Fallece el ingeniero José de la Herrán, padre del telescopio más grande de México

José Antonio Ruíz de la Herrán Villagómez murió a los 96 años de edad y era un referente de la divulgación de la ciencia en México.

septiembre 5, 2022 2:14 pm Published by

El Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó sobre el fallecimiento del ingeniero, José Antonio Ruíz de la Herrán Villagómez.

A través de su cuenta de Twitter, el Instituto lamentó el fallecimiento del científico mexicano, quien era considerado en la actualidad una referencia obligada en la historia de la divulgación de la ciencia y la técnica en México y en América Latina.

El ingeniero de la Herrán falleció a los 96 años de edad. 

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En 1960, el ingeniero especialista en la fabricación de aceros aleados y especiales, ingeniería óptica y electrónica de transmisiones comenzó a trabajar en la empresa, Campos Hermanos, en donde se incorporó a un gran proyecto para la astronomía mexicana: el Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir, Baja California, uno de los mejores lugares del mundo para realizar observaciones astronómicas.

Para dicho proyecto, José de la Herrán diseñó un telescopio reflector con un espejo, el cual sigue siendo el más grande de México. Otro proyecto fue el diseño y construcción de un telescopio catadióptrico de 16.5 centímetros de diámetro, primero en su tipo en México, con el que se fotografió el eclipse total de Sol del 7 de marzo de 1970.

Destaca también, su aportación en la radio nacional pues instaló e inauguró la primera estación de FM en México, la XEQFM y, junto con su padre, inició las radiodifusoras de AM más potentes. En televisión, diseño y construyó dos cámaras de TV y fungió como director técnico de Telesistema Mexicano, instalando XEWTV Canal 2 y los canales 9, 7, 3 y 10 de su cadena nacional y una cadena de estaciones de enlace de FM.

El padre de José de la Herrán hizo posible el ingreso de la radio en México, y dada su estrecha relación con él, desde su juventud, se responsabilizó del mantenimiento y construcción de algunas radiodifusoras en el país, ya que a raíz de la depresión causada por la Segunda Guerra Mundial tenían serios problemas técnicos, sobre todo para la obtención de bulbos.

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Su relación con tecnologías de punta y empresas con un fuerte compromiso social, como la radio, lo llevó a percatarse, como él mismo comenta en entrevista para la UNAM, “del gran desequilibrio que ha habido en nuestro país entre las divulgaciones artístico-culturales y las científico-técnicas para el gran público, que está virtualmente abandonado en este aspecto”. 

Inició su acercamiento a la ciencia cuando visitó, en Filadelfia, Estados Unidos, el museo científico y tecnológico Franklin Institute. En esa época vivía en las instalaciones de la XEW porque fue su padre quien instaló la planta transmisora de esa estación de radio. 

Foto vía YouTube: UNAM TV

En la XEW, el ingeniero De la Herrán armó su primer radio de un bulbo y fabricó su primer telescopio reflector de 12 centímetros de diámetro con una claraboya que encontró entre los alfalfares y las milpas.  

El académico coleccionaba y restauraba aparatos lo que a lo largo de 50 años, le permitió integrar varias colecciones científicodidácticas, entre ellas las de microscopios, telescopios, motores Stirling, radios, calculadoras, computadoras y cámaras de cine y de vistas fijas. De estos instrumentos, donó 115 al Museo de las Ciencias Universum, donde colaboró ampliamente desde su planeación.

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José de la Herrán era también un apasionado del deporte: “nadar, bucear, el patinaje sobre ruedas, del que fui campeón hace ya algunos años y subirme a los árboles, que es un ejercicio muscular completo y muy divertido”, recoge la UNAM en una charla con el divulgador científico. 

Todo lo anterior, logró que José de la Herrán fuera una persona muy querida y respetada dentro del ámbito de la ciencia y la tecnología.

Foto vía Twitter: @UniversumMuseo

De la Herrán contaba que era consciente de sus defectos: “Soy una persona desordenada pero como vivo en un país desordenado, casi no se me nota”.

“Cualquiera que va a mi casa piensa que es un relajo, sí lo es. Es taller, museo, biblioteca, todo mezclado. Ahí tengo un laboratorio de electrónica y óptica, y un taller mecánico”, contaba el ingeniero, en el marco de su distinción como miembro fundador de la Academia Mexicana de la Comunicación; era apasionado de la ingeniería, la aviación, el deporte y la música. Toco el piano, el órgano y la guitarra. 

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El ingeniero José de la Herrán fue investigador nacional desde 1984, dictó más de 400 conferencias, publicó decenas de artículos en diarios y revistas; realizó incontables programas de radio y televisión y recibió más de 200 reconocimientos. 

La energía que lo caracteriza y el aprovechamiento de cada minuto de su vida son un ejemplo, un excelente modelo a seguir por los jóvenes, a quienes recomienda: “El lugar te lo buscas, nadie te lo va a regalar, si logras obtenerlo, te sientes bien y plenamente realizado”: UNAM.

Foto: fonotecanacional

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