Que la capital vuelva a ser ciudad santuario (Artículo de Témoris Grecko)

“Que se garanticen el derecho a la información de la sociedad y las libertades de expresión, reunión y manifestación”, indicó.

febrero 9, 2018 2:18 pm Published by

Por Témoris Grecko

Hay temas urgentes que todos los candidatos, sin importar partido, deberían incluir entre sus propuestas, si de verdad desean evitar que México siga cayendo por este abismo que no parece tener fin.

Ayer, participé en un foro sobre violencia en Ciudad de México, en el que Claudia Sheinbaum, precandidata de Morena a jefa de Gobierno, escuchó a defensores de migrantes y de derechos humanos, y a mí, como periodista. Ésta fue mi intervención:

Uno de los grandes logros de la izquierda, que ha sido favorecida por los habitantes de la Ciudad de México desde la primera ocasión en que se nos permitió elegir a nuestros gobernantes hace 21 años, fue haberla convertido en una ciudad santuario para los activistas por los derechos humanos, de las mujeres y de las distintas minorías, para los luchadores sociales y también para los trabajadores de la información.

Lamentablemente, el cambio de atmósfera en esta ciudad se dio en una fecha precisa y no fue gradual y terso, sino abrupto y brutal: el 1 de diciembre de 2012.

Aún faltaban 96 horas para que Miguel Ángel Mancera tomara posesión pero los cuerpos de policía ya empezaron a actuar bajo una nueva consigna: la de la represión.

Entre otras medidas que adoptaron, está la del combate a los periodistas. Pero no sólo a los periodistas: en general, contra cualquier ciudadano que tenga una cámara o utilice su teléfono para grabar la violencia.

El 2 de octubre de 2013, por ejemplo, la lista de reporteras y reporteros agredidos por la policía durante la marcha conmemorativa de la matanza de Tlatelolco, fue de 34 personas.

A esto tenemos que sumar un incremento en las agresiones callejeras, que sin duda se enmarca en el aumento de la violencia en general, pero también tiene que ver con que pandilleros metidos a políticos han hecho retroceder a la Ciudad de México a la época del feudalismo, imponiendo su voluntad con golpeadores en zonas muy amplias.

Son los casos, por ejemplo, del priísta Adrián Ruvalcaba, en la delegación Cuajimalpa, y como aquí se sabe muy bien, del perredista Mauricio Toledo, en Coyoacán.

Este ambiente de linchamiento contra los medios de comunicación debe ser controlado y eliminado. A este objetivo no ayuda, y esto es algo que tenemos que decir en todos y cada uno de los foros en que participemos, la piel delgada de funcionarios y políticos que son incapaces de aceptar los señalamientos críticos y que descalifican el trabajo y la opinión de periodistas y académicos.

De todo el caos que ha imperado en la ciudad en estos últimos cinco años; sin embargo, puedo decir que el agravio más bestial que hemos sufrido los periodistas, por parte de las autoridades, es el tratamiento del caso Narvarte, en el que fueron masacradas Nadia, Alejandra, Mile y Yesenia, y mi compañero Rubén Espinosa.

Bajo Rodolfo Ríos y Edmundo Garrido, la procuraduría capitalina ha sido un cubil de fieras enmascaradas. Uno no sabe a quién tenerles más miedo: a ellos o a los delincuentes. Y ha sido su práctica de preferencia el criminalizar a las víctimas, destruir su reputación para hacerlas parecer desmerecedoras de la justicia, cuando no culpables de su desgracia.

Esto ha ocurrido con mujeres, trabajadores, menores de edad y también en el caso de los periodistas, particularmente en los crímenes de la Narvarte.

Son afrentas cotidianas contra los habitantes de una ciudad que solía ser de vanguardia y estaba orgullosa y feliz de serlo.

Por eso, yo propongo a los candidatos de todos los partidos y a todos los puestos en nuestra capital, y en particular a Claudia Sheinbaum, quien muy probablemente será nuestra próxima jefa de Gobierno y podrá tratar de arreglar el desgobierno de Mancera, lo siguiente:

  • Que se garanticen el derecho a la información de la sociedad y las libertades de
    expresión, reunión y manifestación;
  • Que se investiguen y procesen con transparencia, profesionalismo y eficacia los casos
    de agresiones y asesinatos contra comunicadores, defensores de los derechos
    humanos y luchadores sociales, incluida la masacre de la Narvarte;
  • Que sean identificados y eliminados, con medidas creativas y constructivas, los núcleos de violencia desde donde se ataca a los periodistas;
  • Que se examinen a profundidad las actividades de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México para eliminar toda práctica de espionaje sobre periodistas y ciudadanos ajenos al crimen organizado, y se combatan además las que en este momento realizan agencias del gobierno federal, y las de cualquier otra entidad pública o privada;
  • Que se regule a nivel local, con criterios claros, ajenos a intereses políticos y privados, y con prioridad en el mejor cumplimiento de los programas oficiales, la asignación de publicidad oficial, en línea con el decálogo propuesto ayer por el colectivo #MediosLibres;
  • Que se termine con las prácticas de compra de periodistas que son comunes en las oficinas de comunicación social del gobierno de la ciudad y de la Asamblea Legislativa: muerte al chayote;
  • Que se reconozca, por otro lado, la precarización profesional de los periodistas, los bajos salarios, la ausencia de prestaciones, la indefensión laboral: se debe trabajar para que los medios asuman mejor sus responsabilidades hacia sus empleados y colaboradores, pero mientras se avanza, una forma eficaz de apoyar a los comunicadores es facilitándoles el acceso a los servicios de salud y a un retiro digno;
  • Que se impulse y consolide un nuevo ambiente de derechos y libertades mediante la promoción intensa de la cultura, el arte, la investigación y la comunicación;
  • Que se recupere la ennoblecedora condición de Ciudad Santuario, creando las condiciones y mecanismos para que comunicadores, defensores de los derechos humanos y luchadores sociales de todo el país puedan hallar entre nosotros refugio, protección y respaldo para poder continuar con sus vidas y su trabajo, junto a sus familias. Somos la capital de la República y la República nos exige cumplir digna y solidariamente con nuestras responsabilidades;
  • Y que, también en su papel de capital, la Ciudad de México tome un rol de liderazgo nacional en una campaña para que la Fiscalía General de la Nación, que ha de instituirse, investigue y sancione la larga cauda de fraudes, engaños y crímenes cometidos durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, sin amnistías;
  • Que sean investigadas la casa blanca y la estafa maestra, Tlatlaya y Apatzingán, las redes de traficantes de mujeres y de abuso sexual infantil, que se combata la violencia machista feminicida, que sean buscados con seriedad los más de 30 mil desaparecidos, que sean procesados los fabricantes de la mentira histórica del caso Iguala y que se descubra el destino de los 43 normalistas de Ayotzinapa, antes de que tengamos que llorar porque otra de sus madres ha muerto sin volver a verlos, como ocurrió este domingo con doña Minerva Bello, quien dejó de vivir sin haber vuelto a ver a su hijo, Everardo Rodríguez Bello.

Tenemos que merecer la condición de capital de la República. No podemos volver a vernos con orgullo como capital de libertades y derechos si no nos ponemos a la altura de la palabra capital, de líder que ayuda a transformar la nación dando ejemplos de lucha.

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