Editorial: La intersección de la política exterior con la política migratoria en el México de hoy

Un equipo conformado por nueve investigadores de distintos centros de estudios de El Colegio de México se dio a la tarea de estudiar la situación actual por la que atraviesa el país en materia de migración y en su entorno regional.

octubre 19, 2021 7:56 pm Published by

Editorial: Claudia Masferrer y Luicy Pedroza

La migración está recurrentemente en los titulares de periódicos y piezas de opinión y es objeto de debates controvertidos en muchos países del mundo. Este también es el caso en México. El tratamiento que se da a la migración en el debate público nos preocupa, pues muchos piensan que la migración es un problema generador de crisis.

 

¿Es la migración un problema?

Un equipo conformado por nueve investigadores de distintos centros de estudios de El Colegio de México se dio a la tarea de estudiar la situación actual por la que atraviesa el país en materia de migración y en su entorno regional. A partir de perspectivas disciplinarias distintas, el análisis propone asumir la migración como lo que es: una realidad constante y desafiante para las sociedades emisoras y receptoras, pero que existe porque promete oportunidades.

En el reporte “La intersección de la política exterior con la política migratoria en el México de hoy” investigadores de distintas disciplinas de las ciencias sociales vamos más allá de ofrecer diagnósticos o recomendaciones sueltas, y, en lugar de ello, proponemos vislumbrar escenarios plausibles para aprovechar las oportunidades sociales, políticas, económicas y demográficas que ofrece la migración entre los plazos corto y mediano.

El reporte se enfoca en la política migratoria en México, considerándola en el contexto de la región conformada por Norteamérica y Centroamérica. Es resultado de una investigación realizada de diciembre de 2020 a junio de 2021 y que incluye análisis de diversos tipos de datos (tanto fuentes primarias, como datos censales y administrativos) y, sobre todo, de entrevistas a 65 personas expertas (por sus posiciones profesionales y responsabilidades en política migratoria o exterior).

Este estudio tiene una gran relevancia en el momento histórico que vive México. En el pasado reciente y en la actualidad el tratamiento de la migración como un problema o un motivo de crisis ha fincado entre muchas personas la idea de que la única política sensata es la de evitar o contener la migración. Además, desde que Donald Trump comenzó a presionar a México respecto al tema de la migración, la política exterior mexicana se “migratizó” y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que prioriza su proyecto interno, subordinó sus propios planes en ese ámbito al objetivo primordial de disminuir la tensión en la relación con Estados Unidos –como analiza la sección 7 del reporte, escrita por Ana Covarrubias. El resultado fue que la contención migratoria se volvió el eje articulador de la política migratoria mexicana y de las relaciones de México con Centroamérica, lo que, como argumentan Luicy Pedroza en la sección 5 y Beatriz Zepeda en la sección 8, ha limitado el potencial de ambas.

Las y los autores delineamos varios escenarios que resultarían asequibles para México y que permitirían mejorar la gestión de la política migratoria. Contemplamos escenarios en los que es posible una mejor coordinación regional de la migración, lo que es necesario no solo para que la gestión migratoria de cada país involucrado sea efectiva, sino por varias razones que competen a otros intereses legítimos de cada país: desarrollo, bienestar, sustentabilidad, paz y cohesión social.

Por ejemplo, es bien sabido que la migración ofrece oportunidades demográficas, pero la sección 1 del reporte (escrita por Víctor M. García Guerrero) plantea que no sólo tiene sentido que las sociedades altamente industrializadas y económicamente avanzadas de Canadá y Estados Unidos establezcan objetivos demográficos en sus políticas migratorias, sino que países como México y El Salvador harían bien en establecer metas demográficas pronto, ya que entrarán en un proceso de envejecimiento en las cinco décadas venideras.

Hasta hoy, la visión restrictiva de la inmigración ha impedido a los países de la región entablar diálogos que contemplen los bonos y déficits demográficos de maneras complementarias y constructivas. Además, es la falta de vías legales para que la migración laboral proveniente de México y el norte de Centroamérica sacie la enorme demanda de mano de obra en Estados Unidos lo que ha provocado históricamente migración indocumentada, como se argumenta en la sección 9 (escrita por Antonio Yúnez-Naude).

Hoy, la posible coincidencia en los planes de los gobiernos de México y Estados Unidos para el desarrollo de Centroamérica quizá permita abrir algunas vías de migración laboral que convendrían a la región entera, pero para potenciar este enfoque es necesario abandonar el enfoque de contención como eje articulador de la política migratoria del norte hacia el sur. Además, es preciso reconocer que, si la pretensión es que la migración cese, incluso un enfoque de desarrollo tendrá limitaciones.

Por otro lado, la sección 3 del reporte (escrita por Isabel Gil Everaert) provee evidencia de que en los últimos años México se ha consolidado como un país de destino de poblaciones en búsqueda de protección internacional. Sin embargo, la proporción de esta población no es de ninguna manera apabullante considerando que ahora vivimos 126 millones de personas en México.

