‘México, un mito de siete siglos’: la región de las profecías cumplidas

Jorge Pedro Uribe Llamas hace un recorrido por la historia de la capital del país en su nuevo libro de crónicas.

agosto 17, 2025 5:51 am Published by

Por Marco A. Cervantes

Una profecía es nuestro escudo: la leyenda establece que, en 1325, una tribu mexica descubrió un águila posada sobre un nopal y entendió que los anuncios del dios “Colibrí zurdo” se habían cumplido. Allí, en ese lago donde el agua y los peces “eran blancos”, levantaron una ciudad impensable: México–Tenochtitlan.

En México, un mito de siete siglos. Crónicas de la ciudad infinita (Siglo XXI Editores, 2025), Jorge Pedro Uribe Llamas escribe —o más bien deambula— alrededor de esta ciudad fundada hace 700 años. Uso “alrededor” con intención: el autor (nacido en esta ciudad en 1980) no solo la explica o la describe, sino la recorre, la camina y la rodea. Da vueltas alrededor de ella. El libro funge como un estupendo mural con distintas escenas, épocas, zonas y personajes. Presentado como crónica va y viene del pasado a la actualidad en una interesante reconstrucción periodística e histórica.

La Ciudad de México: la región sin fronteras

El autor es infatigable: mira desde otra perspectiva el mito mexica hasta los sonidos actuales de Tepito; desde Cuauhtémoc a López Velarde; del Peñón de los Baños a Coyoacán. Uribe inicia con el relato —día a día— de la derrota mexica en agosto de 1521 en los canales de Tenochtitlán y Tlatelolco y lo hace con divertida erudición: ¿qué hizo Cuauhtémoc para enfurecer tanto a Hernán Cortés? ¿A qué soldado español se le ocurrió fabricar una enorme catapulta que resultó absurda e inútil? ¿Cómo y dónde nacieron los tacos de carnitas? ¿Qué parentesco guarda la actual Lagunilla con el mercado de Tlatelolco que descubrieron los españoles?

Uribe define que la Ciudad de México no sólo es una metrópoli es, en realidad, una región. Un estado de ánimo donde no hay fronteras ni límites bien definidos: ¿dónde empieza y dónde termina todo esto? Una zona inabarcable de ciudades, villas, pueblos, colonias, fraccionamientos, barrios y alcaldías. El único acuerdo colectivo parece ser mirar hacia el centro histórico como un escenario fundacional: imprescindible y definitivo.

En el libro se celebra la extraordinaria salud del pasado: lo que ocurrió hace siglos todavía resuena hoy. Uribe entra y sale del pasado para demostrar que conectar historia y presente en forma de narración histórica y periodística es una manera entusiasta que sirve para interpretar lo que sucedió. El libro relata sin lecciones de enciclopedia ni solemnidad, con el propósito “de combatir el nacionalismo y fomentar el amor al terruño”.

Con el libro de Jorge Pedro Uribe se comprueba que en este lugar, las calles aún siguen siendo el escenario de profecías cumplidas.

 

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