El medio ambiente, otro perdedor en el debate (Artículo)
“Los candidatos quedaron a deber mucho en cuanto a propuestas en los temas del desarrollo sustentable más apremiantes”, afirma Raúl Benet.
Por @RaulBenet
Si bien los candidatos a la presidencia de la república abordaron algunos tema ambientales, lo hicieron de manera muy superficial y en ningún caso fueron al fondo de los graves problemas y retos de devastación y deterioro ambiental que enfrentamos.
Los asuntos ambientales debieran estar en el centro de la agenda pública, porque son la base natural sobre la cual se construye el bienestar y el futuro de la nación. Además, la participación ciudadana en la implementación de esta agenda debe ser considerada como de obligatoria observancia por parte de los gobernantes.
En el debate no hubo mención alguna sobre la importancia de la participación civil en los asuntos ambientales, no se estableció un compromiso que obligue a las instancias de gobierno a incorporar seriamente y con carácter vinculante a la sociedad civil en la elaboración, implementación y evaluación de toda política gubernamental de manera tal que se pueda garantizar la sustentabilidad y transversalidad de la política pública.
Para este fin se requiere también la generación de información de calidad, confiable y oportuna, que sea accesible a la sociedad y a los funcionarios de diferentes niveles. Este tema de la generación y publicación de información sobre el tema ambiental y sustentable, estuvo completamente ausente de las propuestas.
Un asunto crucial para garantizar la sustentabilidad es la transversalidad de las políticas públicas. No se puede seguir fomentando la inversión en minería y megaproyectos, o en agricultura intensiva, a costa de destruir el medio ambiente y los territorios e hipotecar la salud, el agua y el clima de las generaciones venideras. La planeación, el fomento y la inversión en todos los ámbitos y sectores debe considerar la dimensión ambiental de manera transversal.
El impacto de la minería, el trasvase de ríos, la fractura hidráulica y otros megaproyectos estuvo ausente del debate. Vale la pena señalar que el Proyecto de Nación de la coalición Juntos Haremos Historia, presenta un análisis muy valioso sobre la impunidad y complicidad con la que operan las compañías mineras, sobre el grave impacto que tiene esa actividad sobre los territorios y los ecosistemas y sobre la importancia de impedir que la actividad minera siga violando leyes, destruyendo al ambiente y pasando por encima del derecho de las comunidades.
Sin embargo, todo el tema de la justicia ambiental, el respeto a los territorios comunitarios y el acceso igualitario y equitativo a los beneficios ambientales estuvo ausente del debate.
Un tema fundamental es el del agua. La Constitución obliga ya a los diferentes órdenes de gobierno a garantizar el acceso al agua de calidad a todos las personas, y es urgente contar con una nueva Ley de Aguas Nacionales que garantice el cabal cumplimiento de los mandatos de los artículos 2, 3 y 4 de la Constitución, que establecen que el agua es un derecho humano y que el estado tiene la obligación de garantizar ese derecho. El uso del agua para la extracción de gas mediante fractura hidráulica, tecnología conocida como fracking, debiera ser considerado ilegal por la grave contaminación y el despojo que significa. Estos temas, reiteradamente planteados a los candidatos por las organizaciones civiles, estuvieron claramente ausentes en todas las intervenciones.
Otro de los temas que ha estado en el centro del debate nacional, y que los candidatos ignoraron, es el de la biodiversidad. Recientemente se logró echar abajo una ley de biodiversidad que se trataba de imponer más por motivos de lucimiento partidista que de incorporar soluciones urgentes a problemas graves de pérdida de la biodiversidad. Temas tales como la privatización del germoplasma, los recursos biológicos y el conocimiento tradicional, la pérdida y biopiratería de las variedades de semillas tradicionales y la agro biodiversidad, la pérdida de especies y de ecosistemas completos, la equivocada regulación para el aprovechamiento sustentable de la vida silvestre, y el establecimiento de esquemas efectivos para la protección de los ecosistemas más sensibles, han quedado fuera de la agenda de los partidos y las coaliciones, y estuvieron ausentes del debate.
El candidato Anaya alcanzó a mencionar que el problema de las Áreas Naturales Protegidas es un problema de vigilancia y control, ignorando que las ANPs están habitadas y en muchos casos pertenecen a comunidades indígenas y locales, y que la mejor estrategia para conservarlas, en la mayoría de los casos, es a través de la promoción de su manejo sustentable.
Rodríguez llegó a señalar como responsables del deterioro ambiental a las propias comunidades, omitiendo mencionar que con frecuencia son los megaproyectos de los gobiernos estatales, como el trasvase del Río Pánuco desde Veracruz hasta el estado de Nuevo León, lo que impacta gravemente al territorio, al medio ambiente y a las áreas naturales protegidas.
En el tema de bosques y selvas recientemente ha habido avances importantes, como la incorporación del manejo forestal comunitario en la ley forestal. Sin embargo, las organizaciones de productores forestales comunitarios, así como las organizaciones civiles que se dedican al cuidado y buen manejo del bosque, esperaban de los candidatos algunas menciones y propuestas respecto a cómo detener la creciente tala ilegal, cómo eliminar la importación de madera ilegal, o cómo fomentar al mercado de productos forestales certificados, producidos de manera sustentable por las comunidades.
