¿Debe mantenerse el Sistema Nacional de Investigadores de CONACYT? (Artículo)
“Estoy convencido de que debe seguir el SNI del CONACYT y deben, en todo caso, ajustarse los criterios, de suerte tal que la investigación esté directamente relacionada a la solución de alguno de los grandes problemas nacionales”, escribe Ernesto Villanueva.
Por Ernesto Villanueva
Vari@s colegas me han pedido que asuma una posición sobre el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en virtud de las críticas que se han dado por algunas voces dentro de esta comunidad y de cara al nuevo gobierno-régimen. Lo hago por ser una inquietud de un sector clave del país.
El SNI es un mecanismo de reconocimiento a la investigación científica y tecnológica que desde los años 80´s impulsó, entre otros, mi querido maestro y amigo Jorge Carpizo qepd. En el sistema están incorporados actualmente 28 mil investigadores (http://www.eluniversal.com.mx/ciencia-y-salud/ciencia/mexico-quintuplico-el-numero-de-sus-investigadores-en-tres-decadas) que tienen como regla general el grado de doctor en una de las 7 áreas de conocimiento que, se supone, están representadas todas las carreras y especialidades según el CONACYT. Este universo es pequeñísimo en relación al porcentaje por cada mil habitantes del país (0.15% aproximadamente) según el más reciente informe del CONACYT http://www.siicyt.gob.mx/index.php/estadisticas/informe-general/informe-general-2016/3835-informe-general-2016/file). Llama la atención que en este sector el 64% son mujeres y sólo el 36%, hombres.
El SNI se divide en cuatro niveles: a) candidat@, b) nivel I, c) nivel II y d) nivel III, cuyos requisitos y criterios están en el Reglamento respectivo. (https://www.conacyt.gob.mx/index.php/el-conacyt/sistema-nacional-de-investigadores/marco-legal/reglamento-sni/13493-reglamento-sni/file). Valga la pena decir que los estímulos o becas van de los 7500 pesos a los 34 mil en el máximo nivel, el III. (El investigador emérito es honorario donde el tiempo y la permanencia juegan un rol imprescindible, pero no implica un ingreso mayor por eso no lo anoto como un quinto nivel a pesar del prestigio que implica ser recipiendario de esa distinción)
La precariedad en las percepciones de los académicos todos, incluidos, por supuesto, los que tienen nivel de doctorado en universidades y centros de investigación tanto públicos como privados (cuyos sueldos varían entre los 22 y los 34 mil pesos) ha tenido un impacto en la función que desempeña el SNI. Hay estímulos a la producción académica que representan una cantidad adicional y si se está en el SNI en el mejor de los casos se puede llegar a ganar entre 60 y 80 mil pesos mensuales (o excepcionalmente más) después de varios años y de haber llegado al tope de los tabuladores y al máximo de los niveles del SNI. El problema es que el académico a la hora de jubilación lo hará no con base a los 60-80 mil pesos que pudiera llegar a recibir, sino conforme a los 22 o 33 mil pesos que están topados por el ISSSTE y el IMSS a una cifra que no supera los 20 mil pesos por regla general.
El SNI se ha convertido en una solución remedial a los bajos sueldos hablando de académicos con plaza de tiempo completo o de medio tiempo. Ya ni hablar de quienes dan clases por asignatura que reciben ingresos muy bajos. Debe quedar claro que hay inteligencias diferenciadas. El que es el mejor profesor no necesariamente es el mejor investigador y viceversa. La necesidad, empero, hace que perfiles inadecuados, aunque tengan doctorado, se exijan más así mismos para entrar con calzador en los criterios requeridos por el SNI, lo que genera un desgaste natural en la persona. Decirle a alguien que no tiene el perfil no es fácil porque su interés primario no es la investigación sino vivir mejor. Y a nadie se le puede culpar por ello.
