Danzarina, escritora y poeta: Nellie Campobello sigue vigente

A 39 años de su partida, la investigadora Patricia Rosas Lopátegui habla de la sensibilidad de la artista duranguense, además de sus aliadas y de la solidaridad que mostró hacia las personas violentadas.

julio 9, 2025 10:32 am Published by

Por Estefania Ibañez

Uno de los retos de los artistas es perdurar en el tiempo, y la sensibilidad que Nellie Campobello le obsequió a la cultura mexicana no tiene fecha de caducidad. A 39 años de su fallecimiento, se le recuerda como una danzarina, escritora y poeta que ignoró los convencionalismos para pronunciar sin remordimiento que la libertad y la honestidad delinearían su vida personal y su carrera creativa.

Fue registrada como Francisca Luna (Villa Ocampo, Durango, 7 de noviembre de 1900 – Progreso de Obregón, Hidalgo, 9 de julio de 1986) y se le relaciona fundamentalmente en el universo dancístico que conoció en su juventud y en el que se consolidó gracias a que fue directora durante más de 40 años de la Escuela Nacional de Danza, conocida actualmente como Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, solo que su personalidad y talento no pueden quedar sujetos únicamente a esa faceta.

Nellie también exploró la disciplina de la literatura, lo hizo con Cartucho: relatos de la lucha en el norte de México (1931), obra autobiográfica e histórica que le otorgó el título de la “única mujer que escribió novela de la Revolución”.

Pero antes, la artista duranguense ya había mostrado su rebeldía en Yo! Versos (Ediciones L.I.D.A.N., 1929), editorial dirigida por Gerardo Murillo/Dr. Atl. El poemario con 54 textos, lo firmó con su nombre legítimo y lo dividió en tres partes: la primera sin título y sin fecha; la segunda Yo en faceta 1928-1929 y la tercera, El-yo-amor Abril 1929.

Treinta años después la autora lanzó Mis libros (1960) que incluye 12 poemas del primer tiraje y tres inéditos: Besos de luna, Mi novio y Sueños. Finalmente en la primera década del siglo XXI fue publicada nuevamente la versión original, pero con el nombre de Francisca Yo! El libro desconocido de Nellie Campobello (2004), por Jesús Vargas Valdés y Flor García Rufino, biógrafos de Nellie.

En los versos que comprenden los ejemplares se lee a una poeta provocadora, que gusta de las retóricas para conmover, que habla de los recuerdos de la infancia y que establece diálogos que incluyen a la familia, al amor, a la naturaleza y a la tristeza, entre otros temas.

Modelo a seguir

En charla con la investigadora y profesora de la Universidad de Nuevo México, Patricia Rosas Lopátegui (Tuxpan, Veracruz, 1954), expresa que el pensamiento y el arte de Nellie Campobello resuenan en la actualidad y paso a paso se instalan en la curiosidad de los nuevos lectores.

“Nellie Campobello es realmente un modelo para seguir. Tenemos que considerar que ella es un caso muy diferente dentro de la literatura mexicana, porque sus orígenes son de clase social muy humilde. Nellie habló abiertamente de todo: de su tristeza, del hambre que ella y sus hermanos vivieron durante la infancia; de una madre que tiene estos hijos y de un padre que desaparece”, comenta Patricia.

La década de los 20 fue crucial para la evolución profesional de Nellie. En su primera migración en 1921 a la capital del país, junto a su hermana Gloria, tuvo “el apoyo económico y emocional” del general duranguense Jesús Agustín Castro Rivera; asimismo, se involucró con personas de “las colonias inglesa y estadounidense”, quienes le mostraron un mundo muy diferente al de su niñez.

En 1928 Nellie se desvinculó —después de haber regresado durante un periodo a Durango— del general, para darle paso a la mujer y a la artista que durante años mantuvo en silencio.

“Se instalaron nuevamente en la Ciudad de México, ese momento fue clave para Nellie Campobello, no sabemos qué hubiera pasado si este general no se hubiera levantado en contra de Álvaro Obregón, si Nellie y Gloria hubieran continuado en ese mundo privilegiado, pero que la alejaba de sus verdaderos intereses, de lo que realmente llevaba dentro de sí.

