“Anti-manual del joven periodista”, artículo de Témoris Grecko
Buscasendas por Témoris Grecko
Es probable que algunos de tus compañeros, estudiante o nuevo profesional, estén preocupados por encontrar la ruta hacia el periodismo de altos vuelos. “Altos vuelos” en referencia a negocios y poder, no a gran periodismo. Miran hacia las nombres más sonados, que no atraen respeto pero sí envidia de quienes aspiran al lujo y a acariciar las manos sebosas de los políticos corruptos, y se preguntan “¿qué debo hacer para convertirme en uno de ellos?”.
Una de las vías empieza casi donde tú estás ahora: transitar desde el primer paso las largas filas de la lisonja y el servilismo para ascender poco a poco la escalera al cielo de la podredumbre. A quienes lo han hecho, los ves por ahí, en la tele y la radio.
No es de ese camino del que te quiero hablar: de entrada, porque es un camino sumamente errático: abundan los que lo buscan sin ningún éxito, y muchos más los que creen haberlo hallado, se dejan usar, lamen todas las suelas que les ponen frente a la lengua, para terminar siendo arrojados al cesto como papel sanitario.
Pero lo más importante es que creo que si estás leyendo esto, eres un joven que no ha perdido el idealismo y quiere hacer bien las cosas.
Por eso, este anti-manual utiliza como ejemplos a los que fueron como tú: los que temen presentarse ante quienes son hoy como fueron ellos; los que serían escupidos si pudieran ser alcanzados por sus propios yo de 20, 25, 30 años; los que, como escribió Pablo Neruda, “se retratan en el espejo del mundo y su rostro no es hermoso ni para ellos mismos”.
Un caso que grita por entrar aquí: Carlos Marín. ¿Crees tú que se sigue aplicando a sí mismo la tortura de verse al espejo cada mañana?
“…porque un fotógrafo desconocido estaba en una piquera”. Así describe Marín, muerto de la risa y como se fuera de sentido común, los brutales asesinatos de Rubén Espinosa y cuatro personas más. Rubén, fotógrafo desconocido. Desconocido, para Marín. Igual: para que su muerte importe, tiene que ser conocido, dice Marín. Y el hecho de que con él hayan torturado y matado a cuatro mujeres, Alejandra, Mile, Nadia y Yesenia, convierte su departamento “en una piquera”. Con ese lenguaje, en televisión nacional.
DE VACAS SAGRADAS A BUEYES DEL PODER
Cuando narro cómo veíamos, cuando éramos estudiantes, a Marín y otros de su calaña, es normal que los más jóvenes no lo puedan creer. Te contaré un poco de eso: yo tenía el plan secreto de irme a hacer guardia a la entrada de Proceso y no dejar salir a Marín hasta que me dejara irme con él, cargándole el portafolios y pagando mis gastos, para aprender de un grande. Había leído, como decenas de miles de estudiantes, el Manual de Periodismo que firmaban él y el extrañado maestro Vicente Leñero. No sabíamos que Marín no co-escribió nada, no hubo algo así como una colaboración en la que ambos reflexionaron juntos sobre las alturas de la profesión y después lo bajaron a la sencillez en capítulos. Leñero tenía un curso de periodismo por correspondencia en 40 piezas, que después dio en la Universidad Iberoamericana. Ahí cayó en manos de Marín, quien con ellas formó el libro, puso su firma y, según contó el propio Leñero, tuvo la elegancia de quedarse con la mayor parte de las regalías. (Tras la muerte de Leñero, Marín dijo que lo había buscado para pedirle perdón. Pero no Marín a Leñero, al revés, asegura Marín: “Carlos, eres muy exitoso, perdóname, me equivoqué, fui un pendejo”.)
Ahora te cuento de Ricardo Alemán: él nos invitó a varios veinteañeros a trabajar en un nuevo suplemento en El Universal, Bucareli 8, para hacer reportajes de fondo y de investigación. A nuestros ojos, seguía siendo el gran Ricardo Alemán que había hecho las mejores crónicas parlamentarias, informativas, incisivas, irónicas y excelentemente bien narrada. Ya había salido de La Jornada de una forma poco honrosa, según me contaron hace un par de meses. Pasó bastante tiempo antes de que nos diéramos cuenta de que, en ese momento, ya nos estaba dando –sospecho que intencionalmente- señales de que empezaba su transformación. Lo admirábamos y él se mostraba incómodo con eso, nos decía que en unos años no diríamos lo mismo ni querríamos hablar de él.
