Sheinbaum sale del guion y va al G-7 | opinión de David Ordaz
La presencia de Sheinbaum no debe ser para tomarse fotos entre líderes, sino para una estrategia de inserción global inteligente.

Por David Ordaz
La presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer que asistirá al foro del G7 que se llevará a cabo en Alberta, Canadá del 15 al 17 de junio y adelantó que gestiona una reunión bilateral con su homólogo estadounidense, Donald Trump.
“Ya decidí que sí voy a asistir”, dijo durante su conferencia mañanera y explicó que el canciller Juan Ramón de la Fuente está trabajando en organizar reuniones bilaterales las cuales ocurrirán previo a la asamblea donde se tratan temas económicos y políticos.
En ese sentido, informó: “Es muy probable una reunión con Trump”.
El encuentro convocado por los siete países líderes de la economía mundial tendrá lugar en el resort montañoso de Kananaskis y estará enmarcado por la guerra arancelaria lanzada por el presidente estadounidense y de cara a la renegociación regional del T-MEC.
Esta decisión de la presidenta es crucial en momentos en que se necesita que México de la cara ante las decisiones viscerales del presidente estadounidense respecto a los migrantes, los aranceles y hasta las remesas.
Para acudir a Kananaskis, Sheinbaum y su equipo de trabajo deberán llegar cargados de inteligencia, eficacia y una agenda libre de la ideología cuatroteísta enfocada en tener la mirada en el ombligo y no en un escenario global.
Hay que poner en perspectiva que México fue invitado al G7 como socio clave en una cumbre en la que se reúnen los líderes de Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, Japón, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea con el objetivo -dicen- de “proteger las comunidades y el mundo, luchar contra la delincuencia transnacional, abordar las presiones globales que impulsan la migración, construir seguridad energética, acelerar la transición digital, asegurar las alianzas del futuro con coaliciones de socios confiables, crear empleos mejor remunerados y la infraestructura del futuro”.
Si bien es cierto que, así como nuestro país, también fueron invitados Brasil y la India, el Business Council of Canada, la mayor organización empresarial, con 170 compañías que producen más de la mitad del PIB del sector privado, invitó a México por varias razones:
Renegociación del T-MEC. México y Canadá tendrán oportunidad de ponerse de acuerdo en capítulos que pueden afectarles particularmente pero también como región. Pueden dejar agendados temas de conversación bilaterales y designar a quienes le den seguimiento.
Presencia. Nuestro país tendrá la posibilidad de impulsar una agenda particular con los mandatarios de las economías del G-7, estableciendo interlocutores de confianza, con un marco de intereses en común, en medio de la guerra comercial intermitente de Trump.
Inversiones. Un diálogo tan directo con países de tan alto nivel permitirá abrir la puerta a inversionistas de la Unión Europea en materias como energía y manufactura, donde México es líder regional.
Medio Ambiente. El G-7 comprometió 100 mil millones de dólares anuales para financiamiento climático en países emergentes. México podría acceder a estos recursos si armoniza proyectos con estándares ambientales e impulsa energías renovables.
Pero no todo será terso y agradable. Como se adelantó ayer, se vislumbra un encuentro entre la presidenta Sheinbaum y Donald Trump, quienes, en público se han mostrado corteses y diplomáticos, pero que actualmente están enfrascados (entre muchos temas) en las protestas por las redadas en California hacia los migrantes, miles de ellos de origen mexicano.
Al respecto, la mandataria se pronunció sobre los recientes hechos en Los Ángeles, California e hizo un llamado al gobierno estadounidense para que realice todos los procedimientos migratorios con apego al debido proceso en un marco de respeto a la dignidad humana y al Estado de derecho.
Aseguró que su gobierno continuará usando todo los canales diplomáticos y legales disponibles para expresar su inconformidad “con prácticas que criminalizan la migración y ponen en riesgo la seguridad y bienestar de nuestras comunidades en Estados Unidos”.
Aunque al mismo tiempo condenó las acciones en la ciudad: “No estamos de acuerdo con las acciones violentas como forma de protesta, la quema de patrullas parece más un acto de provocación que de resistencia”, lanzó.
En ese sentido hizo otro llamado, pero esta vez a la comunidad mexicana que vive en Estados Unidos “a actuar de manera pacífica y no caer en provocaciones”.
Por su lado, Trump no quita el dedo del renglón respecto al “peligro” que representan los migrantes a Estados Unidos y por el momento está enfocado en un pleito interno con el gobernador de California.
Ojo, porque las protestas ya están en Texas, Arizona y Nueva York.
En resumen, la visita de la delegación mexicana a Alberta, Canadá, será una oportunidad para que nuestro país aproveche su rol de puente entre el norte y sur y podrá practicar una diplomacia de contrapesos.
La presencia de Sheinbaum no debe ser para tomarse fotos entre líderes, sino para una estrategia de inserción global inteligente.

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