Anexos reciben a personas sin adicciones y en hacinamiento: testigo

Gabriel Ramón Moncada dijo que estuvo en un anexo ubicado en el municipio Santa María Tulpetlac durante tres meses y medio.

agosto 10, 2023 10:08 pm Published by

Gabriel Ramón Moncada, quien fuera internado en un anexo para tratar sus adicciones, reveló que las condiciones de estos presuntos centros de rehabilitación “eran deplorables”  y confirmó que estos se usan para encerrar a personas que no enfrentan algún tipo de adicción a las drogas como denunció en Aristegui Noticias la reportera Elva Mendoza

En entrevista para dar a conocer su propia experiencia tras conocer el reportaje “El DIF deja a niños, ancianos y personas con discapacidad en centros de rehabilitación de adicciones, Moncada narró que estuvo en un anexo ubicado en el municipio de Santa María Tulpetlac, Estado de México.

Agregó que tras poder platicar con varios internos que se encontraba en el “anexo”,  se dio cuenta que los ingresaron con mentiras al lugar.

Gabriel Ramón explicó que quienes operan estos lugares engañan con propaganda falsa que ofrece actividades de natación, actividades recreativas y una terapia de mejoría, cuando en realidad todos los internos viven un hacinamiento.

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Gabriel Ramón Moncada reveló que le cobraban a sus familiares un poco más de 6 mil pesos por semana, es decir, 24 mil pesos mensuales por la estadía.

Cuando estuvo anexado le tocó convivir con una persona que llevaba siete años encerrada  en el “anexo”, la cual aparentemente  esquizofrenia.

Por oídos de otros compañeros, escuchó que se trataba de algo más grande: también tenían encerradas a la mamá y a la hermana de aquel joven en un anexo, pero de mujeres por una cuestión de herencia, problemática ajena a lo que es una adicción.

Gabriel estuvo anexado durante un periodo de tres meses, con alrededor de 70 personas, pero le dijeron que en las temporadas de más capacidad, llegaban a estar hasta 120 personas en un solo lugar, totalmente hacinados.

En el anexo, se la pasaban sentados viendo una televisión. Además de dormir y comer en el mismo espacio, compartían un sanitario para todos y se bañaban en conjunto, casi siempre con agua fría.

Una vez que salió Gabriel del anexo quiso ayudar a esas personas buscando alguna instancia para que lo pudieran apoyar.

Le explicaron que personal de derechos humanos iba a hacer visitas a los anexos  y antes de que los inspectores llegaran, les avisaban a los dueños para esconder a las personas que tenían más tiempo o a las que habían maltratado.

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A Gabriel, le tocó ver poco antes de salir, el caso de una persona norteamericana que hablaba muy poco español.

A dicha persona, cuando llegó a México la engañaron, la robaron y finalmente la llevaron al anexo para “resguardarlo”.

Logró tener un acercamiento con él y le ofreció ayuda.

El norteamericano padecía esclerosis múltiple, le costaba trabajo caminar y tenía poca movilidad en una de sus manos.

Gabriel contactó a una persona que aparentemente era enfermera del extranjero.

Gabriel le platicó el caso y gracias a eso la mamá pudo alertar al FBI y a la embajada de su país y de esa manera logró salir.

Por lo anterior, Gabriel hizo un llamado a las autoridades para que establezcan mecanismos de derechos humanos y estándares para la operación de ese tipo de lugares, así como para que se hagan verdaderas revisiones dentro de los mismos.

Ve la entrevista completa aquí:

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