El sistema educativo debe cambiar para dar oportunidades de desarrollo aprovechando las ventajas comparativas y competitivas de cada quien. Estar en el SNI es una carrera que lleva tiempo, persistencia y consistencia y con un enfoque de investigación que no todos tienen. Por la razón anterior, no debe verse como un detonador de falta de autoestima personal, de corrupción institucional o de ambas cosas, si alguien no ingresa o no llega al máximo nivel en esa ruta que hoy es la única para optimizar ingresos. Y debiera haber otras como un eventual Sistema Nacional de Excelencia Docente, por dar un ejemplo, para estimular otros talentos académicos de gran valía.
El SNI no es perfecto. He criticado en varias oportunidades el sistema electoral de selección de las comisiones dictaminadoras que se hace al margen de los principios constitucionales y legales del sistema electoral mexicano. En efecto, se vota electrónicamente con un sistema informático creado por el propio Conacyt y vigilado por la propia institución. Peor que cuando existía la extinta Comisión Federal Electoral. Los candidatos a integrar las comisiones dictaminadoras carecen de representación en el recuento de los votos. Algo que debe ser verificable y transparente se vuelve un acto de fe, cuando el punto de partida de la legislación electoral es la desconfianza en el otro. Mientras México no sea una sociedad de ángeles, ese principio debe seguir vigente. Si hoy le propusiera usted o yo a algun@ de l@s dirigentes de los partidos políticos que cambiemos la normatividad electoral por la que utiliza el SNI explicándole como funciona tendría un rotundo ¡NO! Con todo y el problema estructural, en los hechos, ha habido aparentemente menos corrupción de la esperable y razonablemente l@s candidat@s más estimados por la comunidad han ganado. Por el contrario, algo que se ha hecho y bien (y que en su momento también critiqué) es eliminar la posibilidad de que un alto servidor público mantuviera sus altísimas percepciones y además la ¡beca del SNI! Dos ingresos con cargo al pueblo. Era una locura, pero pasaba y seguiría pasando si no se hubieran hecho las reformas reglamentarias en este periodo.
Hay que reconocer, sin embargo, que la condición humana está presente y las filias y las fobias hacen valer su presencia (quiero pensar que en un bajo porcentaje) en el sistema de evaluación de los niveles del SNI que puede ser grave para quien carezca de los recursos económicos y legales para hacer frente a esa eventualidad en los tribunales competentes. No ha sido, por cierto, mi caso y a pesar de que ejerzo a plenitud mi libertad de expresión no he debido usar la maquinaria judicial hasta ahora. Casi todos los miembros viven de esos ingresos y son muy pocos (hasta donde sé) quienes han diversificado sus fuentes de ingresos cumpliendo estrictamente la ley (me incluyo en este reducido universo).
Sí, estoy convencido de que debe seguir el SNI del CONACYT y deben, en todo caso, ajustarse los criterios, de suerte tal que la investigación esté directamente relacionada a la solución de alguno de los grandes problemas nacionales que los hay en todas las áreas de la ciencia y la tecnología. El enfoque que hoy privilegia a la iniciativa privada no al interés público (en los casos donde son incompatibles) debe cambiar radicalmente.
Sumario.
Primero. El Dr. Julio Gómez Mancilla, investigador nacional del IPN, quien es la mayor autoridad en temas medio ambientales en el país, ha generado un invento para reducir sustancialmente la contaminación en la Ciudad de México. En el mundo al revés, hasta ahora el gobierno de la CDMX lo ha bloqueado porque su iniciativa, de clarísimo interés público, afectaría ¡“los fondos metropolitanos”! que recibe de la Federación. Se prefiere dejar que el día de mañana haya deformaciones en los recién nacidos, incremento de cáncer, de enfermedades autoinmunes, etcétera que dejar de recibir dinero con fines que nadie sabe. La Cámara de Diputados debe poner un alto a la cultura del absurdo y la gestión de la corrupción que ha habido en la CDMX en la administración de @ManceraMiguelMX. Se le deben otorgar los 100 millones de pesos como recursos etiquetados en el presupuesto de egresos al “Laboratorio Nacional de Tecnología Vehicular” que dirige en el IPN el ameritado científico Gómez Mancilla por salud pública. @mario_delgado1, @MarthaTagle, Alejandro González Yañez y @JCRomeroHicks, como coordinadores parlamentarios en la Cámara de Diputados, tienen la oportunidad de hacer algo al respecto.
@evillanuevamx
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