Campeones de ‘mentira histórica’ de Ayotzinapa se aferran… o callan | Artículo

“Nadie fue incinerado en el basurero de Cocula entre el 26 y 27 de septiembre de 2014, ni en fechas inmediatas posteriores. Ni una persona”, escribe Témoris Grecko.

julio 8, 2020 11:03 am Published by

Por Témoris Grecko

Los campeones periodísticos de la “verdad histórica” de Jesús Murillo Karam -y del hoy prófugo Tomás Zerón de Lucio- llevan cinco años enfrentando como pueden el desmoronamiento de la inmensa mentira histórica, la que ellos fracasaron en su intento de cimentar literariamente. 

Hoy, unos callan. Por ejemplo, Esteban Illades, editor en la revista Nexos y autor de “La noche más triste”, el que Nexos se apresuró a publicar como primer libro sobre el tema para consolidar la versión de que cinco delincuentes improvisaron con llantas y plástico, al aire libre en una noche lluviosa, un fuego capaz de incinerar a 43 personas en 15 horas, al grado de destruir toda huella de su ADN y no dejar ni un botón ni un pelo entre la basura, como si fuera un eficaz horno industrial; Illades, el que tuvo que admitir ante la reportera Eugenia Coppel que hizo su “investigación” sin visitar el basurero, ni Cocula, ni siquiera el estado de Guerrero, porque le dijeron que “la plaza seguía caliente”; Illades, el que basó su argumento de que todo pasó en el basurero en un experto estadounidense que tampoco fue nunca fue al lugar, que ni siquiera conocía México y al que entrevistó por email, ahora no dice nada ni en Twitter, al que es aficionado. Illades está ocupado pensando en su libro “Fake News. La nueva realidad”, sobre información mentirosa.

El que sí se pronuncia es Héctor de Mauleón, siempre subdirector de Nexos y periodista cultural que sostiene una columna político-criminal en la que copia y pega expedientes oficiales. Y lo hace en ese mismo espacio, aferrándose con -todavía más- mentiras a una historia creada para engañar al pueblo de México sobre una de sus heridas recientes más dolorosas.

Para ello, utiliza varios recursos:

Equiparación: en el título anuncia la creación de una “nueva verdad histórica” como el simple reemplazo mecánico de una falsa verdad oficial por otra. Mentira: la FGR no presenta ninguna “verdad” o versión, ni siquiera una hipótesis, sino una pieza de evidencia que abre una línea de investigación. 

Minimización: enfatiza también en el título que la Barranca de la Carnicería está a 800 metros del basurero de Cocula, e insiste en el texto que se encuentra cerca del camino a la barranca, como si la diferencia no fuera fundamental y él no hubiera sostenido a los gritos que la totalidad de los 43 desaparecidos fueron incinerados en el basurero: no cerca de ahí; no uno solo de ellos.

Falsa citación: Cita a un funcionario o exfuncionario de la CNDH, Jose Larrieta, para insistir en la pira fantástica del basurero: si no fueron 43 incinerados ahí, entonces por lo menos casi la mitad. Como el informe de la CNDH al respecto no es considerado creíble, trata de reforzarlo con las conclusiones del Equipo Argentino de Antropología Forense: en el basurero se encontraron restos de al menos 19 personas. Pretende ocultar que el Equipo Argentino precisó que todos esos restos son anteriores a septiembre de 2014, y que en esas fechas no se registró ningún gran incendido en el basurero. Es decir: el EAAF rechazó explícitamente que una o varias personas hayan sido incineradas en el basurero en esas fechas. De Mauleón engaña.

Falsificación: Insiste en que Larrieta escribió que “está científicamente demostrado que dos normalistas fueron incinerados en el vertedero de Cocula”. Eso es una mentira. Lo único demostrado es que un fragmento óseo pertenecía a Alexander Mora. No dónde ocurrió la incineración. Ni se acepta que provenga del basurero. El segundo normalista sería Jhosivani Guerrero, pero la entonces procuradora Arely Gómez trató de engañar a la opinión pública al asegurar que otro resto óseo le correspondía. La probabilidad de que esto sea cierto es de 72 en un millón.

Hace falta añadir, aunque esto es información nueva de la que tal vez De Mauleón no disponía, pues se lo comunicó esta mañana la integrante del GIEI Ángela Buitrago a Carmen Aristegui, que el resto óseo recién identificado, del normalista Christian Rodríguez, no presenta rastros de calcinación o quema, por lo que el joven desaparecido no fue incinerado ni en el basurero ni en ningún otro lugar.

A base de mentiras, De Mauleón se aferra: “la narrativa esencial del caso se mantiene: policías entregaron a los alumnos al grupo criminal y éste se encargó de desaparecerlos en el vertedero y los alrededores”.

Antes había dicho que todos habían sido incinerados en el basurero. Ahora cambia a “desaparecidos” y “alrededores”. Aunque ésa ya no es lo que llama “narrativa esencial del caso”.

Y sobre todo, lo que se niega a entender: nadie fue incinerado en el basurero de Cocula entre el 26 y 27 de septiembre de 2014, ni en fechas inmediatas posteriores. Ni una persona.

Después de años de mentiras, que son más graves de las de De Mauleón y asociados porque fueron sistemáticamente proferidas por los más altos servidores públicos, incluido el entonces presidente Peña Nieto, hoy los trabajos de la Unidad Especial del Caso Ayotzinapa, encabezada por Omar Gómez Trejo, por fin están arrojando resultados. 

El fiscal general Alejandro Gertz indebidamente ha tratado de atribuirse los avances, e incluso se dio el lujo de proclamar que derribaron la “verdad histórica” de la PGR. No es suyo el mérito: en primer lugar, porque la “verdad histórica” la derribó el GIEI en su informe del 5 de septiembre de 2015; en segundo, porque los trabajos están a cargo de Gómez Trejo y lo correcto es que siga siendo él quien presente los futuros informes.

Pese a las mentiras y los mentirosos, poco a poco, la verdad se va abriendo paso.

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