“El estigma de que en México no hay migración ya está fuera de uso”: Rose Mary Salum

La escritora publica la antología ‘Medio Oriente en México’, donde reúne textos relatan el proceso de integración de familias procedentes de aquella parte del mundo al país.

mayo 1, 2025 12:08 pm Published by

Por Héctor González

Las primeras migraciones importantes de origen árabe a México datan del siglo XIX. Desde entonces el flujo se ha mantenido con más o menos intensidad. Con el objetivo de rastrear y conocer la forma en que estas familias y sus descendientes se integraron a una nueva cultura, Rose Mary Salum (México, 1961), convocó a un conjunto de narradores de ascendencia árabe para escribir al respecto.

Resultado de esta invitación es Medio Oriente en México (Literal Publishing), volumen que cuenta con relatos y testimonios de autores como Mónica Mansur, Bárbara Jacobs, Carlos Martínez Assad, Jeannette L. Clariond y Naief Yehya.

¿Cómo nace la idea de esta antología del Medio Oriente en México?

La antología surge porque es parte de una serie de estudios que realizo desde 2010. Primero hice una antología de escritores latinoamericanos de origen árabe y judío. Posteriormente, hice otra de escritores latinoamericanos de origen árabe para la revista neoyorkina Hostos Review. En paralelo he participado en varios proyectos con instituciones como la Universidad de UCLA sobre migraciones. De modo, que este libro me parece un paso natural.

Tú lo sabes mejor, pero me parece que no hay mucha literatura que recoja testimonios y el proceso de adaptación de familias árabes en México.

La antología está dividida en dos partes: ficción y textos relacionados con la autoficción. Es verdad que no hay mucho material. Varias de las aproximaciones a estos temas se hacen de manera frontal, pero otras de manera subyacente, es decir, está presente la idea de la emigración, de la no pertenencia y de las tradiciones, de cómo se es visto a los ojos de los mismos compatriotas. Por eso me pareció interesante hacer esta reunión. Desde luego hay otros escritores también de origen árabe, pero son más bien ya periodistas y no narradores de ficción. Me parecía hacía falta un libro que estudiara, aglutinara y presentara a estos escritores.

Algo que muestra la lectura de estos textos es que no necesariamente fue fácil ser aceptados en México.

Fue una recepción bastante ruda, ¿no? Muchos de ellos, la mayoría, llegaron con el pasaporte otomano. Más adelante se fueron dividiendo o subdividiendo los países del Medio Oriente hasta conformar la región que conocemos ahora. Luego estaba el idioma, la forma de vestir, el modo de hablar y ciertas tradiciones. Además, estaba el hecho de que muchos de esos inmigrantes en primer lugar se dedicaran a la venta en mercados o establecimientos no necesariamente formales. Incluso, hubo presidentes, entre ellos Porfirio Díaz, que apretaron las tuercas para evitar que ellos tuvieran este tipo de negocios considerados informales. Por eso la migración en la parte económica se fue hacia los textiles y otras empresas que se vieron obligadas por nuevas leyes casi dirigidas a estas comunidades. Entonces digamos que es una migración sui generis, muy distinta a la española. Sin embargo y hasta cierto punto tuvo un final relativamente feliz, porque pudo salir adelante e integrarse al país de forma relativamente natural.

Pero que sacrificó en muchos casos el idioma.

Es verdad, muchas familias perdieron el idioma. Hay estudios que hablan de cómo en las terceras generaciones de las migraciones es cuando se pierden el idioma, pero en este caso fue casi de inmediato porque era tan fuerte la discriminación que no querían ser vistos como ese otro que llega al país a invadir o a tomar ventaja. En ese caso el idioma se fue perdiendo casi desde la primera y segunda generación.

¿Qué te descubrió la lectura de estos textos?

Por un lado, hay cierta visión muy específica que no me resultó ajena. Pude constatar cómo en el ámbito literario y en la escritura transpiran estas formas de ver el mundo, Pero hay también una actitud en cuestión de la familia y de las tradiciones, un poco huraña frente a cómo se va a ser recibido, cómo se es percibido. Por ejemplo, en uno de los primeros cuentos, el de Mónica Mansur, inmediatamente se impone este adjetivo de terrorismo. Hay un conjunto de problemáticas que se viven cuando uno es inmigrante y se filtran en los relatos para entretejerse con la historia principal que se está contando y que a su vez son el hilo conductor del libro.

También hay reflexión alrededor del racismo que hay en México y que se contrapone con el mito de que es un país receptivo con el migrante.

Me encanta que seas tú quien lo menciones porque hay dos tipos de estigma. El primero es que en México no hay migración, claro que la hay, pero todavía hay quienes pretenden mostrar hacia el exterior que es no es un país inmigrante sino mestizo. Ese estereotipo ya está totalmente fuera de uso. El segundo, es el de que en México sea acoge a la gente. En muchas ocasiones el racismo se disfraza de clasismo, frente a esa otra edad, a ese otro color de piel, esa otra forma de hablar, esas costumbres. Por supuesto, en cierto modo es normal que se marque una diferencia cuando llega alguien con costumbres ajenas, pero en México respecto a los migrantes de Medio Oriente se mantuvo de forma sistemática durante muchos años, hasta que por fin pudieron sentirse integrados.

 

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