Apóstol Santiago: El milagro de la restauración | Fotos

Tras cuatro años de trabajos, parece que el Apóstol ha librado la más difícil de sus batallas y la reparación por los daños sufridos durante el sismo de septiembre de 2017 está llegando a su etapa final.

enero 18, 2022 8:30 pm Published by

En breve, la escultura del Apóstol Santiago de Izúcar de Matamoros, de Puebla, considerada por los feligreses como milagrosa, no sólo recuperará su grandeza original, sino también la fuerza expresiva de su rostro.

Este “gigante de papel”, que supera los 2.5 metros de altura, se desplomó durante el colapso de la cúpula de su parroquia, durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Hace cuatro años, llegó hecha pedazos al Laboratorio de Conservación de Escultura Policromada, en la Ciudad de México, y a partir de ese momento comenzó un profundo análisis para recuperar esta pieza, que más allá de su valor artístico es también depositaria de la devoción de una comunidad.

 

Buena parte de sus fragmentos llegaron dentro de la indumentaria y otros atavíos con los que feligreses vestían al santo, lo que impidió la dispersión del material por el presbiterio de la iglesia.

A cuatro años, parece que Santiago Matamoros ha librado la más difícil de sus batallas, pues el proyecto de restauración, impulsado por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), está llegando a su etapa final.

Diversos especialistas del INAH se involucraron en el estudio y restauración de la obra, datada entre finales del siglo XVII e inicios del XVIII.

La pieza incluía una montura que no correspondía en temporalidad y técnica de manufactura a la original, y debido a los daños irreparables en su materialidad, madera tallada y policromada, Santiago El Mayor contará ahora con una réplica de su cabalgadura, la cual más tarde será realizada por talladores expertos.

 

En años previos al sismo de 2017, la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) elaboró un dictamen de su estado de conservación, a petición de la comunidad de Izúcar de Matamoros, narra Roxana Romero Castro, perito que ha coordinado los trabajos de recuperación.

Ese documento sirvió para conocer los deterioros que ya afectaban al conjunto escultórico: grietas, repintes, pérdida de material de soporte y de estratos pictóricos, además de abrasiones y craqueladuras en estas capas, por mencionar algunos, explica.

La intervención de la escultura ligera de Santiago Apóstol, tras el movimiento sísmico, representó también una oportunidad única para diseccionar su técnica de manufactura, mostrando una estratigrafía que comprende, primeramente, un tubo de papel amate, seguido de cañuelas de maíz alineadas, pasta de maíz, entelados de lino y, finalmente, una base de preparación sobre la que recae la policromía.


 

La intervención fue dividida en cuatro etapas: Investigación, que abarcó aspectos históricos, de su manufactura, deterioros asociados e intervenciones previas de restauración, además de la caracterización de los materiales y el conocimiento de los aspectos antropológicos que le rodean, ya que es profundamente venerado y considerado milagroso por gente de la región. Registro y estabilización del material correspondiente solo al santo, depositado en cinco mesas.

La flexibilidad del soporte de papel de los diferentes elementos permitió recuperar buena parte de su forma; sin embargo, fue imposible recuperar las cañuelas y la pasta de maíz, por lo que fueron repuestos para dar volumetría a la pieza, ajustándose en lo posible a sus dimensiones originales.

Al ser una pieza devocional, señala Romero, se consideró el diseño de una estructura auxiliar que permita la manipulación segura por parte de los feligreses.

 

Con el apoyo del arquitecto Arturo Casasola, también adscrito a la CNCPC, se confeccionó una estructura reticulada, elaborada en madera de cedro. Además de dar soporte, este esqueleto funciona como eje para la unión de los elementos al cuerpo, considerando la apertura de las extremidades inferiores para su posterior montura, la posición y el ángulo de inclinación de los brazos y de la cabeza, para lograr la unidad de la escultura.

Una vez estabilizado el conjunto, empezó la recuperación formal de la escultura mediante la reposición de material de soporte y la recolocación de estratos desprendidos, etapa que está por concluir. A esta fase seguirá la atención de los aspectos estéticos, mediante la reposición de estratos preparatorios (resanes) y la reintegración cromática.

Uno de los mayores retos en esta etapa será recuperar la fuerza expresiva del rostro de Santiago Apóstol, algo que recuerdan de forma especial sus devotos, según reportes del equipo antropológico de la CNCPC, coordinado por la doctora Judith Katia Perdigón.

 

“La intervención de esta escultura ha significado un desafío inmenso en mis 16 años como especialista de la CNCPC. Ha sido un gran aprendizaje porque nos ha dado la oportunidad de conocer sus entrañas: Cómo fue realizada, con qué materiales, cuál fue la forma de aplicación de los mismos. Fue una aproximación muy distinta, con respecto a otras esculturas con estas mismas características de manufactura, en las cuales no pudimos conocer su interior o lo hicimos solo a través de análisis”, explica Romero.

“Es un caso paradigmático visto desde distintos ángulos, empezando por el conocimiento de su técnica de manufactura y de sus deterioros, hasta la definición del proyecto de intervención y la ejecución de las tareas de restauración. Esperamos que la gente de Izúcar, que también ha sido partícipe, pueda apreciar todo este esfuerzo y nos ayude a conservar su santo patrono por mucho más tiempo”.

 

Con información del INAH

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