Ahora acompáñame con Ciro Gómez Leyva, el que hoy apila columnas con títulos como “señor presidente, usted tenía razón”, “secretario Osorio Chong, no olvide que usted no los mató” (a los 43), “mi gobierno cree en la libertad de expresión” y “Manlio, tú no perdiste el domingo”, y que ha ganado fama defendiendo a indefendibles con muchos recursos económicos, como Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre (el líder priísta exhibido con su red privada de prostitución) y a Los Porky’s (los chicos que violaron a una menor en Veracruz). Entre sus numerosos aciertos de antaño, el mayor, creo, fue acometer una osadía en 1996, al llevar a televisión por primera vez (después de que Proceso lo trató en sus páginas) el caso de la pederastia de Marcial Maciel. Capitaneados por Lorenzo Servitje (el multimillonario de Bimbo y Marinela), los Legionarios de Cristo salieron en tropel a defender a “nuestro padre”, amenazaron al Canal 40 –un inusual proyecto de televisión independiente- y, como Ciro y los suyos resistieron y el reportaje salió, lanzaron una ofensiva que cortó la publicidad comercial, debilitó a la pequeña televisora y facilitó que Ricardo Salinas Pliego se apoderara de ella (tras el asalto violento con el que robó su antena en el cerro del Chiquihuite). El 40 murió, absorbido a las malas por Televisión Azteca, y Ciro y los suyos se fueron a la calle.
Quedó una lección de bravura y entrega, y tocado el intocable prestigio de Maciel y su Legión. En ese momento, Ciro tenía 40 años y podía sentirse a gusto consigo mismo, capaz de ponerse de pie y mirar de frente al Ciro de 25 años que se graduó de comunicación, con Rogelio Romero Carbajal, con la tesis “Violencia política en Guatemala (La danza de los liberadores)”. Lleva este epígrafe de Sartre: “La relación de fuerzas se ha invertido, la descolonización está en camino; lo único que pueden intentar nuestros mercenarios es retrasar su realización”. Para que no quedara duda, le dedicó un ejemplar a mi padre: “Para Grecko, quien me introdujo a una vida que no dejaré. Ésta es una prueba de ello, conste”. Rúbrica. Y miren lo que terminó haciendo.
A estos tres señores les va bien. Es decir: bien si lo tuyo es ganar dinero, sin importarte el periodismo, ni el caos en que sigue cayendo el país ni tu propio prestigio como persona. ¿Qué diablos les pasó?, preguntarás. Los cínicos dirán eso de que el que a los 20 años no es idealista, no tiene corazón, pero el que lo sigue siendo a los 40, no tiene cerebro. Es el discurso de quienes de alguna forma tienen que justificarse por su falta de amor a sus propios sueños.
Para tratar de entender por qué se traicionaron a sí mismos, un amigo me dijo hace unos días que, que además del dinero, los sedujo el poder. No estuve de acuerdo: que la PGR o la PGJDF o el Ejército decidan qué información darte, si va completa o parcial o totalmente manipulada, cuando ellos quieran y para que se publique como ellos quieran, pues el poder no lo tienes tú, como periodista, sino ellos: no haces periodismo, de hecho, sólo copiaypega, eres un correveidile con buen coche.
El poder del periodista es crecerse ante el poder político y económico; obtener la información que el poder quiere ocultar y publicarla; es transgredir al poder exhibiéndolo ante la sociedad y, de esta forma, servir a la sociedad, no al poder. El poder del periodista es impedir que el poder lo doblegue.
CUANDO UN CRUZADO DE LA FE TE LLAMA ACTIVISTA Y DOGMÁTICO
Otro recurso de los cínicos es acusar de “activismo” (en el sentido de que un “activista” tiene intereses que coloca por encima del periodismo) al periodista que no se vende. Dos ejemplos que me tocan, de 2015: al ser entrevistado, Héctor de Mauleón declaró que “a Témoris Grecko no lo considero un periodista, lo considero un activista”; cuando me encontré a Marín en una fiesta de compromiso y me negué a saludarlo, me preguntó: “¿Cuándo dejaste de ser periodista para volverte activista?” “¿Cuándo cambiaste el periodismo por el mercadeo periodístico?”, repliqué.
