Patriarcado, capitalismo, racismo, ecocidio, las cuatro plagas de la humanidad | Artículo

Es obvio que ni las clases dominantes neoliberales ni sus correligionarios socialdemócratas en el poder tienen un interés serio en superar a las cuatro plagas de la humanidad, sostiene Heinz Dieterich

marzo 10, 2021 6:13 pm Published by

Heinz Dieterich

  1. Los cuatro jinetes del Apocalipsis

Cuatro grandes plagas afligen a la humanidad desde siglos pasados: 1. La opresión patriarcal de la mujer, ya consagrada en las narrativas monoteístas de la Biblia, el Corán, el Talmud, etc.; 2. La explotación del trabajador en la economía de mercado crematística (capitalismo), criticada desde Aristóteles; 3. El racismo, instrumento fundamental que convierte seres humanos (con fenotipos diferentes) en Untermenschen (seres inferiores) para destruir su identidad y dominarlos (“indio”, “negro”, etc.); 4. El ecocidio, que destruye la “placenta” de la especie, la biósfera.

 

  1. Remover la clase mundial dominante

La liberación de género, del trabajo, del “otro” y de la naturaleza, sólo será posible mediante un salto cualitativo en la evolución social del antropos. Es decir, mediante la remoción de las clases dominantes mundiales. Parece imposible hacerlo, considerando el enorme poder de billonarios como Jeff Bezos, Bill Gates, Zuckerberg et al, que tienen a los políticos de las democracias burguesas en su bolsillo. Sin embargo, la humanidad ha logrado semejantes hazañas antes. Derrotó a los señores feudales cuando apareció la revolución industrial-burguesa. Las revoluciones del Socialismo del Siglo 20 mandaron al basurero de la historia a las clases dominantes de Rusia, China, Indochina y Cuba. Y con la transición de la época industrial a la digital no es imposible que se logre esa tercera odisea de la emancipación, que la especie requiere para su sobrevivencia y coexistencia pacífica en el Siglo 21.

Fotos Reuters

Fotos Reuters

 

  1. El sujeto de liberación

Es obvio, que ni las clases dominantes neoliberales ni sus correligionarios socialdemócratas en el poder tienen un interés serio en superar a las cuatro plagas de la humanidad. Ellos son administradores del poder que el gran capital les concede, mas no sujetos proactivos de transformación social. Los parámetros respectivos son claros. La crematística actual llevará a que en 2030 el 1% de los plutócratas será dueño del 64% de la riqueza mundial (House of Commons Library); la destrucción de la naturaleza avanza sin parar, al igual que la preparación de la guerra termonuclear; la violencia contra la mujer se combate en el papel y con discursos fariseicos, los días 8 de marzo; ante el Covid-19, los que mueren prioritariamente son los pobres y minorías étnicas;  la trata de mujeres y seres humanos sigue su rumbo secular; la “esclavitud salarial” (Marx) está intacta, la corrupción de las clases políticas y jurídicas a flor de piel y la razón de ser de todos los partidos burgueses consiste en ganar elecciones, no en crear una sociedad libre de las cuatro plagas que afligen a la humanidad.

 

  1. Un nuevo Renacimiento

La transición entre la Edad Media y la Edad Moderna fue denominada en la cultura europea rinascita, renaissance o renacimiento. Ante el agotamiento estructural de la civilización occidental contemporánea, cuyas élites operativas son esencialmente parasitarias y conservadoras del status quo, tal como demostró su ineptitud y cinismo social darwinista ante el Covid-19, el salto cuántico de la especie se hace imperativo.

 

Suguru.org

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El sistema burgués ha perdido la capacidad de adaptación vital que es universal para la sobrevivencia de cualquier especie, como demostró irrefutablemente la ciencia de Charles Darwin. Toda persona y organización ética, cuya vocación de acabar con los cuatro jinetes del apocalipsis y su solidaridad con las víctimas es auténtica, debe orientar el GPS de su praxis hacia ese objetivo humanista: luchar por el Renacimiento de la Humanidad cuyo karma es la civilización post crematística, post misógina, post racista y post ecocida.

¡Posiblemente, este sea el único sentido trascendental de la vida disponible en un fin de siècle (cambio de siglo) como el que vivimos!

 

 

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