¿Por qué decidió ‘SpaceX’ llevar vino al espacio y qué descubrió a su regreso?
La compañía SpaceX de Elon Musk llevó doce botellas de vino francés al espacio para ver si envejecían o no.

Por Julio García G. / Periodista de Ciencia
El pasado martes 12 de enero, la cápsula Dragon de la compañía SpaceX del hombre más rico del mundo, Elon Musk, se desacopló con éxito de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Más allá de lo que representa que una compañía privada se haga cargo de lo que antes era competencia de una agencia pública como la NASA, lo interesante es que la cápsula traía de vuelta consigo doce botellas de vino francés de las regiones de Burdeos y un centenar de fragmentos de cepas de merlot y cabernet sauvignon, que pasaron más de un año entero en órbita alrededor de nuestro planeta dentro de la EEI.
Llevar el vino al espacio no fue una tarea simple, ya que cada una de las botellas fue puesta dentro de un cilindro de acero que evitó que se rompiera.
Quien está detrás de este experimento es una startup de Luxemburgo de nombre Space Cargo Unlimited, que buscaba que el vino no envejeciera durante todo el año que estuvo en órbita. La empresa también se dedica a encontrar el potencial que tiene el espacio para “crear una variedad de productos de alto impacto en la Tierra, desde ciencia viva hasta nuevos materiales”.
Pero el objetivo fundamental, en este caso, fue buscar soluciones sobre cómo será la agricultura en el futuro. Y afirman que, con este tipo de experimentos, la agricultura será más saludable porque, además de ser orgánica, podría alimentar a la humanidad.
El cambio climático plantea retos desde muchas aristas que van de lo económico y lo social, hasta la obtención de recursos alimenticios. Un ejemplo de ello es que un gran número de personas tendrán que desplazarse de un sitio a otro debido al aumento en el nivel del mar. También, por las sequías o las lluvias torrenciales que ya provocan inundaciones severas.
La agricultura sufrirá consecuencias porque las semillas y las plantas tendrán que hacerse más resistentes ante el embate de estos cambios. De ahí que la agricultura espacial pueda ser la solución.
Space Cargo Unlimited buscó hacerse de nuevos conocimientos, a través de estos experimentos, para provocar que las plantas se estresaran mediante la ingravidez que existe en el espacio. Con ello buscan que sean más robustas y resistentes una vez que sean plantadas en nuestro planeta o inclusive en exploraciones futuras a Marte, donde los astronautas tendrán que sobrevivir allí con pocos recursos. El estrés de las vides es fundamental para conseguir una buena cosecha.
Esta empresa europea no es la primera en hacer este tipo de experimentos. En 2016, China se convirtió en el primer país en hacerlo a través del lanzamiento, el 15 de septiembre, de su laboratorio espacial Tiangong-2, cuyo objetivo fue llevar, como parte de su cargamento, botellas de vino de cabernet sauvignon, merlot y pinot noir. Como en su momento lo reseñó el periódico The Guardian, “los científicos chinos esperan que el cultivo de viñedos en el espacio desencadene mutaciones en las vides que puedan hacerlas más adecuadas para el duro clima de algunas de las regiones emergentes de China”.
Después de que el vino chino regresó a la Tierra, a las muestras se les hicieron pruebas y fueron comparadas con otros vinos con la finalidad de ver qué tipo de mutaciones habían sufrido. Estas mutaciones se producen a nivel genético por la radiación que produce el Sol.
Cuando los vinos son modificados genéticamente por esta radiación, se hacen más fuertes y se vuelven más resistentes al frío, las sequías e inclusive los virus.
A este tipo de agricultura se le llama agricultura científica y, para muchos escépticos de esta tecnología, representa más un retroceso que una ventaja porque consideran que alterar genéticamente los alimentos que nos comemos traerá consecuencias negativas para la salud.
De hecho, existen varios grupos alrededor del mundo que rechazan tajantemente la utilización de la agricultura modificada genéticamente, porque la consideran inmoral y arguyen que va contra los principios de la naturaleza. Ello, evidentemente, plantea claramente un debate bioético que tendrá consecuencias importantes para el futuro de la alimentación y nuestra supervivencia como especie debido, entre otras razones, al creciente aumento de la población. De acuerdo con las Naciones Unidas, se espera que el número de personas en el mundo aumente en dos mil millones en los próximos treinta años.
Entre los problemas bioéticos más importantes a los que se enfrenta nuestra civilización se encuentran el de la clonación humana, la eutanasia, el desarrollo de células madre y la medicina regenerativa. También la clonación de las semillas y, por supuesto, los alimentos transgénicos o modificados genéticamente.

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