París 2024: No removerán a los famosos libreros de las orillas del Sena | Video

Les Bouquinistes permanecerán en su lugar durante la justa olímpica y paralímpica, aseguró el gobierno francés; los vendedores podrán ofertar, como lo han hecho desde el siglo XVI y, de manera oficial, desde el siglo XIX, libros usados, carteles, antigüedades y algunos recuerdos.

febrero 13, 2024 2:16 pm Published by

El Gobierno francés ha renunciado a expulsar a los famosos libreros de las orillas del Sena, conocidos como bouquinistes, durante la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos París 2024, anunciaron este martes fuentes del Elíseo.

“El Presidente (Emmanuel Macron) ha pedido al ministro del Interior y al prefecto de Policía de París que velen por la conservación de todas las librerías y por que ninguna de ellas se vea obligada a desplazarse con motivo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024“, indicaron las fuentes.

La decisión se tomó “tras constatar que no se ha podido encontrar ninguna solución consensuada y tranquilizadora con estos actores” y “considerando que se trata de un patrimonio vivo de la capital”, añadieron.

Macron ha pedido que se adapte el dispositivo de seguridad, ya que “las zonas afectadas de los muelles superiores (del Sena) dejarán de estar abiertas al público” durante la apertura de la cita olímpica, que comenzará el 26 de julio.

La decisión se conoció solo unas semanas después de que la Asociación Cultural de Bouquinistes de París anunció que iba a recurrir a la justicia administrativa para trata de impedir el desplazamiento forzado de sus puestos.

Dicha medida había causado una gran polémica al hacerse pública en el verano de 2023, a un año de la cita olímpica, ya que los puestos de madera pintada de verde que pueblan las orillas del Sena son una estampa tradicional para los parisinos y los turistas.

En total, las autoridades planeaban desmontar provisionalmente 428 de los 932 puestos existentes con el fin de garantizar la seguridad de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpiocos, que en lugar de celebrarse en un estadio tendrá lugar con un inédito desfile de barcos por el río ante cientos de miles de espectadores.

Los libreros, por su parte, se quejaban de la enorme pérdida de negocio (los puestos estarían desmontados entre dos y tres semanas) en un período de máxima afluencia de público, sin recibir ninguna indemnización.

Además, las autoridades no se haría responsables de posibles daños a sus pequeñas tiendas. En caso de perjuicios materiales, el dueño de un puesto lastimado se quedaría sin ingresos y sin compensación, según apuntó a EFE el presidente de la Asociación Cultural de Bouquinistes, Jerome Callais, el 19 de enero pasado, cuando su organización reveló que adoptaría medidas judiciales.

La prefectura, por su parte, consideraba que las grandes cajas-armarios que conforman los puestos de los libreros, incluso si están cerradas en el día de la ceremonia de apertura, podrían usarse para esconder armas o incluso explosivos, lo que hacía del desmontaje una cuestión imprescindible de seguridad.

De hecho, el pasado 17 de noviembre se realizó un ensayo sobre cuatro puestos, que fueron desmontados brevemente durante cuatro horas, para comprobar la viabilidad del plan de retirada temporal.

Como medida paliativa, el Ayuntamiento de París había propuesto habilitar un espacio provisional para los libreros en un barrio próximo al Sena, algo que no convencía a los ‘bouquinistes’.

El término buquinista, en francés bouquiniste, se refiere a los vendedores de libros antiguos y de ocasión.​ Desde el punto de vista etimológico, la palabra deriva de bouquin en dialecto flamenco y significa libro y, sobre todo, libro pequeño o de bolsillo.

Los “bouquinistes de París” ejercen su oficio a lo largo de amplios sectores de las orillas del río Sena: en la margen derecha del Pont Marie al Quai du Louvre, y en la orilla izquierda del Quai de la Tournelle al Quai Voltaire.

El Sena se describe así como el único río en el mundo que se extiende entre dos filas de estanterías y puestos de venta.

En 1859, una reglamentación fue implementada por la ciudad de París y se permitió a los vendedores de libros antiguos y usados establecerse en puntos fijos. Y, por último, en 1930, se fijaron las dimensiones de las tradicionales cajas.

(Con información de EFE y Wikipedia)

placeholder
Tags: , ,

Contenido relacionado