Palabras del director de CONNECTAS al recibir el Premio Maria Moors Cabot 2023

El reconocimiento internacional de periodismo más antiguo del mundo, fue entregado el 18 de octubre en la ciudad de Nueva York por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia.

octubre 20, 2023 11:22 am Published by

Por CONNECTAS

El Premio Maria Moors Cabot honra a periodistas y organizaciones de noticias por su excelencia profesional, trabajo distinguido, y por la cobertura del hemisferio occidental que promueve el entendimiento interamericano.En esta versión 2023 el jurado realizó dos Citas Especiales por las amenazas que tiene el periodismo independiente reconociendo a los colegas de Nicaragua, en cabeza de Miguel Mendoza, y de México, con Nayeli Roldán.

Los medallistas de oro fueron  Joshua Goodman de Associated Press, y tres miembros de la comunidad de CONNECTAS: June Carolyn Erlick, Editora de ReVista, The Harvard Review of Latin America, de Estados Unidos, y Miembro de nuestro Consejo Asesor; Alejandra Xanic, Cofundadora de Quinto Elemento Lab en México y Miembro de nuestro Hub de Periodismo, y Carlos Eduardo Huertas, director de CONNECTAS.

Alejandra Xanic, izquierda, June Erlick y Carlos Eduardo Huertas.

 

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Estas fueron las palabras del director de CONNECTAS al recibir este prestigioso reconocimiento: 

Por muchas razones, es un honor para mí estar aquí. Una de ellas es que esta noche estamos aquí para reconocer la valentía ante los desafíos extremos, la valentía que se mantiene firme ante la adversidad, como la que vemos en el trabajo de los admirables colegas de Nicaragua y México.

En estos países los periodistas son profesionales nobles que, parafraseando a María Ressa, no retroceden ante el abuso de poder, sino que lo ponen en su lugar, al tiempo que exigen reparación para sus víctimas. Gracias.

También es un honor poder compartir este momento con otros dos maravillosas colegas, June y Xanic, cuya amistad aprecio. Gracias

Como dijo una vez el fallecido latinoamericanista Malcolm Deas, recibir un reconocimiento como este implica hacer una revisión privada sobre si lo mereces o no; si tienes los méritos. Por la enorme cantidad de elogios cálidos, genuinos y de buena voluntad que surgieron tras ese anuncio, fue un buen indicio que estamos por el camino correcto. Y lo más importante, quizás, signifique que podemos estar dejando nuestra huella, generando transformaciones y nuevas oportunidades.

A todos los compañeros que me han acompañado en este camino, especialmente en los últimos 10 años de CONNECTASles comparo un gran agradecimiento por hacerlo posible. En ese tiempo hemos escrito cientos de historias con casi la misma cantidad de colaboradores en todo el continente.

Muchas gracias también a este gran grupo de colegas que de manera conspirativa presentaron sus valiosas palabras y referencias para apoyar la solicitud que hoy me tiene aquí.

Con el mejor equipo de apoyo, de editores y coordinadores, hemos logrado desarrollar diversas estrategias para promover el buen periodismo. Un equipo humano impulsado por la dedicación, el amor y el profesionalismo. Para ellos, muchas gracias.

Hoy me acompañan dos miembros del equipo que han estado constantemente en primera línea y sin ellos hubiera sido imposible siquiera pensar en dar uno solo de estos pasos. Ellas son mi madre y mi esposa. Les pido que se unan a mí en un aplauso para agradecerles.

Su apoyo y dedicación a través de todos mis diversos esfuerzos son siempre respaldados también por sus oraciones. Nunca han flaqueado, ni siquiera durante la inusual transición de mi profesión inicial como arquitecto a mi práctica como periodista.

Con frecuencia me preguntan sobre este cambio que hice, y siempre digo que son más similares de lo que se piensa, ya que ambos Arquitectura y periodismo, usan sus propias herramientas y lenguaje para describir un momento particular de la historia de la humanidad. Creo que mi paso hacia el periodismo, más que un cambio de profesión, cambió el sentido de mi vida.

Estoy inmensamente agradecido a las muchas voces -algunas veces de acuerdo, otras no tanto- de los maestros del oficio con quienes ahora comparto este reconocimiento.

Con esta metáfora de la arquitectura y el periodismo en mente, quiero agradecer a estas inspiradoras personas por haber construido y dado forma a los cimientos de lo que llamaré la vibrante ciudad latinoamericana del periodismo.

De esta ciudad le daría a cada uno de sus puntos cardinales el nombre de quienes, en mi opinión, han dado a la región su particular efervescencia. Uno de esos puntos cardinales sería el brasileño Rosental Alves, por impulsar siempre organizaciones de vanguardia en el periodismo; otro sería el peruano Ricardo Uceda, por su compromiso con la investigación y el acceso a la información; otro el colombiano Jaime Abello, por su impulso a la narración y la voz del autor; y el otro, el panameño Luis Botello, por sus múltiples aportes, primero para promover la ética en los medios, y luego por buscar hacer sustentable el oficio en la región.

Dentro de esta ciudad del periodismo habría una zona de buenos restaurantes, que sería el barrio Santoro, estaría la cadena de gimnasios Gorriti, y unos lindos Cafés, los Duque, y el club de jazz Sáenz. También tendría unas plazas y avenidas muy importantes, una sería Ronderos y otra sería González.

La ciudad del periodismo latinoamericano está llena de intersecciones con los nombres de los grandes que nos precedieron y de los que están por venir en este prestigioso Premio.

Por eso me siento orgulloso de poner un ladrillo más en esta construcción colectiva.

Agradezco a los amigos que me honran con su confianza, como lo han hecho durante años mis colegas del Centro Internacional para Periodistas; como Jerry y Susana, aquí presentes; Manuel, Patricia, Michel, Diana y muchos otros que han estado en el lugar correcto en el momento correcto. Así como los que hoy también están conmigo, Joyce, Marty y Carlos. Gracias.

En estas palabras quería centrarme en la gratitud.

La primera vez que vi una medalla Marla Moors Cabot fue la de José Rubén Zamora, estaba en la oficina de su hijo José. Cuando el me vio viéndola me dijo, Algún día. Bueno, ese día llegó.

Conocí a José Rubén Zamora hace muchos años cuando recién iniciaba mi camino como emprendedor, y muy pronto me enseñó a pensar en grande. Hoy me enseña mucho desde la fortaleza con la que ha asumido las cosas difíciles que ha tenido que vivir.

Por eso al final de estas palabras quiero dedicarle este reconocimiento a él y recordarle que seguimos orando y esperando que se produzca su libertad. Y también a Marthica, una compañera de nuestro equipo que tiene por delante una dura lucha por su salud, y cuya presencia transforma nuestro trabajo día a día. !fuerza!

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