“Apenas el 30 por ciento del medio teatral mexicano está ocupado por mujeres”: Estela Leñero Franco
La dramaturga hace un llamado para replantear la política cultural y advierte que durante este sexenio “se ignoró la importancia de los trabajadores del teatro y de la cultura en general”.
Por Héctor González
Durante más de veinte años Estela Leñero Franco (Ciudad de México, 1960), ha realizado un seguimiento puntual de lo que ha sucedido en el teatro mexicano. Sus decenas de artículos y reflexiones publicados en la revista Proceso, dan cuenta de un interés por trazar un puente entre la realidad del país y la dramaturgia.
Resultado de este trabajo es Tiempo de mujeres (UANL), un volumen robusto que revisa la presencia de dramaturgas, directoras y productoras en la escena del país. “Quería dar una muestra de la cantidad de propuestas que hay en este campo, pero a la vez evidenciar cuán marginado se encuentra”, explica Leñero.
El libro será presentado el próximo 31 de agosto a las 14:00 horas en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario.
¿Qué conclusiones saca al ver esta compilación de artículos?
Me interesaba resaltar a un sector de teatristas mujeres, directores, autoras, productoras, además de reseñas sobre la participación de las mujeres. Quería dar una muestra de la cantidad de propuestas que hay en este campo, pero a la vez evidenciar cuán marginado se encuentra. El libro intenta visibilizarlas a través de una selección de mis notas para la revista Proceso; los artículos se complementan con inserciones periódicas de política cultural más coyunturales, así como con viñetas de productoras empresarias y activistas en el ámbito.
El primer texto es una especie de declaración de principios sobre el teatro realizado por mujeres.
Exacto, me gusta que así lo veas, es un ensayo sobre las mujeres en el teatro mexicano del siglo XX y XXI. Más adelante hay una crónica sobre el Segundo Encuentro de Mujeres que luchan del EZLN que también puede ser visto como un pronunciamiento político porque debo reconocer que comparto ideas con este movimiento.
¿Qué tan alejados estamos de darle una visibilidad justa al teatro escrito o montado por mujeres?
Bastante alejados, si nos fijamos en las carteleras, mesas redondas, publicaciones o antologías, veremos que en el medio teatral más o menos el setenta por ciento está ocupado por visiones masculinas y el treinta por piezas de carácter femenino.
Supongo que las actrices es el campo donde hay más presencia femenina.
Claro, no conté a actrices ni actores porque ellas son el centro de la escena teatral y ellas sí participan de manera constante desde el siglo XIX.
¿En tu caso cómo has vivido este sesgo hacia lo masculino?
Yo viví esa marginación por parte de un Club de Toby, pero reconozco que no me había percatado de esto porque todavía no se hablaba de silenciar o invisibilizar nuestras opiniones pues el machismo estaba muy normalizado.
¿En cuestión de temática hay un predominio temático en el teatro escrito o dirigido por mujeres?
El abanico es muy amplio, pero sí hay un interés particular por parte de las autoras y directoras por escoger personajes femeninos. Hay una tendencia que busca contar la historia desde otro punto de vista, aunque también hay muchos discursos que repiten el modelo patriarcal ideológico. No obstante, hay mujeres que buscan reivindicar el cuerpo, el teatro documental y en general trazar otros caminos para hacer crítica social. Veo una claridad para hablar desde la subversión de temas de género, violencia, política o el amor.
¿Cómo percibes la relación del teatro con el presente de México?
Creo que ahora tiene un vínculo muy fuerte y desde distintos lenguajes. Tengo un proyecto llamado Mujeres en fuga, donde cuatro mujeres cuentan cómo se liberaron de la opresión, es un intento de subvertir el orden diciendo que se puede vivir de otra manera y con una visión más esperanzadora.
Hace poco se dio a conocer la encuesta del INEGI sobre el consumo de productos culturales y el teatro está por debajo del cine o los conciertos. ¿Cómo está ahora la relación entre el teatro y los públicos?
Salvo las propuestas comerciales, el teatro no es para grandes masas, como puede ser la música o el mismo cine. En general no es tan triste la asistencia al teatro digamos institucional. Los precios se han vuelto más accesibles, hay promociones y descuentos. Ahora se promueve mucho la entrada libre y eso ha beneficiado a la asistencia.
En términos de política cultural, ¿qué urge para el teatro, de cara a una nueva administración?
Urge un replanteamiento de lo que sucedió en la administración saliente, en donde se descuidó muchísimo al sector cultural ligado al arte. Se ignoró la importancia de los trabajadores del teatro y de la cultura en general como una fuerza laboral importante. Se necesita considerar al teatro y al cine como industrias que dan beneficios económicos, espirituales y educativos. Habría que replantearse la reducción de presupuestos, más que tachar a las iniciativas independientes hay que reivindicarlas. Por otro lado, hay que replantear la infraestructura de los teatros del IMSS, una red que vale mucho la pena y que ojalá se retome en esta nueva administración no solo para renovarlos sino para asignarles presupuesto para la producción. Hace falta un proyecto integral.
¿Qué expectativa tiene sobre Claudia Curiel de Icaza, próxima secretaria de Cultura?
Tengo esperanzas, en la Ciudad de México mostró buenas posibilidades de trabajo, tiene mucho empuje y aquí estaremos para trabajar con ella.