Trancazo y sobadita a energéticos, y Banco del presidente | Columnas Financieras 21/05/2020

López Obrador sabe que emprender, como en 1960, un proceso de “mexicanización”, como entonces se denominó, de la industria eléctrica, es poco menos que imposible, escribe Enrique Quintana en El Financiero.

mayo 21, 2020 7:21 am Published by

Los diarios de circulación nacional presentan opiniones y editoriales con información y trascendidos relevantes en materia económica.

Dinero, de Enrique Galván, en La Jornada:

Afores, la influencia de Videgaray-Meade

Si el Congreso aprueba la modificación a la Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro, las Afore estarían dispuestas a disminuir el número de días que un trabajador despedido debe esperar para solicitar su seguro. Ahora son 46 días (y mientras tanto él y su familia deben llevar vida de faquires). También serían capaces de ceder en algo que se han rehusado: reducir el número de semanas de cotización, uno de los requisitos para acceder a la pensión mínima garantizada.

En un medio laboral tan incierto como el mexicano es difícil que un trabajador tenga un empleo formal a lo largo de muchos años. Ya poniéndose en un plan generoso, podrían considerar que el seguro de desempleo fuera mayor al 11.5 por ciento de la suma de dinero ahorrado. En lo que no están dispuestas a ceder es en sus sagradas comisiones, que casi duplican el promedio internacional.

Capitanes, de Reforma:

Banco del presidente

El Banco del Bienestar, que dirige Rabindranath Salazar, sigue incontenible en su afán por tapizar el país con la construcción de 2 mil 700 sucursales que fueron ordenadas por el presidente para facilitar el reparto de dinero de sus programas sociales. Ayer, la Sedena, del general Secretario Luis Cresendo Sandoval, reportó en la conferencia mañanera que ya terminó 350 sucursales.

¿Y los costos? Bueno, el 8 de abril, se adjudicaron directamente dos contratos al Ejército para construir 171 sucursales por 440.5 millones de pesos, IVA incluido. El 19 de marzo, fueron 331.7 millones para 127 sucursales, y en febrero, 67 millones para otras 26. Eso son 839.2 millones de pesos por 324 sedes, 2.6 millones por sucursal. La expansión bancaria lopezobradorista terminará por costar unos 7 mil millones de pesos. El banco dice que paga ese plan con “recursos propios”, pero aquí las comillas son pertinentes dado que la Secretaría de Hacienda le inyectó 5 mil millones de pesos de capital a finales de diciembre, precisamente para ejecutar la orden presidencial.

Coordenadas, de Enrique Quintana, en El Financiero:

AMLO le pide al tiempo que vuelva

López Obrador sabe que, emprender como en 1960, un proceso de “mexicanización”, como entonces se denominó, de la industria eléctrica, es poco menos que imposible. Repetir el esquema y comprar el control de las empresas privadas está fuera de la posibilidades financieras del gobierno y pretender expropiar propiciaría una crisis de proporciones gigantescas.

Por eso se ha elegido un camino de gradualidad para limitar al sector privado, en el que se van erosionando las reglas del mercado eléctrico que se habían venido definiendo desde hace algunas décadas y que se perfilaron de manera más clara con la reforma energética. Cuando existe un monopolio, como lo teníamos, y se quiere crear un mercado, lo natural es que se establezcan reglas que limiten al monopolio –el que sea– y que alienten a la competencia.

La Cuarta Transformación, de Darío Celis, en El Financiero:

El ‘enjuague’ de los registros sanitarios

La Secretaría de Salud ya se fue en banda con el acuerdo de finales de enero, que acepta la equivalencia de los requisitos de otros organismos internacionales para importar insumos sin registro sanitario local. Bajo el falso argumento de inaccesibilidad en condiciones satisfactorias, se empezaron a traer así desde principios de año oncológicos como doxorrubicina, paclitaxel y bleomicina.

Con este otro cambio de reglas, la dependencia de Jorge Alcocer trajo de Francia el famoso metotrexato del laboratorio Mylan, y después de Argentina la ciclofosfamida y vincristina de la farmaceútica Kemex. En ese momento quizás pudo justificarse el procedimiento, pero a estas alturas el que dicha Secretaría haya institucionalizado el mecanismo es un despropósito en el que incluso sale perdiendo el erario.

Ricos y poderosos, de Marco Mares, en El Economista:

Banca, red de protección

Frente a la pandemia mundial del coronavirus, la banca mexicana extendió una red de protección para los ahorradores que, sin duda, está amortiguando el severo impacto entre millones de cuentahabientes por la recesión que ya está resintiendo la economía mexicana. La banca mexicana, previó, se anticipó y actuó con toda premeditación para evitar una crisis masiva de impagos de los ahorristas mexicanos.

Aunque la paternidad del exitoso programa de diferimiento de pagos crediticios la han reclamado desde el sector financiero oficial, lo cierto es que las medallas claramente las merecen los banqueros y el Banco de México. Fueron los banqueros los que solicitaron a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores las modificaciones regulatorias pertinentes. Adicionalmente, Banxico, gobernado por Alejandro Díaz de León, extendió facilidades  extraordinarias de liquidez a los bancos.

Activo Empresarial, de José Yuste, en Excélsior:

López Obrador, trancazo y sobadita a energéticos

Que no se confundan, no se nacionalizará el sector energético, enfatizó en su mañanera López Obrador. El Presidente responde al sospechosismo energético, sobre todo después de haber prohibido la inversión privada en energía renovable (eólica y solar). El mandatario trae vapuleado al sector energético. Que hacían jugosos negocios con la CFE, que no tienen sensibilidad porque sólo piensan en el lucro, que no es para tanto porque no se les están suspendiendo los contratos, que sólo se trata de ponerles orden. Ahí y que pidan disculpas.

Ayer llegó la sobadita. El bálsamo vino del Centro Nacional de Control de Energía, (Cenace), que les permitirá a las 23 plantas de inversión privada, de energía renovable, mantener pruebas. Una señal correcta a favor de las inversiones que ya se hicieron. Los trancazos son mucho más fuertes: congelan inversiones. Las sobaditas, no se nacionalizará la energía, y un permiso temporal para seguir operando.

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