Asesinan a Guadalupe Campanul, joven indígena Purépecha defensora del bosque de Cherán

Es preocupante, indignante, inaceptable que sigan ocurriendo estos hechos de violencia contra las mujeres, contra los indígenas y contra los defensores del medio ambiente, escribe Raúl Benet.

enero 19, 2018 11:57 am Published by

Por  @RaulBenet

Los defensores del bosque siguen siendo asesinados en nuestro país. El martes pasado fue encontrado el cuerpo sin vida de Guadalupe Campanul Tapia, joven mujer purépecha, comunera, quien fuera integrante del Grupo de Guardabosques de Cherán y participante de la Ronda Comunitaria y de las Fogatas de esa ejemplar comunidad.

La comunidad de Cherán, en la meseta purépecha michoacana, decidió hace siete años emprender activamente la defensa de su territorio ante talamontes y narcotraficantes, quienes en contubernio con la autoridad municipal, en pocos meses habían talado más de diez mil hectáreas del territorio comunitario y habían asesinado a varios miembros de la comunidad. Fueron las mujeres del pueblo, indígenas purépechas, quienes encabezaron la resistencia y lograron echar fuera a a los talamontes y delincuentes, y organizaron un sistema de defensa basado en guardias, fogatas, rondines, barricadas, asambleas populares, y una radio comunitaria, y que finalmente lograron erigir un gobierno popular directamente electo sin partidos políticos, emanado de la organización y la resitencia popular.

Durante estos años la comunidad de Cherán, y sobre todo sus mujeres, ha sido ejemplar para otras comunidades de la región y del país, que han organizado brigadas para el cuidado y la defensa del bosque, y que han exigido ante las autoridades y han ganado el derecho a organizarse y elegir representantes de manera directa e independiente a partidos políticos y procesos electorales convencionales. Durante este tiempo han emprendido también la tarea de restaurar el bosque que fue arrasado, y mantienen un plan de manejo forestal responsable mediante el que aprovechan el bosque de manera sustentable.

Guadalupe fue una de esas mujeres valientes que a en una mañana de abril de 2011 decidieron poner un alto a los talamontes criminales, y mediante volantes y doblando las campanas del templo llamaron al pueblo a sumarse a la defensa del bosque. Aquella mañana detuvieron a varios talamontes que estaban al servicio de las organizaciones criminales, y los entregaron a las autoridades estatales cuando el presidente muncipal de entonces, cómplice de los delincuentes, fue expulsado del pueblo junto con su policía municipal. Durante largos meses los habitantes de la comunidad establecieron campamentos y fogatas en diversos puntos, y realizaban rondines por el bosque.

El martes 16 de enero por la noche fue encontrado en un paraje cercano a Cherán el cuerpo de Guadalupe, abandonada sin vida y con muestras de violencia. A decir del profesor Pedro Chávez Sánchez, Consejero Presidente del Consejo Mayor de Cherán, con quien tuve oportunidad de platicar, Guadalupe se manifestó de manera activa y contundente en las acciones de resistencia del pueblo, pero considera que en este momento no sería responsable atribuir el feminicidio de Guadalupe directamente a una represalia o amenaza del crimen organizado en contra del pueblo de Cherán, y considera más responsable esperar a que las autoridades esclarezcan el crimen.

En cualquier caso es un feminicidio. Debe ser investigado y esclarecido, y los culpables deben ser castigados. Es preocupante, indignante, inaceptable que sigan ocurriendo estos hechos de violencia contra las mujeres, contra los indígenas y contra los defensores del medio ambiente y los derechos humanos. La impunidad es una parte importante del problema. Los homicidios de defensores indígenas del bosque, como Isidro Baldenegro y Juan Ontiveros Ramos, indígenas rarámuris asesinados hace ya un año en la sierra tarahumara, siguen, como muchos otros casos similares, sin esclarecerse, y a las autoridades no parece importarles demasiado. En este caso, las personas cercanas a Guadalupe alertan sobre el riesgo de que este nuevo feminicidio sea minimizado por las actitudes machistas y misóginas de las autoridades.

Es además un preocupante llamado de atención sobre la situación de riesgo y violencia que viven las mujeres de una región que sigue siendo asolada por el crimen organizado y por la violencia machista, y que las autoridades estatales y federales tienen poca o nula capacidad de controlar, y en donde con frecuencia sus propios funcionarios están involucrados.

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