‘No nos moverán’, una aproximación al movimiento del 68, desde el dolor y el humor

El director Pierre Saint-Martin propone en su ópera prima, un punto de vista irónico sobre las consecuencias del movimiento estudiantil.

julio 20, 2025 7:15 am Published by

Por Héctor González

Una abogada madura (Luisa Huertas) vive con la obsesión de identificar a los soldados que mataron a su hermano en 1968, durante la masacre de Tlatelolco. Al descubrir una posible pista, emprende una delirante persecución que roza en lo absurdo. A partir de un episodio personal, el realizador Pierre Saint-Martin filmó No nos moverán, una ópera prima que se vale de la ironía para proponer una relectura de los acontecimientos de aquel año.

Después de obtener el reconocimiento como Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en 2024 y de conseguir diez nominaciones para la próxima entrega de los premios Ariel, entre ellas Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Actriz, la producción se estrena el próximo 24 de julio.

Has comentado que No nos moverán está pensada a partir de tu madre, ¿por qué?

Nadie me había preguntado eso. Todo surgió cuando tomé un taller para el desarrollo de óperas primas. Mi asesor fue Fernando Eimbcke, quien además se volvió mi amigo. Con él aprendí mucho sobre cómo contar cosas personales a través de los personajes y su mundo interno. Todo eso cambió mi forma de ver el cine, hasta entonces mi visión era más formal y Fernando me pedía ser más personal. Gracias a sus asesorías y paciencia comprendí los nexos que quería establecer entre mi mamá y lo que era mi primer guion, que espero poder producir el próximo año. En medio de todo esto comencé a escribir No nos moverán, que también contó con la ayuda de Paula Markovich. Al principio quería que fuera un homenaje a mi tío, pero ella me comentó que le parecía que mí idea era más hacer un fresco de mí madre. Así que reconfiguré al personaje, decidí que fuera una abogada obsesionada con el dolor del pasado. Ahí fue cuando todo empezó a caminar mejor.

O sea que tienes una historia personal relacionada con el 68…

Sí, mi tío falleció en 1968, pero él no fue militante, solo murió ese año. En la familia de mi madre casi no se hablaba de eso, era como algo vetado, como fue el mismo movimiento estudiantil. Ya después, en la prepa me encontré con La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska. Ahí vi una fotografía blanco y negro en la que se ve a dos militares sometiendo a un estudiante y sonriendo a la cámara. La imagen me impactó tanto que siempre pensé, ¿qué pasaría si esa fotografía fuera la última foto que se le tomó a ese estudiante? Ese pensamiento fue otro impulso para escribir la película.

En la línea de películas sobre el 68, No nos moverán aporta un punto de vista y tono distinto, me refiero concretamente al humor irónico, recurso que se usa poco cuando se habla de hechos trágicos.  

Eso se dio de manera natural. Mi madre es muy irónica y sarcástica, pero a la vez es muy generosa y llena de amor, como la protagonista. Me parecía interesante jugar con esas dos energías. Aquí debo decir que Luisa Huertas aportó cosas que no estaban en el guion y que estaban muy en sincronía con el personaje.

¿Crees que, en este cine de alguna manera histórico, falta proponer una reflexión desde el humor?

Creo que sí, si bien se hace mucha comedia, nuestro cine es muy respetuoso con ciertos acontecimientos. Tal vez tiene que ver con una cosa de temor, también. Cuando estrenamos la película en festivales muchos periodistas cuestionaban que hiciéramos una película sobre el 68 en tono de comedia, como si eso estuviera mal. Supongo que esto tiene que ver con que es una herida abierta y porque encuentran vasos comunicantes con el presente. No obstante, me parece que la comedia nos permite llegar a un nivel humano y no necesariamente ligero. Hacer comedia alrededor de un hecho trágico nos vendría bien porque abre una forma distinta de conversarlo y enriquece las pláticas de los temas que no podemos olvidar, sin que esto signifique perder la línea de lo que queremos decir. En mi caso, me interesaba hacer una sátira de la venganza y del absurdo de la violencia.

En su caso, la película parece haber una intención de desarmar al espectador por medio de la ironía. Hay momentos donde vemos a Luisa Huertas mirar directamente al espectador.

Esas fueron de las aportaciones de Luisa, es una actriz con una energía y fuerza tremenda al momento de ir hacia el hecho dramático de la escena. Tiene mucha claridad respecto a eso, por eso se le ocurren cosas de ese tipo, eso es lo lindo de trabajar con alguien como ella.

Finalmente, además, su personaje es el de una mujer buscadora, eso establece también un diálogo muy directo con el presente.

Creo que eso se consiguió porque siempre tuvimos claro que estábamos hablando del dolor de una persona. En Colombia o Brasil se me ha acercado gente que siente próxima la película, pese a desconocer lo ocurrido en México el 2 de octubre de 1968. En Colombia una persona me preguntó, ¿qué le dirías a las personas que siguen buscando a sus seres queridos? Yo no puedo decir nada de eso, lo que sí puedo hacer es contar lo que vivió mi madre e intentar comprender el dolor que supone perder a alguien muy querido en circunstancias que no deberían de suceder.

 ¿Qué dijo tu madre de la película?

Le encantó. Hicimos una proyección especial para todos los que habían participado y la invitamos a que dijera unas palabras. Estaba muy emocionada y se abrazó con Luisa, recuerdo que una amiga me dijo que le encantó ese momento porque era como ver el encuentro entre la ficción y la realidad. También está contenta porque es un homenaje a mi tío y eso le ha servido como una especie de catarsis en relación con el silencio que se mantuvo durante años.

 

 

placeholder
Tags: , ,

Contenido relacionado