“La lectura es una enfermedad contagiosa que se propaga afectivamente”: Lourdes Gutiérrez

La escritora se ha especializado en literatura infantil y es autora de la colección Letras difíciles.

noviembre 2, 2023 6:56 pm Published by

Por Héctor González

Si algo tienen la lectura es que brinda la posibilidad de conectar con nuestras emociones y experiencias, asegura Lourdes Gutiérrez. Desde hace más de 25 años es maestra en un jardín de niños y a lo largo de su carrera ha podido comprobar el impacto que tiene la literatura en los menores.

Autora de La fortuna de Bertha y de la colección Letras difíciles, integrada por los tomos El Chamarilero, Hache y Gimoteo, todos publicados por el sello Nostra, Gutiérrez ha descubierto la importancia de brindar vocabulario a sus pequeños lectores, “los empodera”. A unos días de que comience a circular su nueva entrega de la saga, en esta ocasión dedicada a la letra “R”, la narradora habla de los retos que supone comunicarse con los niños.

 ¿Cómo inicias en la literatura para niños?

Nací en Puebla, pero cuando tenía 10 años nos venimos a vivir a San Luis Potosí. Aun así, regresábamos muy seguido, eran como nueve horas de carretera y para aguantar el viaje me gustaba imaginar historias. Ahora soy maestra y he descubierto que los cuentos son un apoyo muy importante para mi trabajo e incluso para la educación de mis hijos. Los niños son un público muy exigente, saben contextualizar las palabras. El primer cuento que mandé una editorial fue “La fortuna de Bertha”, interesó en editorial Nostra y ellos me propusieron a Memo Plastilina para trabajar las ilustraciones, es un relato donde muestro el esfuerzo que hay que hacer para cumplir un sueño, me inspiré en mis hijos para hacerlo.

¿Cómo nació la idea de la colección Letras difíciles?

Soy apasionada del diccionario. Puedes medir las palabras por el número de letras, de sílabas, por el lugar que ocupan en una hoja, por el significado. Sin embargo, nunca podremos calcular las emociones, recuerdos o experiencias que encierran. La primera letra que escogí para la serie fue la “CH”, que ya no es una letra sino un dígrafo y el libro es El Chamarilero, mismo que como el resto de la colección, tiene ilustraciones del artista potosino Ricardo Ramírez Hintze. Conocer el significado de las palabras empodera a los niños por eso es importante darles vocabulario. Dediqué otro título a la “H”, quien descubre que en Villa de las Letras no suena y siente que no tiene valor, por eso se va Letririlandia con el Hippie bien Heavy cuyo Hobbie era Hackear y comer Hot dogs, ahí se da cuenta que sí importa e intenta a llevarse a sus compañeras. Es una forma de destacar el valor de las personas. Otro título de la serie está dedicado a la “G”, la cual cuesta mucho trabajo porque tiene distintos sonidos, aquí muestro a un pingüino y un gato que tienen un problema con una gallina que es muy geniuda. En breve comenzará a circular el que dedico a la letra “R”. A la par de los libros, una pareja de amigos compuso unas canciones que interpretamos durante las presentaciones. Creo que todo en su conjunto hacen del aprendizaje una experiencia muy divertida.

¿Qué crees que encuentran los niños en los libros a diferencia de otros estímulos con los que conviven?

Los libros funcionan como espejos de nosotros mismos y hacen magia. Tengo 25 años trabajando en un jardín de niños donde soy la encargada de leerles cuentos. Una buena historia les toca sus fibras emocionales, sus recuerdos, experiencias y se abren, entonces empiezan a platicar contigo. Además, te aportan distintas formas de vida, a lo mejor yo nunca voy a ir a África, pero leí una novela en donde una pareja vive allá, gracias a la historia puedo entender sus emociones y sentimientos. Las palabras conectan directamente con el corazón.

¿Cómo ves el desarrollo de la literatura infantil mexicana y cómo dialoga con el presente del país?

Desgraciadamente a veces pensamos que la literatura es solamente para ciertas personas, los que tienen posibilidad de tener un libro, por ejemplo. No creo que esa sea una limitante, he llegado a muchas personas mientras les leo un cuento sin importar la edad.  Considero que en la escuela, soy maestra y me duele decirlo, rompemos generaciones de lectores cuando los obligamos a leer. Para mí, la lectura es una enfermedad contagiosa que se propaga afectivamente ¿qué quiere decir eso? Que yo te voy a invitar a leer, no te voy a obligar. Lo importante es conectar mis experiencias con el texto. La comprensión lectora es una cosa muy personal que se da de manera particular en cada niño. Es más importante preguntarle ¿qué te gustó del cuento?, ¿qué te recordó?, ¿con qué te identificaste? No quiero que me digan ni quién es el personaje, cuántas palabras leyeron, ni cuál es el título, eso no es lo relevante. También está comprobado que el hábito del lector se obtiene en casa, no en la escuela, incluso se fomenta desde el vientre materno.

¿A los niños se les puede hablar de cualquier cosa a través de los libros?

Creo que sí, podemos abordar temas como la diversidad sexual o la violencia y buscar qué sean sus propias dudas las que nos marquen la pauta de la información que necesitan. Es importante que los niños tengan esas herramientas para que puedan pensar por ellos mismos, sean críticos y puedan decidir con base en una certeza.

 

 

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