También se esperaba un reconocimiento del papel de los jóvenes y las mujeres en el cuidado de los bosques, y el compromiso para fomentar el acceso de mujeres y jóvenes a los beneficios derivados de los bosques.
López Obrador planteó el proyecto de recuperar un millón de hectáreas de selva con especies maderables y frutales. Este planteamiento, si bien fue el único que aborda una estrategia para revertir el deterioro de los ecosistemas, dista mucho de ser una propuesta integral para promover el aprovechamiento sustentable de los recursos forestales como una estrategia fundamental para conservar los bosques y selvas y para promover el bienestar de las comunidades indígenas y locales que habitan esos territorios.
Un tema central en la agenda del debate, como en la agenda de la nación, es el de la mitigación y la adaptación al cambio climático. Si bien este tema fue abordado por los candidatos, no hubo interés ni oportunidad de profundizar en las medidas para reducir la vulnerabilidad de las poblaciones urbanas y rurales ante el cambio climático, lo más que se hizo, por parte del candidato de Morena, fue señalar que mediante la recuperación de un millón de hectáreas de selva se reducirá la vulnerabilidad ante el cambio climático.
Los fenómenos hidro-meteorológicos extremos, tales como huracanes y sequías, ocurren cada vez con mayor frecuencia e intensidad, provocando devastación y pobreza. Es necesario abordar el tema de la adaptación al cambio climático de manera intersectorial, integral, considerando aspectos de salud, infraestructura, agua, alimentación, seguridad, cultura y educación… nada de esto fue tomado en cuenta por ningún candidato.
Lo que sí abordaron fue lo relativo a la reducción de emisiones de gases de efecto de invernadero. Todos los candidatos mencionaron la importancia de generalizar el uso de las energías renovables para hacer frente al cambio climático, medidas de mitigación tales como la reducción de emisiones en el sector energético y del transporte, aunque estuvo ausente la mención a una estrategia para reducir emisiones por deforestación y degradación forestal, y favorecer el incremento de los acervos de carbono en los bosques.
Particularmente importante resulta la política relacionada con la extracción, refinación y utilización de combustibles fósiles. Si bien todos los candidatos se refirieron a la importancia de las energías renovables, López Obrador sigue claramente apostando a la inversión en energía fósil, al plantear la modernización de las seis refinerías existentes y la construcción de una gran refinería nueva, lo cual resulta incongruente con una visión de combate al cambio climático y transición hacia una economía baja en carbono.
La ruta hacia una economía baja en carbono no está integrada seriamente en ninguno de los discursos de los candidatos, aunque tanto la coalición Juntos Haremos Historia como el Frente incorporaron en sus plataformas muchos de los planteamientos hechos por organizaciones de la sociedad civil para abordar los temas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Prácticamente no hubo propuestas sobre la democratización en el acceso a la energía limpia a través de un aprovechamiento sistemático, generalizado y descentralizado de la energía solar, y por el contrario, algunos candidatos le siguen apostando al subsidio de las energías fósiles en las tarifas eléctricas.
A pregunta expresa, Meade señaló que considera a la energía nuclear dentro de las opciones para diversificar la matriz energética (por supuesto que los combustibles nucleares no solo no son renovables, sino que significan una inmensa contaminación radioactiva y un grave riesgo para el mundo, como lo demuestran los casos de Fukushima en Japón y Chernobil en la Ex Unión Soviética). Las organizaciones de la sociedad civil y la academia demandan que el gobierno se comprometa a satisfacer un 40 por ciento del abasto de energía a partir de fuentes realmente renovables para el 2024, lo cual está contemplado en las plataformas del Frente y de JHH, pero no queda claro cuál sería la ruta para alcanzar esa meta, y menos con nuevas refinerías.
Una buena noticia en el debate en términos ambientales, fue el anuncio hecho por López Obrador en el sentido de que de ganar la presidencia (lo cual sobra decir que es altamente probable), pondrá al frente del Conacyt a la Doctora Elena Alvarez Builla, quien tiene una trayectoria impecable como investigadora comprometida con los grandes problemas nacionales, además de haber obtenido el Premio Nacional de Ciencias por su contribución al conocimiento de los riesgos de los organismos genéticamente modificados, y es fundadora y presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (Mx), la agrupación más seria de científicos preocupados por los temas sociales y ambientales de nuestro país.
Su nombramiento significa un gran acierto y un contrapeso significativo ante otro nombramiento en el mismo gabinete, el del empresario y promotor transgénico Víctor Villalobos, quien encabezará la secretaría de Agricultura.
Los candidatos quedaron a deber mucho en cuanto a propuestas en los temas del desarrollo sustentable más apremiantes, pero el hecho mismo de que estos temas hayan entrado en la agenda del debate es en sí un gran logro de las organizaciones de la sociedad civil. Veremos.