Impostores desenmascarados | Artículo

Las Sedena Leaks revelaron espionaje, abusos y vínculos con el crimen organizado, mientras AMLO impulsa la militarización.

octubre 11, 2022 2:11 pm Published by

Por Héctor Tajonar

Assange es un Quijote de la libertad de expresión.
Andrés Manuel López Obrador

Lo que piensa el Presidente acerca de Assange, lo pienso yo de los medios y periodistas que difunden el contenido de las Sedena Leaks hackeado por Guacamaya. Los 6 terabytes incluyen millones de documentos, fotografías y videos que ya han empezado a revelar la podredumbre que invade a la autodenominada cuarta transformación. Irrebatible e inocultable, esa evidencia confirmará la verdadera naturaleza del gobierno y el régimen impuestos por el demagogo en funciones. El impostor y sus secuaces están siendo desemascarados.

Hoy sabemos que el ejército mexicano espía a periodistas y defensores de derechos humanos, vigila a activistas, así como al embajador estadounidense, Ken Salazar; que vende armas al crimen organizado, desde el Campo Militar # 1 y ha comprado gases lacrimógenos para reprimir manifestaciones. Asimismo, existen pruebas de que los altos mandos militares cometen abusos sexuales contra subalternas y civiles, a veces con tortura.

Las Sedena Leaks también han dado a conocer algunos de los lujos que se da la élite uniformada, la agenda y el desprendimiento del General Secretario con sus interlocutores, así como del rezago en su declaración patrimonial. El Ejército también legisla, en junio de 2022 presentó a la Consejería Jurídica del Ejecutivo dos opciones de iniciativas de reformas para lograr el control financiero de la Guardia Nacional.

A través de informes de inteligencia militar contenidos en las Sedena Leaks nos hemos enterado de que Adán Augusto López nombró como secretario de Seguridad de Tabasco a un personaje vinculado con el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuando el hoy secretario de Gobernación gobernaba aquel estado; además de que otros funcionarios tabasqueños están ligados con esa banda criminal y con capos del huachicoleo. ¿Se investigará este escándalo o sólo habrá una corcholata menos?

López Obrador negó que hubiera algo que ocultar, al tiempo de borrar de las mañaneras cualquier referencia a las revelaciones específicas de Sedena Leaks difundidas en los medios. Es obvia su voluntad de eliminarlas de la escena informativa. No obstante, la opacidad y simulación que sustenta la estrategia de comunicación de la 4T ya no podrán ocultar la realidad ni el verdadero rostro de este gobierno y su líder, (como no se pudo esconder su estado de salud).

La extorsión presidencial triunfó en el Senado; tendremos militarismo por lo menos hasta 2028. Ello entraña grandes riesgos de radicalización autoritaria en lo que resta del sexenio y, tal vez, más allá del 2024. La reaccionaria vocación castrense de López Obrador ya ha logrado las tres primeras fases de su estrategia de militarización:

  1. Militarizar la seguridad pública hasta 2028.
  2. Control castrense de infraestructura, aduanas y puertos.
  3. Politización de las Fuerzas Armadas en favor de la 4T.
    Estas tres primeras fases violan la Constitución y son contrarias a la normatividad e institucionalidad democrática. Falta la cuarta fase, el gran sueño secreto de AMLO:
  4. La prolongación (que no, reelección) de su mandato constitucional. La imposición del militarismo hasta 2028 podría facilitar una extensión del poder de López Obrador; ya fuera mediante su permanencia, lo cual sería más complejo e improbable, aunque no imposible; o mediante la imposición de su “corcholata” preferida, a fin de instaurar un Maximato al estilo Plutarco Elías Calles (1928-1934), tras el asesinato de Álvaro Obregón, el 17 de julio de 1928, lo que le impidió reelegirse.

En ambos casos, la condición ineludible para hacer posible dicha aberración política, es la desaparición del Instituto Federal Electoral (INE). El autócrata se propone eliminar esa institución fundamental de la democracia mexicana, sustituyéndola por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), que en los hechos dependería del Ejecutivo, como lo estaba la Comisión Federal Electoral, presidida por el secretario de Gobernación en turno, antes de la creación del IFE el 11 de octubre de 1990. Ello representaría una regresión de 32 años y la destrucción de la democracia mexicana.

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Por ello es imperativo rechazar la Iniciativa de Reforma Electoral enviada al Congreso en abril de 2022, que por tratarse de una reforma constitucional requiere de mayoría calificada para ser aprobada. Es conocida la habilidad presidencial para dividir a la coalición opositora, doblar al presidente del PRI y comprar la voluntad de legisladores mediante la extorsión -“o votas a favor de mi iniciativa o te vas a la cárcel”-, como ocurrió hace unas semanas con la reforma a la Guarida Nacional.

La milicia manda y la máscara se derrumba. Y eso que apenas conocemos la punta del iceberg. ¡Fuera máscaras! La regresión política, el desmantelamiento de las instituciones democráticas y el desprecio por el imperio de la ley han conformado el nuevo régimen que legará López Obrador: una autocracia militar, clientelar-populista, autoritaria y patrimonialista; penetrada por la la corrupción, la impunidad y el crimen organizado.

Para evitar que este adefesio político se prolongue más allá del mandato constitucional del autócrata militarizado, es preciso:

  1. Mantener la unidad de la alianza opositora (con o sin Alito).
  2. Rechazar la Reforma Electoral y fortalecer al INE como garante de la democracia.
  3. Asegurar el triunfo de la colación opositora en las elecciones del año próximo en el Estado de México. Para lograrlo es indispensable que se sume Movimiento Ciudadano.
  4. Encontrar al candidato o candidata idóneo(a) para 2024, con experiencia, visión y prestigio probados; así como elaborar un proyecto sólido y sensato sustentado en Estado de derecho, crecimiento económico y una reforma fiscal progresiva.

Acaso ese sea el camino más viable para acabar con la fracasada impostora llamada cuarta transformación, y evitar así la muerte de la democracia mexicana.

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