“A mediados de 1928 nació una nueva Nellie, esa Nellie que se reencontró con sus orígenes, con su amor por los despojados, por todos esos hombres del pueblo que pelearon durante la Revolución y que fueron traicionados por los generales que se quedaron con el poder”, explica Patricia, editora y prologuista del libro Nellie y Gloria Campobello. El fuego de la creación (Gedisa, 2023), de su serie InSurrectAs.

Aliadas contra el patriarcado

Aun cuando en la actualidad la poesía de Nellie adquiere mayor relevancia, Patricia lamenta que en el pasado sólo se le asociara en la literatura con el género de novela.

“Durante todos los años de mi carrera como estudiante de Literatura Hispanoamericana y después concentrada en la literatura mexicana por décadas, jamás supe que Nellie había sido poeta, porque todo se centraba en leer principalmente Cartucho, ni siquiera Las manos de mamá (1937). Hay mucho definitivamente todavía que rescatar y seguir insistiendo en que Nellie fue un personaje polifacético”, opina Patricia.

Nellie manifestó su lealtad hacia ella misma y hacia la gente sometida a través de sus versos, su poesía fue una herramienta indispensable para vengarse del patriarcado y de las personas violentas.

“En su primer poemario Yo! versos, vemos una crítica muy fuerte al machismo, pero creo que lo que más sobresale cuando empezamos a leer estos versos es ese espíritu de libertad, de decir abierta y sinceramente todo su sentir, sean tristeza, alegría, opresión, violencia, engaño amoroso, clasismo y racismo.

“En varios de sus poemas hace una constante referencia a esa dicotomía que creo que todavía existe entre lo que es la Ciudad de México y lo que es el resto del país, es decir, todo lo que no sea la capital es silvestre, es incivilizado, es inculto. Ella siempre crítica cómo ese centralismo ignora, insulta y humilla a todos los seres que conforman el resto del país”, asegura Patricia.

Otro de los matices que pigmentó la vida de Nellie fue la tendencia de reducirse la edad, debido a la influencia social que oscilaba en la época.

“Esto es parte de la sociedad patriarcal, porque es una presión social y lo veo en las escritoras en las que me he centrado, las que produjeron su obra de los años 20 al medio siglo. No todas lo hicieron, Rosario Castellanos nunca se preocupó por eso, ni Inés Arredondo, tampoco Carmen Mondragón- Nahui Olin, ni Antonieta Rivas Mercado, pero hubo otras que sí y que lo hicieron además de una manera bastante exagerada, Nellie Campobello no sólo se quitaba dos o tres años, a veces era hasta menor que Gloria (Hidalgo del Parral, Chihuahua, 21 de octubre de 1911– Ciudad de México, 4 de noviembre de 1968).

“La sociedad patriarcal quiere que las mujeres seamos eternamente jóvenes y que siempre estés perfectamente bien arreglada, maquillada y vestida. Ahora se ha relajado un poco más en ese sentido la cultura, la visión hacia la mujer, porque también las mujeres nos hemos rebelado ante tales preceptos, pero en aquella época, sí era definitivamente una presión, porque Elena Garro, María Luisa “La China” Mendoza, Guadalupe Dueñas y Amparo Dávila también se quitaron los años”, explica.

Lo que hoy se conoce como “un lugar seguro” en la amistad, Nellie lo otorgó y recibió de otras mujeres y artistas subversivas que fueron sus aliadas en todos los aspectos de su vida.

“Fue muy amiga de Esperanza López Mateos —hermana de Adolfo López Mateos, el que fuera presidente de México—. Ella se relacionó con estas mujeres que eran definitivamente aguerridas, liberadas de todos los preceptos patriarcales.

“En ese periodo que fue muy importante para su inicio, recuerdo que mencionó con mucha frecuencia a Tina Modotti. Hay anécdotas de que Frida Kahlo iba a visitarla al edificio Zamora, donde vivía toda esta comuna de intelectuales, iba a llorar por las infidelidades de Diego Rivera, y Nellie Campobello le daba unas sacudidas a Frida, le decía ‘pues ya dejalo, por qué le estás llorando, no te merece’, la aconsejaba porque Nellie no toleraba nada de nada”, finaliza Patricia Rosas Lopátegui.

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