Ómicron podría ser tan grave como las otras variantes de coronavirus, revela nuevo estudio
De acuerdo con un reciente estudio publicado en el repositorio Research Square, y el cuál próximamente será publicado en la revista Nature Portafolio, la variante Ómicron podría ser tan letal como la variante Delta.

Por Julio García G. / Periodista de Ciencia
A lo largo de estos últimos meses hemos escuchado decir en la voz de muchos expertos que la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 es menos letal que otras variantes como Delta, a pesar de que la primera evade más fácilmente al sistema inmunitario por las mutaciones que ha tenido en su espícula, lo cual produce que escape más fácilmente a la protección que ofrecen las vacunas.
Sin embargo, un reciente estudio que aún no ha pasado la revisión por pares señala que esto no es así y que, en realidad, la variante Ómicron (B.1.1.529) podría ser tan mortal como la variante Delta.
Los autores de este trabajo, el cual fue publicado el pasado dos de mayo en el repositorio Research Square, pretenden que su investigación se publique próximamente en la prestigiada revista Nature, aunque hasta el momento esto no ha sucedido, por lo que habrá que esperar para verlo ahí.
La columna vertebral que sustenta la investigación de Research Square es que los estudios fueron realizados con datos de vacunación de miles de personas que viven en el Estado de Massachusetts, Estados Unidos. De hecho, se incluyeron trece hospitales que en encuentran en dicho Estado de la Unión Americana.
Además, los investigadores, encabezados por el médico Zachary Strasser del Hospital General de Massachussets, realizaron un estudio ponderado de casos y controles con la finalidad de comparar los riesgos de ingreso hospitalario y mortalidad en las oleadas de SARS-CoV-2 en más de 130,000 pacientes con Covid.

Imagen: Shutterstock.
Y aunque las tasas no ajustadas de ingreso hospitalario y mortalidad parecían ser más altas en oleadas anteriores en comparación con las oleadas del periodo de Ómicron, los científicos encontraron que los riesgos de hospitalización y mortalidad fueron casi idénticos que en periodos en los que estaban presentes otras variantes del coronavirus.
Para llegar a este resultado, primero ajustaron algunos factores que podían confundir, tales como datos demográficos, así como el estado de vacunación de los participantes.
Lo más interesante es que, al contrario de otros estudios que se han realizado sobre la relación entre hospitalización, mortalidad y Covid, éste tomó en cuenta tanto el estado de vacunación como los factores de riesgo médico de los pacientes (enfermedades previas) y, además, comparó a grupos similares de personas.
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A pesar de que este trabajo es importante para reflexionar en torno a la importancia de la vacunación y, sobre todo, de la posibilidad real de que Ómicron sea tan grave como otras variantes, los autores encontraron algunas limitaciones en su informe.
Por ejemplo, incluyeron la posibilidad de que sus análisis subestimaran la cantidad de pacientes vacunados en oleadas más recientes de Covid y, sobre todo, la cantidad total de infecciones. Además, excluyeron a aquellos pacientes que se realizaron pruebas rápidas de SARS-CoV-2 en su hogar.

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Por otro lado, con respecto a otros estudios que se han realizado sobre si Ómicron es más o menos severa que la variante Delta, quizá los más importantes sean los que se publicaron, de manera independiente, a principio de este 2022.
El primero de ellos lo realizaron en Escocia investigadores de la Universidad de Edimburgo, quienes concluyeron que Ómicron está asociado con una reducción de dos tercios en el riesgo de hospitalización por Covid-19 en comparación con delta.
Otro estudio, éste realizado en Dinamarca y publicado en la revista The Lancet por investigadores del Statens Serum Institut, concluyó que la probabilidad de hospitalización es un 36% menor para Ómicron en relación con la variante Delta.
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Pero la pregunta que surge a partir de todos estudios que he mencionado es: ¿las vacunas, sobre todo con la tercera dosis, reducen drásticamente las hospitalizaciones y las muertes o es que en verdad la variante Ómicron es intrínsecamente menos severa que la variante Delta?
Si nos enfocamos en lo que menciona el primer estudio, el del Research Square, todo parece indicar que la variante Ómicron produce las mismas muertes y el mismo número de hospitalizaciones que la variante Delta, pero que, gracias a los programas masivos de vacunación que se están implementando en casi todos los países del mundo, el número de hospitalizaciones y muertes se reduce considerablemente, no así el número de infecciones.

Imagen: Shutterstock.
Esto lo confirma el estudio de la Statens Serum Institut, el cual señala que tres dosis de vacunación fueron sustancialmente más efectivas que dos dosis contra Ómicron. Pero estas mismas tres dosis fueron menos efectivas contra Ómicron que contra variantes como Delta, por lo que la tercera dosis resulta fundamental para reducir las hospitalizaciones y las muertes para cualquiera de las variantes que actualmente circulan.
De hecho, algunos países, como Colombia, ya han aprobado la cuarta dosis de vacunación para personas mayores de 50 años. En México, en cambio, esta cuarta dosis solamente está disponible para adultos mayores de 65 años.
Sobre el hecho de aplicar una cuarta dosis de manera generalizada en México, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, mencionó el pasado 19 de abril que “no tenemos como parte de la política de vacunación un esquema de cuarta dosis. Sin embargo, por recomendaciones médicas, hay personas a quienes se les manda tener una dosis adicional, que representaría la cuarta dosis”.
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Por lo pronto, la investigación del Research Square seguramente zanjará el debate en torno a cuál de las variantes es más (o menos agresiva). Pero quizá lo más importante es que las vacunas han demostrado ser una de las únicas armas que tenemos para reducir las hospitalizaciones y las muertes por SARS-CoV-2 sin importar demasiado cuál variante es más letal que otra.
En definitiva, la ciencia salva vidas. Y lo hace desde el método y la razón. No a través del pensamiento mágico y del discurso incendiario de los antivacunas.

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