Según Marín, si no le das la mano a un corruptor de la profesión, eres un activista. Se confunde porque ésa no es la definición de activista, es la de periodista y ciudadano honesto.
¿Y quién es el que osa llamarnos así? Uno de los tantos activistas del oficialismo que, con ocasión de la crisis de Ayotzinapa, tomaron armadura, yelmo y lanza para lanzarse a la guerra como cruzados de la “Verdad Histórica” del santo padre Murillo Karam.
Ésa fue una oportunidad de demostrar su lealtad a la fe, al dogma impuesto desde la divinidad presidencial. Pero cada día aprovechan les que caigan. Aquí mismo conté cómo fue que a la mejor y más útil investigación que haya producido el Grupo Milenio, titulada “El (falso) éxito de la Cruzada Nacional contra el Hambre”, Marín le tumbó el (falso) para que quedara “El éxito de la Cruzada Nacional contra el Hambre” y satisfacer así a Rosario Robles. Esto provocó la renuncia de su equipo de periodismo de datos, lo mejor que tenían.
De Mauleón, con menos aspavientos, se dedica a reproducir información de la PGR sobre el caso Iguala –y otros- sin citar fuentes, como si fuera automáticamente verdadera y no necesitara verificación, con mínimo reporteo de escritorio, y se prestó a jugadas (de la mano de Isabel Miranda de Wallace, la activista de extrema derecha que aparentemente inventó el secuestro de su hijo, torturó e inculpó a inocentes y fabricó pruebas) para desprestigiar al GIEI y a los defensores de los derechos humanos.
Son activistas y fieles de la fe única de cada momento político. Y abusan de la táctica de acusar a otros de activismo y dogmatismo. Como en el caso Ayotzinapa: cuando alguien argumenta que defienden una “verdad” muerta, invalidada por las evidencias, gritan que los están quemando en la hoguera por atreverse a decir lo que nadie dice. Aunque no dicen, repiten lo que dice El Estado. Aunque cuenten con el respaldo del mismo Estado.
Pase a la historia
Lo que estas personas saben pero no quieren recordar, como puedes ver, es que los tiempos han cambiado y la frase “la historia la escriben los vencedores” (vencedores como sinónimo de quienes conquistan el poder) ha dejado de ser válida. Precisamente, porque periodistas e historiadores que no se entregan al poder hacen bien su trabajo.
Siguiendo con el caso Iguala, aunque han hecho lo posible por reírse ante el público de quienes denunciaban la falsedad, ya se van callando porque ni todo su cinismo ni toda la fuerza de sus medios masivos han podido desvirtuar las pruebas presentadas por periodistas e investigadores nacionales e internacionales. El poder no pudo.
Mi amiga Yoloxóchitl los describió con esta frase: “De vacas sagradas a bueyes del poder”: estas personas van a gozar de lujos mientras le sigan siendo útiles al poder, mientras lo sirvan bien, como correveidiles con yunta. Y mientras el poder siga ahí.
No van a evitar pasar a la historia (un pequeño rincón de la historia) en su papel funcional al poder. Ya se acumulan las evidencias: De Mauleón, por ejemplo, fue exhibido en una carta pública de varias entidades globales, como la Organización Mundial contra la Tortura y la Federación Internacional de los Derechos Humanos, que denunció ataques arteros contra organismos civiles en México, en marzo de 2016; varios de estos medios y personajes también han sido mencionados, en ese tono, por la prensa internacional, en esos mismos días, como en el New York Times, el New Yorker y Pro-Publica. La campaña sucia gubernamental de la primavera de 2016 será reseñada en libros periodísticos y académicos, con menciones a sus participantes que se dicen no activistas. La historia los pondrá en su (mínimo) lugar.
Me dirijo a ti, estudiante o nuevo profesional que te leíste todo mi rollo hasta acá, porque me veo igual a ti. Me identifico con tus esperanzas y sueños, y tu desdén hacia los corruptos. Y porque conozco los peligros: quienes quieran lanzarse derecho a los brazos del poder, lo más probable es que sean usados y desechados al cesto del baño; pero uno de los placeres perversos del poder es corromper a los honestos. No encuentra gozo en ser servido por los siempre serviles, sino en la sumisión de los que tenían agallas. No nos confundamos: hemos tenido pérdidas: Alemán, Ciro e incluso Marín –a pesar de sus trucos- tenían credibilidad y eran respetados por nosotros, los de la generación siguiente. Chuparlos con todo éxito fue parte del intento por destruir nuestras esperanzas y sueños, de mostrarnos un falso destino inescapable, de hacernos creer que sólo los tontos se sostienen en el profesionalismo y la honestidad. Y he visto a varios de mis coetáneos caer en la trampa. Probablemente verás tú también a algunos de los tuyos.
