‘El País México’: por el vacío periodístico que los grandes medios dejaron | Artículo

“El diario podría consolidarse como la opción preferente entre grandes medios para los lectores de buen periodismo en este hemisferio”, escribe Témoris Grecko.

julio 1, 2020 10:34 am Published by

Por Témoris Grecko

La nueva edición El País México tiene frente a sí muchos vacíos en espera de ser ocupados. Los grandes medios mexicanos -desde los diarios hasta las televisoras- son, por lo menos, una calamidad: tienen mentalidades milimétricas y localistas, mínimas aspiraciones de servicio social, máximos deseos de negocio mediante el servilismo, pasión por el bajo golpeteo político y una devastadora mediocridad. 

La investigación, el reportaje, la nota con contexto y buena pluma y la creatividad en formatos son ajenos a cabezas que sólo entienden de copiar y pegar boletines y declaraciones oficiales, de chismes y rumores, de grillitas y grillotas.

Sólo Milenio, hace ya casi 20 años, quiso hacer mejor las cosas pero Carlos Marín sofocó el proyecto. Son casi insalvables, con excepción de contados esfuerzos que ojalá logren progresar (uno de ellos podría ser, por cierto, Milenio, ya sin Marín).

Desde la aparición de Proceso en 1976, lo mejor del periodismo en México se ha hecho desde los sectores independientes, los medios medianos y menores, los colectivos, los centros de investigación y los freelancers. Sin embargo, su virtud -la pequeñez que da agilidad e independencia- es también su limitación, porque sufre una crónica escasez de recursos, una desesperante falta de alcance y una mezquina negación de eco por parte de los grandes medios.

El Grupo Prisa apuesta por México. No lo hace por caridad pues sigue la ruta de oro de las empresas españolas, de los bancos y las constructoras, que encuentran en América las oportunidades que en la península escasean. 

Y no lo ha hecho de manera muy diferente: a veces se ha aliado con los poderes corruptos de cada país. El paso de Jan Martínez Ahrens como corresponsal jefe de El País en México, subordinando su cobertura al régimen de Peña Nieto al grado de publicar absurdas elegías de su esposa Angélica Rivera, es un ejemplo.

Foto: Andrea Murcia/ Cuartoscuro

En estos días, no parece que El País esté en vías de hacer algo parecido con el nuevo gobierno. Aunque alrededor de la 4T está surgiendo un microcosmos de prensa alineada, tan vulgar como la del PRI y del PAN pero de menor nivel, la indisposición a despilfarrar el presupuesto de publicidad oficial al estilo pasado abre las vías para una independencia del gobierno federal, aunque no de los estatales ni de los poderes fácticos.

El País es en sí mismo un poder fáctico en España, con intereses empresariales y políticos que lo hacen cargarse al centro-progresismo con marcadas oscilaciones al centro-derecha.

Pero es cierto que, de nuevo hablando de grandes medios, está reinventándose con voluntad de innovar en el periodismo y, si Grupo Prisa sobrevive a sus enormes deudas -para lo cual cuenta con el mercado mexicano y latinoamericano- y su dirección editorial asegura un equilibrio entre los intereses de su matriz y su vocación periodística, el diario podría consolidarse como la opción preferente entre grandes medios para los lectores de buen periodismo en este hemisferio.

Competirá con el periodismo independiente, sin duda. Pero cuando el periodismo se despoja de egos e intereses y pone por delante el servicio social, la competencia se convierte en colaboración. Ese debería ser un camino.

Yo sé que entre los más inteligentes y honestos seguidores de López Obrador hay reticencias significativas hacia El País (entre los fanáticos y los más amlistas que AMLO, es odio irrefrenable). Ellos deberían tener en cuenta que, si ha de avanzar con éxito, la 4T necesita de una prensa crítica profesional que esté atenta a señalar errores, desviaciones y traiciones que se dan en todo proyecto y que suelen descarrilarlos. Una prensa crítica profesional que se ha perdido, por ejemplo, en Reforma cuando la dirección dejó de ser ocupada por un periodista y pasó a manos del activista Juan Pardinas. Una prensa crítica profesional que apenas tiene presencia en otros grandes medios y que no puede quedarse encerrada en el periodismo independiente.

El País México puede avanzar en esa dirección.

A los más nacionalistas, les dará escozor que esta alternativa venga desde España. Pero al contrario de hace 500 años, ellos no vienen a imponer nada por la fuerza de la espada. Llegan porque hay un vacío enorme, el que ha dejado la negligencia de los dueños de los grandes medios y de los comunicadores que ellos encumbraron, que en su generalidad ostentan la marca de la corrupción.

Un vacío que el periodismo independiente sólo ha logrado cubrir en parte. Y que México, su sociedad, necesita llenar. El País puede echarnos no una espada ni una cruz, sino una buena mano. 

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