La crisis de Guatemala puede desestabilizar la región | Artículo

Hasta ahora la Cancillería mexicana ha manifestado su apoyo a Arévalo, quien cuenta con el respaldo de la comunidad internacional, especialmente, de los Estados Unidos.

octubre 18, 2023 2:53 pm Published by

Por Juan Luis García*

No hay país en Latinoamérica que esté más convulso en este momento que Guatemala. Las personas tomaron las calles durante dos semanas en un paro nacional sin precedentes que se configura en bloqueos de carreteras y avenidas en todo el país. Protestan para pedir la renuncia de funcionarios que han fabricado casos en contra del partido Semilla del recién presidente electo Bernardo Arévalo.

La crisis de Guatemala no debe pasar inadvertida para México. La desestabilización de la democracia del vecino del sur, entre otras cosas, fácilmente puede agravar las condiciones que expulsan a miles de migrantes guatemaltecos hacia la frontera norte con los Estados Unidos, y provocar una crisis humanitaria aún mayor que el drama migratorio que vivimos hoy.

También la cooptación del Estado guatemalteco agrava el contexto de una región centroamericana, donde la autocracia gobierna en El Salvador y la dictadura nicaragüense no da visos de que llegue la democracia.

Hasta ahora la Cancillería mexicana ha manifestado su apoyo a Arévalo, quien cuenta con el respaldo de la comunidad internacional, especialmente, de los Estados Unidos. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo a bien reunirse con el presidente electo de Guatemala a finales de septiembre en Texcoco, sin que de esa reunión salieran mayores promesas que los protocolos diplomáticos acostumbrados.

No es sólo defender la llegada de Arévalo a la presidencia el próximo 14 de enero lo que mantiene a los guatemaltecos haciendo relevos en algunos bloqueos en las calles, son las condiciones en las que este político socialdemócrata llegará al poder.

Se trata de una lucha frontal contra la corrupción, encabezada por líderes indígenas con el apoyo de la población en general que se ha sumado, para evitar que el próximo presidente llegue atado de manos al cargo y que no termine, como hemos visto en otros países latinoamericanos en los últimos años, siendo destituido a las primeras de cambio.

Como López Obrador, Arévalo ganó de forma contundente en la segunda vuelta electoral con la promesa de acabar la corrupción, algo muy sentido en Guatemala que ve a sus funcionarios enriquecerse cuando la población sufre del índice de hambre aguda más alto de Latinoamérica detrás de Haití (1).

Ciudadanía vs corrupción

Durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto hubo diversas propuestas ciudadanas para crear en México una Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicim), inspirada en la Cicig (de Guatemala). En ese entonces se pedía ante la impotencia de la justicia mexicana para aclarar el caso de los 43 de Ayotzinapa, las desapariciones o esclarecer los crímenes a periodistas.

Este experimento de las Naciones Unidas en el país centroamericano que empezó en el 2006 acuerpó las investigaciones de la fiscalía de Guatemala contra funcionarios corruptos fue expulsado por el expresidente Jimmy Morales en 2019 tras afectar los tentáculos de las mafias enquistadas en el Estado (y al propio Morales).

Las investigaciones de dicha comisión fueron evidencia del robo que sufrían los guatemaltecos y desataron las protestas en el 2015 contra el entonces presidente Otto Pérez Molina, quien renunció para afrontar los cargos.

¿A qué viene al caso ahora?

Las actuales protestas en Guatemala son un intento de sacudida del pueblo ante la corrupción imperante que se instaló en los tres poderes de gobierno sin obstáculos tras la expulsión de la Cicig; la justicia en Guatemala se instrumentalizó a plenitud para fines políticos y hoy se refleja en una judicialización del proceso electoral.

Nadie en México imagina al Fiscal Alejandro Gertz Manero abriendo una investigación que inhabilite un partido con el fin de invalidar las facultades de todos sus funcionarios recién electos. O que la FGR allanara las instalaciones del INE en un proceso electoral e hiciera decomisos. Pues bien, eso es lo que ha hecho la fiscal Consuelo Porras en Guatemala al frente del Ministerio Público.

Con la complicidad de un juez pretende dejar sin figura jurídica al partido Semilla de Arévalo. Derivado de esto sus diputados quedarían como floreros, al no poder presidir comisiones ni ser parte de la agenda legislativa. Es, pues, llegar sin dientes al poder.

Esto aún no ha tomado efecto. Si bien existe la orden del juez para anular el partido, el Tribunal Supremo Electoral de Guatemala ha dicho que esta acción no puede tomar efecto mientras exista un proceso electoral, el cual termina el 31 de octubre. De esta manera, el destino del partido después de esa fecha queda como una moneda al aire.

Arévalo ha calificado lo que está ocurriendo de ser un “golpe de Estado en cámara lenta” y ha pedido abiertamente la renuncia de Porras. La fiscal, designada por Estados Unidos en la lista Engels (de actores corruptos y antidemocráticos), fue renovada en el cargo por Giammattei para permanecer hasta 2026, buena parte del periodo presidencial de Arévalo.

Pero pese a que hemos presenciado las mayores protestas en los últimos 80 años de Guatemala, Porras y funcionarios (fiscales Rafael Curruchiche, Cinthia Monterroso; y el juez Fredy Orellana) a quienes se les exige su renuncia, se mantienen en sus cargos para no perder la impunidad que les proveen sus puestos.

No hay salidas fáciles a esta crisis. Los espacios cooptados por la corrupción no están dispuestos a ceder ante un nuevo gobierno que promete hacer las cosas diferentes.

El pueblo guatemalteco tampoco se contentará con menos que la renuncia de la fiscal y segundos, o en su defecto, la de Giammattei. Y un nuevo vuelco para aumentar los bloqueos puede suceder en cualquier momento de acá hasta el 14 de enero, cuando Arévalo tome posesión.

La sangre ya corrió. Un grupo de personas armadas que agredió a manifestantes para liberar un bloque en una localidad cercana a la frontera con México terminó en un asesinato el 16 de octubre. El ministro de Gobernación Napoleón Barrientos presentó su renuncia por rechazar utilizar a la policía para reprimir manifestantes.

Por el bien de Guatemala y de la región, esperamos que las autoridades guatemaltecas escuchen al pueblo, pongan por delante a la democracia y el bienestar general por encima de sus intereses personales y este no sea sólo el inicio de una crisis que desestabilice la región.

(1) Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2023

 

* Juan Luis García ha ejercido el periodismo en Guatemala, México y los Estados Unidos.
Ha publicado en los más importantes medios de la región.
Fue fellow del Texas Tribune y la Fundación Alfred Friendly en el 2018.

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