‘Días borrosos’, la soledad desde la mirada de Marie Benito
La directora platica del tema central de su primer largometraje que estrenará el 20 de diciembre en la Cineteca Nacional y la participación de las mujeres en este arte.

Por Estefania Ibañez
En el clímax de la pandemia por Covid-19, Emilia (Sophie Alexander Katz), bióloga de vocación, está decidida, pese a lo que cueste, cumplir un anhelo: ser madre. En los vaivenes de una mudanza crea un vínculo inesperado con su vecino Felipe (Enrique Berruel), músico retirado octogenario que le dobla la edad y tiene una visión diferente de la soledad y la vida en sí. De eso va Días borrosos la primera película de Marie Benito, la cineasta de origen francés, radicada desde 2002 en Ciudad de México.
En la cinta ambientada en la capital del país se ve a ambos personajes —ella soltera, él viudo— entrar en confianza con cautela. Aunque existe riesgo de contagio, deciden ser amigos incluso con la notable brecha generacional física, mental y emocional.
La punta de lanza de la película fue explorar la soledad individual y colectiva y los estragos de la misma, sólo que Marie permite ver más temáticas como la otra cara de la maternidad (autónoma) y la muerte, con la que dice llevarse bien porque vivir en esta parte del planeta le “ha ayudado a relativizar mucho ese tema”.
“Siento que no me parece algo trágico, dramático, simplemente es algo que sucede y pues en el momento que tenga que suceder hay que abrazarlo y aceptarlo”, comenta Marie.
El peso que genera estar solo
La directora escribió la película: “a partir de una reflexión sobre la soledad moderna en las grandes ciudades, como la Ciudad de México, donde estamos rodeados de millones de personas, pero sentimos mucha soledad en nuestras vidas personales.
Le interesaba contar la historia respetando ambas miradas, la de la experiencia y la del deseo de procrear y cuidar la vida. En ella, si bien retrata a personajes con ideales distintos, estos concuerdan en algunos gustos o acciones, y de alguna manera, cada uno se fascina con el otro.
“Esa mujer en sus cuarentas que quiere ser madre, pero que no tiene pareja, que ha dedicado su vida a su carrera y decide perseguir ese deseo: muestra otra forma de maternidad. Y él es este señor mayor, viudo, que no ha tenido hijos y todos sus seres queridos se han ido muriendo en el camino. Él sabiéndose cerca de su muerte, sin tener a nadie más, claro que agarra más dimensión el tema de desaparecer, el tema de la pertenencia”, dice la cineasta, cuyo mayor motivo para crear son las tonalidades que tienen las relaciones humanas.
En Días borrosos, Marie propone además otro tipo de imágenes con las que reclama el abandono hacia las personas mayores, por otra parte, la conexión que logran las y los ancianos con otras generaciones más jóvenes.
“Siempre me ha llamado la atención cómo, como sociedad, relegamos a las personas de la tercera edad a otro nivel, como que ya no son parte de la vida activa, casi casi que no son parte de la sociedad y los reducimos a la condición de ‘viejito’. No nos damos la chance de ver qué hay atrás de esa persona que obviamente, no todos, la mayoría deben de tener un mundo interno muy rico porque llevan muchos más años de vida.
“De esa reflexión se me antojó tener ese contraste entre una mujer de 40 y un hombre de 80 y que esa mujer descubre de repente el universo de este señor y le parece fascinante, le atrae todas esas historias que trae”, explica la directora del cortometraje El deseo.
Para Marie era necesario exponer el exilio como sinónimo de soledad, lo hizo a través de Felipe, quien experimentó el Golpe de Estado de Chile en 1973, época en la que México se mostró solidario con las personas que decidieron asentarse en territorio nacional.
“Me parece que al ser exiliado te limita, te corta un poco socialmente, ya empiezas a entrar en cierta soledad porque dejas atrás un país, familia, amigos, llegas a un lugar nuevo solo. Quería enfatizar un poco la idea de la soledad”, comenta Marie.
Otros de los personajes destacados en la cinta fueron los anfibios, ajolotes. Como miembros populares de la cultura mexicana, los representó como alegorías de la vida y de manera sutil exteriorizó su condición de peligro crítico de extinción.
“Descubrí que con el ajolote me permitía hacer muchas metáforas, el ajolote hacía mucho eco a las historias y a las problemáticas que les estaban pasando a los personajes porque la mitología es este dios que para escapar, se iba transformando en varias cosas y la última morfosis que agarra es la del ajolote y con eso escapa a su destino.
“Hace muchas analogías que me parecen interesantes, además esto de que es una especie en peligro de extinción, entonces que ella (Emilia) trabajara para proteger a una especie en peligro de extinción, que es un poco cuando conoce a Felipe, un poco lo rescata para acompañarlo hasta su muerte y hace eco de que ella salva vidas”, dice la directora.
El cine estimula
La egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) considera que el séptimo arte es parte de la cotidianidad de la gente por la forma en que se accede a él y la esencia de transmisión.
“No es que ofrezca algo distinto, sino es otra manera de expresión. Pensaría que el cine al ser audiovisual, al ser imágenes con sonido, por el mismo cine de entretenimiento que conocemos se hace, siento, que más accesible al público.
“El cine, en ese sentido siento que el público es más pasivo, te sientas en la butaca y recibes imágenes, sonidos y estímulos. No creo que genere más emociones que otras artes, siento que es de la sensibilidad de cada quien”, comenta Marie.
Las directoras crean diferente
Según el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) al publicar el Anuario Estadístico de Cine Mexicano 2023, recogió que se produjeron 234 largometrajes, 26% lo dirigió una mujer “en solitario o en codirección; 65% de las personas que encabezaron la producción fueron mujeres; 39% para el caso de las guionistas, y 21% de las cinefotógrafas”. Los datos afianzan que paso a paso la visión femenina en esta disciplina adquiere voluminosidad.
“Han surgido en los últimos años muchas directoras, no sé si es que antes hubiera tantas mujeres interesadas en hacer cine, a mí tampoco es algo que me extrañe demasiado, siento que las mujeres somos la mitad del mundo, me parece normal que estemos en todos los ámbitos.
“Sé que ha crecido mucho el número de directoras y técnicas en el cine, lo cual me parece muy bien, celebro, sobre todo en las cuestiones creativas como directoras y guionistas, porque el cine durante muchos años era algo que veíamos a través del ojo masculino y ahora que haya tantas directoras abre a nuevas historias desde una perspectiva femenina, otros puntos de vista”, explica la cineasta francomexicana.
Aunque es subjetivo hablar de los criterios, ideas o preferencias en los géneros, aplicados en el cine, Marie considera que las mujeres aportan paisajes variados.
“Creo que a veces cambian, tal vez hay historias que difícilmente un hombre haría y al revés igual. Es decir, cómo la mujer ha sido retratada en el cine y que ahora con una perspectiva femenina cambia esa forma de retratarse, es importante y sí creo que hay una diferencia”, finaliza Marie Benito.
La película será proyectada además en la Cineteca Nacional de las Artes, Cine Tonalá, la Casa del Cine y otros recintos del país.

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