De hecho, debería ser posible integrar a esta población si se fortalecieran las capacidades de las instituciones que administran los procesos migratorios y de petición de refugio, y si la coordinación de agencias que gestionan la migración en diferentes niveles de gobierno incluyera las voces de la sociedad civil organizada para la atención de personas migrantes y de grupos empresariales que buscan integrar a personas trabajadoras a sus filas.

No obstante, la conjunción de una limitada respuesta institucional con políticas restrictivas de la movilidad ha resultado en un escenario que ha puesto en situación de crisis humanitaria a las personas migrantes y de rebasamiento a las comunidades receptoras donde se les ha concentrado.

Las personas migrantes en busca de refugio han sido sometidas a esperas prolongadas e inciertas, condiciones bajo las cuales se incrementa el riesgo de inseguridad, se deteriora su salud y crece el potencial de tensiones con la población a niveles local, nacional y regional. Hoy es necesario que México desarrolle una política de protección integral y sostenible, que vaya más allá de la ayuda humanitaria y la respuesta ante emergencias para incluir componentes de inserción, integración y regularización temporal y permanente para la población refugiada y en espera de resolución de sus peticiones de protección.

Además de estas cuestiones que competen a asuntos de gran relevancia en el debate público actual, el reporte plantea también la importancia de otros grupos que hasta ahora han sido menos discutidos y que –con la visión regional que promovemos las y los autores del reporte– deberían ser contemplados en el marco de políticas públicas transversales, de narrativas constructivas e integradoras y de relaciones bilaterales y regionales respetuosas. Entre estos grupos se encuentran las personas migrantes retornadas a México y las personas migrantes internas desplazadas por la violencia.

La deportación y el retorno de migrantes a México afectan a poblaciones en ambos países porque dividen familias. Por esta razón, tanto México como Estados Unidos deben diseñar soluciones en conjunto para velar por una población que comparten, y que, por ser binacional, es responsabilidad de ambos Estados. Repensar la integración de los retornados y sus hijos nacidos en Estados Unidos podría ser la vía para replantear una política de integración que beneficie a la población migrante en el país, sin importar su lugar de nacimiento, como plantea la sección 2 del reporte (escrita por Claudia Masferrer).

Por otro lado, la sección 4 del reporte (escrita por Oscar Rodríguez Chávez) sugiere que mientras México privilegie el enfrentamiento armado para combatir la violencia criminal y los gobiernos de México y Estados Unidos sigan negando la realidad creciente del desplazamiento forzado interno y la migración mexicana forzada por motivos de inseguridad y violencia será necesario desarrollar medidas paliativas para atender a esta población vía programas de protección.

Finalmente, en varios análisis del reporte se reitera como escenario que, ante el denso legado de políticas restrictivas en migración que dejó la presidencia de Trump, en Estados Unidos tomará tiempo y capital político reconstruir el sistema de asilo y abrir vías de regularización como las que propone el presidente Biden.

No hay condiciones políticas favorables a una reforma migratoria integral en Estados Unidos que desahogue a México, como se analiza en la sección 6 del reporte (escrita por Guadalupe González González). Apenas hay una pequeña ventana de oportunidad para abrir gradual y parcialmente el sistema migratorio. Para México esto significa que es preciso orientar esfuerzos a desarrollar un proceso serio de ajuste con Estados Unidos, a partir de los intereses de México y del respeto al marco legal mexicano.

También significa que será necesario apoyar a los migrantes mexicanos en Estados Unidos a través de nuestra extensa red consular ante los cambios posibles en Estados Unidos, que, aunque sean pocos, podrían significar un aumento sustancial de procesos en los consulados.

Varias secciones del reporte coinciden en que este momento ofrece una oportunidad para que México fortalezca sus instituciones migratorias, desarrolle una estrategia integral propia, definida de acuerdo con nuestros intereses, y que pueda proyectarse al exterior. Tener clara cuál es la estrategia propia podría servir de asidero ante situaciones cambiantes en el futuro, sobre todo en un entorno regional cambiante, especialmente en el caso de Estados Unidos, donde que la migración es un tema que polariza.

Hoy en día el contexto internacional presenta a México la oportunidad de promover posiciones de diálogo y responsabilidad compartida entre actores de distintos niveles de todos los países involucrados en el circuito migratorio, con una perspectiva que incluya no sólo a los países del norte de Centroamérica y a sus socios de Norteamérica, sino que refleje la realidad migratoria compleja y cambiante de nuestro país. Con estos escenarios invitamos a considerar la intersección de las política migratoria y exterior como un cruce que permita a cada una de estas áreas de políticas públicas impulsar y no ser camisa de fuerza de la otra. Sobre todo, hacemos una invitación a repensar a la migración no como problema, sino como un desafío generador de oportunidades y como un proceso cuya gestión debe incluir objetivos de integración y cohesión social.

 

 

placeholder
Tags: , , ,

Contenido relacionado

placeholder