Los abonos de Wimbledon, la mejor inversión deportiva del mundo
Estas ‘entradas de oro’ duran cinco años y se permite la reventa para cualquier partido; además, están ubicadas cerca del Palco Real, donde es fácil encontrar a miembros de la familia real y celebridades mundiales.
Si usted tiene 80 mil libras esterlinas, en Londres muchos piensan que hay mejores formas de invertir que en la bolsa o en criptomonedas. Y es que uno de los eventos deportivos más importantes y exclusivos del mundo ofrece cada cinco años la oportunidad de adquirir uno de los dos mil 520 abonos, cuyo valor puede multiplicarse por varias cifras y cuya rareza es tal que suele pasar de generación en generación.
Son los abonos de Wimbledon, una de las formas más rentables de financiación del evento y que supone una oportunidad única para los amantes del tenis, que podrán asistir durante cinco años a todos los días de torneo en la pista central, así como para los especuladores, que ya se relamen con la ocasión de poder revender el abono completo o por días.
El precio del abono entre 2021 y 2025 alcanzó las 80 mil libras y, además de permitir el acceso a la pista central del All England Club durante los 14 días de competición, también permite su reventa, algo imposible para el resto de entradas, que están ligadas a su comprador y su reventa está prohibida y castigada.
A diferencia de la mayoría de eventos deportivos del mundo, Wimbledon opera de forma diferente a la hora de vender sus entradas. No lo hace por un sistema tradicional, lo hace a través de un sorteo, que habitualmente se realiza en octubre del año previo. Si eres uno de los afortunados, recibirás una entrada doble para un día al azar por un precio entre 150 y 300 libras.
La otra opción, la más barata y ardua, es aguantar la famosa ‘The Queue’, una cola que se forma en el contiguo Wimbledon Park y en la que la gente pasa la noche por la oportunidad de acceder al torneo a cambio de apenas tres libras. Así Wimbledon se asegura que la pista central no esté solo reservada para el público más elitista.
Esta dificultad para hacerse con un asiento en la Catedral del tenis provoca que los abonos sean uno de los objetos más preciados del mundo tenístico y que hacer negocio con ello sea más que sencillo.
Solo la Final del año pasado entre Carlos Alcaraz y Novak Djokovic alcanzó precios en la reventa superiores a las 13 mil libras, precio parecido al de la final entre Federer y Djokovic en 2019, pero lejos de las 70 mil que llegaron a pedir por ver a Andy Murray batir a Djokovic en la Final de 2013, la primera vez que un británico ganó Wimbledon desde Fred Perry en 1936.
La propia organización de Wimbledon ofrece a los abonados unos precios de 900 libras para los primeros días de torneos y de tres mil para la final, en caso de querer revender la entrada a través del canal oficial, pero en el caso de acudir a la reventa extraoficial, los precios para la totalidad del abono se disparan. En 2019, un abono se revendió por 112 mil libras, más del doble del precio oficial, pese a que solo le quedaban dos años de validez.
¿Por qué? Por otra de las razones que hace a estas ‘entradas de oro’ tan especiales. Los actuales poseedores de un abono tienen prioridad en la siguiente ventana de venta. Esto provoca que la mayoría de abonos siempre se mantengan en las mismas manos y pasen de generación en generación.
Otro de sus beneficios secundarios es que los asientos de los abonados están colocados cerca del Palco Real, donde es fácil encontrar a miembros de la familia real y celebridades mundiales.
La venta de los abonos por parte del All England Club supone, según el mismo, “la mayor fuente de financiación del torneo”.
“Con la venta de abonos, se pagan préstamos y se ayuda a la financiación, mejora y reforma de las instalaciones”, dicen desde Wimbledon, cuya primera venta de abonos se remonta a los años 20, cuando ayudó a la financiación de la construcción de la pista central.
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A lo largo de los años, los ingresos de los abonos se han utilizado para la construcción del nuevo pabellón para la prensa, la sala de prensa, la zona de entrevistas, el techo retráctil de la pista central y la pista 1, así como el desarrollo del centro de tenis ‘indoor’ contiguo al torneo.
El próximo 21 de marzo se abrirá el plazo de aplicaciones para los nuevos abonos, los que ocuparán el período entre 2026 y 2030. Su valor se desvelará ese mismo día, pero con el aumento de interés que ha sufrido el deporte en los últimos años a la vera de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, se espera que vuelva a batir el récord. Entre los expedidos en 2015 y los expedidos en 2020 su valor aumentó en 30 mil libras.
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Además de los abonos para la pista central, Wimbledon también ofrece este servicio para la pista 1, la segunda en importancia. En 2021, el torneo puso a la venta mil 250 abonos para esta pista, con un precio de 46 mil libras.
(Con información de EFE)