lujo. ¿Quién no cambiaría el frío, gris y lluvioso otoño holandés por los 25 grados en las soleadas playas griegas?
A la playa durante el confinamiento
Tres días después de que el primer ministro anunciara el confinamiento parcial, el viernes pasado el rey decidió hacer uso de un avión gubernamental para hacer el vuelo privado junto con su familia a Grecia. Claramente los gastos del viaje fueron cubiertos con dinero público. La sorpresa en los Países Bajos fue enorme, y se desataron tremendas reacciones negativas que no se han visto en décadas en los medios y redes sociales. El pueblo encerrado y el rey de viaje durante la pandemia, haciendo uso (o abuso) de sus privilegios.
El sábado los partidos políticos de izquierda comenzaron a hacer preguntas sobre el viaje y el rol del primer ministro. El daño ya está hecho. El rey anuncia el mismo sábado que cancela sus vacaciones y regresaría, algo nunca antes visto. Para poner las cosas aún peor, el rey no se volvió de inmediato: él busca el límite, hasta dónde puede llegar. Decidió quedarse otra noche en Grecia y regresó hasta la noche del domingo a su palacio en ten Bosch.
Girls just wanna have fun!
Pero además el rey no regresó con la familia completa. Amalia, la princesa heredera de 17 años, y su hermana Alexia de 15 se quedaron solas en Grecia y volvieron hasta el martes, dos días después de sus padres.
Las vacaciones, y la prolongación de la estancia de las princesas en Grecia, están teniendo consecuencias serias. Podemos especular que las adolescentes habrán hecho tremendo berrinche cuando el rey les dijo que tendrían que volver a la lluvia y el frío apenas un día después de llegar a Grecia. Las púberes princesas se quedaron en la playa. Este aparente error en la educación de sus hijas, podría costarle lo impensable al rey.
Es increíble de imaginar, desde cualquier ángulo, que Willem-Alexander se fuera de vacaciones en un avión gubernamental durante el confinamiento, y luego de haber provocado un escándalo político dejara a las dos hijas adolescentes divertirse dos días más en la playa. La falta de sentido común, o inteligencia, del rey es indescriptible. Su desconexión del mundo “real” es total.
Con cara de regaño…
Ya de vuelta en su palacio en ten Bosch, el rey Willem Alexander publicó hoy un corto video sobre las vacaciones.
Sin pedir disculpas o decir que entiende la fuerte reacción de la gente, cuenta que su decisión fue “muy incomprensible”. Pero no da ningún elemento en su discurso para comprenderla mejor.
Junto al rey, en el video se ve a la reina Máxima, originaria de Argentina. En la imagen, Máxima pone una cara muy triste y mira de frente a la cámara como si quisiera llorar. Es la imagen de una dama rica que no dice nada, frunciendo el ceño como si tuviera pena, con cara de perro regañado. Qué bien lo hace. Pareciera como si sintiera mucho haber ido y dejado a sus niñas de vacaciones.
Es un momento de mucha conmoción en torno a la familia real. En el video, estuvo bien que no dejaran hablar a Máxima esta vez. Su holandés no ha mejorado mucho: su acento porteño, errores de gramática, selección de palabras y pronunciación, que normalmente sería subtitulado en la televisión holandesa, puede tocar aun más sensibilidades.
Este viaje ha provocado la crisis más grande de la monarquía de los Países Bajos en la historia reciente. La decisión del rey por irse de vacaciones sólo demuestra el inmenso poder de su privilegio, al subirse a un avión del gobierno, dejando atrás un país de nueva cuenta en el encierro. Nos recuerda al rey de Tailandia Rama X, con sus viajes y largas estancias en Alemania que también lo han puesto en crisis.
¿Una mancha más al tigre?
El pueblo holandés tiene mayoritariamente una visión muy provinciana y costumbrista de la familia real, y le han tolerado múltiples escándalos de ostentación, abuso y corrupción al rey Willem Alexander y Máxima.
Por ejemplo, el monto de los gastos de la familia real en los Países Bajos es desconocido. De la cantidad que oficialmente se les asigna, se piensa que puede ser hasta cuatro veces o más lo que en realidad el gobierno gasta, cientos de millones de euros al año, para el mantenimiento de los Oranje y sus propiedades.
Justo el pasado verano, salió a la luz pública que autoridades locales fueron sobornadas para la reciente construcción de su casa de vacaciones en Grecia. También en el verano nos enteramos de que el rey compró para la misma mansión en Grecia un exclusivo bote de lujo por dos millones de euros.
Pero irónicamente la casa que construyeron en Grecia era la solución a otro escándalo del 2008, con otra casa de vacaciones en Mozambique. Willem Alexander y Maxima compraron una inmensa villa en el país africano, y se hicieron socios de un exclusivo desarrollo para jetsetters, en tierras que fueron arrebatadas a poblaciones locales, dode hubo corrupción de autoridades y destrucción del medio ambiente. Al final, el rey tuvo que vender la villa en Mozambique, pero no hubo detalles sobre el monto de las transacciones.
Mucho dinero también se gastó para remodelar el palacio en ten Bosch, residencia oficial de los reyes y sus tres hijas. El enorme presupuesto de 43 millones de euros, causó mucha resistencia en el parlamento y finalmente fue aprobado en 2015. Sin embargo, una vez concluidas las obras, los gastos fueron el doble del presupuesto original.
Una perla más. En el 2009 se anunció que la reina Máxima (en conversación con el rey, por supuesto) había comprado en sociedad con su hermano Martin Zorreguieta enormes extensiones de tierra en Bariloche, Argentina, donde tienen hoteles y restaurantes. Máxima y su hermano representan una nueva generación de latifundistas en la Patagonia, de las élites poderosas en Argentina. Ninguna claridad se ha dado sobre estos negocios.
Mientras que la semana pasada manifestantes en Barcelona quemaron imágenes del rey Felipe, cada vez más ciudadanos en Tailandia exigen en las calles el fin de la monarquía, y en el Reino Unido se preguntan sobre el sentido de la transición monárquica. La combinación de la crisis social del COVID y los abusos de las monarquías en el mundo contemporáneo parece ser explosiva. ¿Seguirán el pueblo y el gobierno en los Países Bajos tolerando la conducta del rey Willem Alexander y Máxima?

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