Pero quiero compartir contigo mi entusiasmo por lo que veo a mi alrededor. Aunque no lo creas: hay una gran cantidad de compañeras y compañeros que recordamos a Scherer, Leñero y Granados Chapa, y estamos haciendo un gran esfuerzo por construir rutas propias, que satisfagan tanto nuestro compromiso con el periodismo como el que tenemos con la sociedad. En plena crisis de los medios, inventamos espacios, escudriñamos formas de financiamiento, creamos colectivos y tratamos de organizarnos, aunque para eso, qué triste, a veces hayamos necesitado el impulso de las tragedias.
En apoyo a los familiares de Rubén, Nadia, Alejandra, Mile y Yesenia, y a Voz Alterna, de Xalapa, los miembros de Ojos de Perro vs la Impunidad, Periodistas de a Pie, Derecho a Informar, Fotorreporteros MX y otros grupos nos unimos ahora para preparar eventos de conmemoración de sus muertes este próximo 31 de julio, para recordarles a las autoridades de Veracruz y de Ciudad de México que el crimen sigue impune y que son corresponsables de ello, que los autores intelectuales siguen ocultos, que han abandonado las investigaciones, y que ni olvidamos ni los dejaremos olvidar.
El periodismo en México sigue vivo y en crecimiento, buscando rutas, explorando, aprendiendo. Es un camino duro, tienes que saberlo. No es el que te hará rico. Es sólo para personas con pasión que equilibran sus emociones con el rigor del método y la honestidad intelectual (ajenos ambos a la mentalidad de esos señores, por cierto). Es para gente plena de amor.
La retribución es que nos vamos a la cama satisfechos con lo logrado, contentos con lo hecho hoy, emocionados por lo que estamos planeando; que somos capaces de vernos con los ojos de cuando teníamos tu edad, tranquilos porque no nos escupiríamos, sospechando que nos pondríamos a intercambiar ideas y compartir sueños; y con la íntima certeza de que los sueños están ahí para ser perseguidos siempre, pues son el ideal que nos muestra la ruta.
CRUCEROS
Como tema aparte, Humberto Moreira, ejemplo de político de hedor corrupto, ha demandado al investigador Sergio Aguayo por escribir que “Moreira es un político que desprende el hedor corrupto”. Tendrá que demandarnos a todos los que han dicho eso y más. No puede ganarla pero el objetivo es desgastar a Aguayo: Moreira tiene los miles de millones con los que endeudó a Coahuila, Aguayo es un profesor, los gastos así van a estar. El objetivo, cree Aguayo, es forzarlo a abandonar una investigación sobre la matanza de 300 civiles en Coahuila cuando Moreira era gobernador.
SENDEROS
Nuestra película “Mirar Morir. El Ejército en la noche de Iguala”, sigue reuniendo solicitudes para participar de la función simultánea continental #ProyecciónLatinoamericana #Ayotzinapa22meses, el 26 de julio.
Por cortesía de nuestras fabulosas Reinas Chulas, la actividad central será en el Teatro Bar El Vicio, ese día a las 18:00. Al final de la función, los realizadores daremos una charla y haremos entrega a representantes de los padres de los 43 y de Los Otros Desaparecidos de Iguala de la parte correspondiente de lo recaudado en lo que va de la campaña.
Esto es parte de la serie de proyecciones continentales y global de #MirarMorir: es el primer documental independiente que realiza un proyecto así.
Tuvimos ya la #EuroProyección #Ayotzinapa21meses; vienen la #ProyecciónNorteamericana #Ayotzinapa23meses y la #ProyecciónGlobal #Ayotzinapa2años.
¡Participa! Informes aquí: mirarmoriroficial@gmail.com
Y yo voy a dar, por primera vez en México, el taller “El periodista en combate. A la guerra sin fusil: despliegue, desempeño, ética y supervivencia”. Martes y jueves de agosto en Tonalá 66, colonia Roma. Más información aquí.